Estado y Educación. Luis B. Prieto F..pdf - concursoscultca
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importante, se desentiende con frecuencia de este aspecto de su profesión y<br />
se pone al servicio de la clase pudiente, que le proporciona mayores ingresos…<br />
Algo similar ocurre con los arquitectos y abogados que miden su éxito<br />
por el monto de las retribuciones. Y la mayoría de la población carece de<br />
los servicios de aquellos profesionales que se formaron gracias al esfuerzo<br />
de todo el país” 9 .<br />
No obstante lo dicho, y aun cuando ello pueda chocar con las formas<br />
más refinadas de concebir al hombre, lo cierto es que el industrialismo creciente<br />
pide hombres de oficio, técnicos, en los que la ciencia tiene un sentido<br />
instrumental y todo cuanto en ésta no satisfaga a esa manera de pensar<br />
resulta inútil. Sin embargo debería considerarse el criterio de W. H.<br />
Kilpatrick 10 , quien fija como objetivo de la educación, en un tiempo de<br />
mudanzas, formar espíritus capaces de adaptarse a los cambios sucesivos<br />
que se producen en el mundo, para corresponder a las exigencias del<br />
momento y que podrían conducir a lo que la UNESCO ha denominado<br />
reciclaje.“En un mundo sacudido por mutaciones, tenemos necesidad, más<br />
que de otra cosa cualquiera, de una elevada capacidad para el ajustamiento<br />
a circunstancias nuevas, de capacidad de innovación. Las soluciones a que<br />
arribamos hoy estarán ultra-pasadas mañana. Solamente la alta competencia<br />
y la buena educación equipan al hombre para la continua búsqueda de<br />
soluciones nuevas” 11 .<br />
La universidad de hoy debe formar a ese hombre del quehacer, pero<br />
procurando establecer cierto equilibrio por el suministro de un saber que<br />
le ayuda a comprender el sentido y alcance de la ciencia como un conjunto<br />
de relaciones dentro de las cuales cae el saber del oficio, pero también<br />
el grande e impostergable oficio de ser hombre, que es primordial, porque<br />
primero es el ser de la personalidad que las obras en que ella participa.<br />
Es decir, junto a una cultura general debe administrarse el saber espe-<br />
9. Risieri Frondizi. La Universidad en un mundo de tensiones. Misión de las Universidades en<br />
América Latina. Paidós. Biblioteca de <strong>Educación</strong> contemporánea. Buenos Aires, 1971, págs.<br />
241 y 242. 10.<br />
10. W. H. Kilpatrick. Educaçao para uma civilizaçao en Mudança, 2 a edición. Ediçoes<br />
Melhoramento, São Paulo. Brasil.<br />
11. John W. Gardner, cita de Frederick Harbison y Charles A. Myers. Ob. cit., pág. 31.<br />
218 EL ESTADO Y LA EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA