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investigación sobre la vida de jesús - bibliotecacatolicadigital.org

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Se pue<strong>de</strong> concluir, por consiguiente, que <strong>la</strong> intensidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> expectaciónescatológica es inimaginable sin <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> transformación. La resurrecciónno es más que un caso especial <strong>de</strong> transformación, <strong>la</strong> forma concreta en quelos que han muerto acce<strong>de</strong>n a <strong>la</strong> transformación. Resurrección, transformacióny parusía son realida<strong>de</strong>s concomitantes y sucesivas <strong>de</strong> un mismo acto. Porello es <strong>de</strong>l todo indiferente que alguien pierda <strong>la</strong> <strong>vida</strong> inmediatamente antes <strong>de</strong>que se produzca <strong>la</strong> parusía, pues, si está pre<strong>de</strong>stinado «ganará su <strong>vida</strong>»; paraese tal eso significará únicamente que en lugar <strong>de</strong> ser transformado con los vivientes,lo será con los muertos.¿Qué <strong>de</strong>stino le estaba reservado al futuro Hijo <strong>de</strong>l Hombre en <strong>la</strong> angustiamesiánica? Parece que también ese personaje estaba <strong>de</strong>stinado a <strong>la</strong> persecucióny los sufrimientos. Jesús afirma que los que <strong>de</strong>seen salvarse tienen quetomar su cruz y seguirlo (Mt 10,38), estar dispuestos a per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> <strong>vida</strong> por sucausa; dice a<strong>de</strong>más que él reconocerá ante su Padre <strong>de</strong>l cielo sólo a quienes lereconozcan a él en esa época terrible (Mt 10,32). Ese era también el tenor <strong>de</strong><strong>la</strong> bienaventuranza pronunciada en el Sermón <strong>de</strong> <strong>la</strong> Montaña <strong>sobre</strong> aquellosque fueran vituperados y perseguidos por su causa (Mt 5,11 Y12). Puesto quetiene que reinar, también él <strong>de</strong>be sufrir <strong>la</strong> humil<strong>la</strong>ción más tremenda. De ahínace el peligro <strong>de</strong> que los suyos se escandalicen por su causa. Así se explican<strong>la</strong>s últimas pa<strong>la</strong>bras <strong>sobre</strong> el Bautista, pronunciadas por Jesús precisamente enel momento en que envía a los discípulos: bienaventurado el que no se escandalicepor mi causa (Mt 11,6).Jesús se esfuerza porque los otros se vayan haciendo a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que, en <strong>la</strong>angustia fmal, pue<strong>de</strong>n llegar incluso a per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> <strong>vida</strong>; ello quiere <strong>de</strong>cir que esamisma posibilidad existía también para él en un grado aún mayor. En <strong>la</strong> enigmáticaafirmación <strong>sobre</strong> el ayuno que <strong>de</strong>ben observar los discípulos cuando lessea arrebatado el esposo (Mc 2,20), se escon<strong>de</strong> tal vez una indicación <strong>de</strong> <strong>la</strong>sexpectativas <strong>de</strong> Jesús <strong>sobre</strong> su porpio <strong>de</strong>stino. Si esto es así, en su concienciamesiánica se hal<strong>la</strong>ba incluída <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> pasión,muerte y resurrección. Con todo, 10 que sí es evi<strong>de</strong>nte es que, cuando envió alos discípulos a <strong>la</strong> misión, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> pasión formaba parte <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong>lreino <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l secreto mesiánico; Jesús y los elegidos tenían que ser sometidosen «tentación» a <strong>la</strong>s potencias pecaminosas <strong>de</strong>l mundo, que se levantaríanen <strong>la</strong> lucha mortal. Si Dios lo había dispuesto así, esa lucha podía conducirhasta <strong>la</strong> misma muerte. Ni para él ni para los <strong>de</strong>más tenía <strong>de</strong>masiada importanciasaber si iban a vivir <strong>la</strong> parusía como transtigurados O como muertosy resucitados.¿Cómo pudo permanecer oculta <strong>la</strong> conciencia <strong>de</strong> Jesús? Los mi<strong>la</strong>gros notenían nada que ver con su mesianidad, pues nadie esperaba que el soberano<strong>de</strong>l reino se manifestara como un taumaturgo y mucho menos que una manifestación<strong>de</strong> ese tipo tuviera lugar en este eón. Todo lo contrario: el gran mi<strong>la</strong>grohubiera consistido en que alguien reconociera al mesías en un hombretaumaturgo. Ni siquiera los gritos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios, que <strong>de</strong>nunciaban esa con-

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