del aprendizaje
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con sus hijos. Esta perspectiva defiende que los padres<br />
cambien sus métodos en función <strong>del</strong> niño y de<br />
la situación. Se considera a los niños competentes<br />
para tomar sus propias decisiones como agentes con<br />
respecto a su evaluación de la imparcialidad y la intención<br />
parental. Se espera que los padres determinen<br />
metas de socialización para sus hijos y que elijan<br />
cuándo las metas son “no negociables” y cuándo<br />
cabe la obediencia parcial (Grusec, Goodnow y Kuczynski,<br />
2000).<br />
La creciente capacidad de acción entre los niños mayores<br />
se puede observar en un cambio en su pensamiento<br />
para centrarse más en la independencia y la<br />
consciencia de sí mismo, y una importancia social a<br />
sus pares cada vez mayor que la que dan a sus padres.<br />
La influencia de los padres durante este período<br />
se aleja de la escuela y la vida social y se ciñe más al<br />
hogar, como se muestra al rechazar la participación<br />
formal de los padres en actividades escolares tales<br />
como los deberes (Crosnoe, 2001; Eccles y Harold,<br />
1996). Durante la adolescencia, la influencia de la<br />
familia sobre el <strong>aprendizaje</strong> está situada sobre todo<br />
en los tipos de comportamientos y actividades que<br />
se rigen por normas y valores de la familia, donde<br />
el involucramiento de los padres se concentra en las<br />
actividades educativas de apoyo más que en aquellas<br />
que involucran directamente la acción de los padres.<br />
La capacidad de acción se puede entender a través<br />
<strong>del</strong> análisis sobre cómo los padres trasladan esta capacidad<br />
a sus hijos (Lerner y Steinberg, 2004), cómo<br />
los padres traducen valores sobre la escuela a sus<br />
hijos (Hektner y Asakawa, 2000; Rathunde, Carroll<br />
y Huang, 2000; Steinberg, 1996) y cómo los padres<br />
preparan a sus hijos al elaborar estrategias sobre sus<br />
metas educativas. Schneider y Stevenson (1999) señalan<br />
que si solo nos centramos en el involucramiento<br />
de los padres en la escuela, la disciplina y la participación<br />
en actividades extracurriculares, ignoramos<br />
aspectos cruciales sobre cómo los padres pueden<br />
proporcionar oportunidades de trasferir la capacidad<br />
de acción a sus hijos adolescentes de modo que los<br />
adolescentes se sientan autorizados y responsables<br />
de planear su propio futuro. El <strong>aprendizaje</strong> óptimo<br />
para los adolescentes incluye la transferencia de la<br />
capacidad de acción, pero esto se debe acompañar<br />
de información sensata y una serie de redes de seguridad<br />
que faciliten la transición a la edad adulta. Estos<br />
pasos incluyen ayudar a los adolescentes a perseguir<br />
sus propios intereses, adquirir información con<br />
respecto a oportunidades después de la escuela secundaria,<br />
involucrarse en comunicaciones regulares<br />
sobre planes futuros y proporcionarles oportunidades<br />
realistas para aprender sobre carreras y los requisitos<br />
educativos para alcanzarlas.<br />
Mediar la influencia de los compañeros<br />
Una manera vinculante por la cual las familias están<br />
implicadas en el proceso de <strong>aprendizaje</strong> consiste<br />
en mediar la influencia de los compañeros. Los<br />
entornos familiares pueden servir de protección<br />
contra asociaciones dañinas con los pares y otros<br />
adultos, o bien ser potencialmente factor de riesgo,<br />
dependiendo de cómo esté estructurada la dinámica<br />
familiar. Los padres pueden ser una influencia<br />
especialmente fuerte en la determinación de los<br />
patrones de amistad de los niños (Coleman, 1988):<br />
pueden disuadir a sus hijos de forjar relaciones<br />
con pares a los que perciben como problemáticos<br />
informándose sobre los amigos de sus hijos y si<br />
comparten valores y aspiraciones similares (Crosnoe,<br />
Erickson y Dornbusch, 2002; Kemp y otros, 2006;<br />
Offer y Schneider, 2007). Estas acciones de los<br />
padres tienden a ser eficaces solamente cuando<br />
las familias son parte de una comunidad entera que<br />
comparte ideologías y prácticas de crianza de niños<br />
(Furstenberg y otros, 1999; Harris, 1995).<br />
La naturaleza <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>: Usando la investigación para inspirar la práctica 197