del aprendizaje
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Las familias también pueden desempeñar un rol<br />
importante en la creación de entornos que promuevan<br />
la exposición temprana a las capacidades numéricas.<br />
Uno de los predictores principales <strong>del</strong> futuro éxito<br />
académico en la escuela es la adquisición de<br />
capacidades tempranas en matemáticas —los tipos<br />
de capacidades numéricas que los niños aprenden<br />
antes de entrar al jardín de infantes— (Duncan y otros,<br />
2007; Kaufmann y otros, 2005). La investigación de<br />
la neuroimagen demuestra vínculos fuertes entre la<br />
actividad <strong>del</strong> cerebro que implica el razonamiento<br />
numérico y la que implica el razonamiento espacial<br />
(Dehaene y otros, 1999). Estos descubrimientos<br />
aconsejan el uso de representaciones concretas<br />
de principios matemáticos abstractos cuando se<br />
interactúa con niños pequeños, incluido el uso de<br />
manipulaciones tales como bloques, barras y juegos<br />
de mesa (Case y otros, 1996; Zhou y otros, 2006).<br />
Para que los niños adquieran capacidades numéricas,<br />
las familias necesitan prestar especial atención a<br />
proporcionar herramientas explícitas que ayuden<br />
al desarrollo <strong>del</strong> conocimiento y el razonamiento<br />
matemáticos.<br />
Desarrollo no cognitivo:<br />
motivación, participación y ayuda social<br />
Es más probable que los niños aprendan cuando<br />
provienen de entornos familiares estructurados en<br />
los que los padres indican las expectativas sobre<br />
el <strong>aprendizaje</strong> y las adaptan a las necesidades<br />
específicas y la personalidad <strong>del</strong> niño (Downey, 2002;<br />
Maccoby y Martin, 1983; Neuenschwander y otros,<br />
2007; Steinberg, 1996). Aunque estas prácticas<br />
de crianza parecen estar generalmente asociadas<br />
al desempeño académico, los investigadores<br />
destacan otros estados emocionales —tales como<br />
la competencia, la individualidad e independencia, y<br />
la resistencia— que también pueden promover los<br />
padres, particularmente aquellos de clase media y<br />
alta (Abu-Hilal, 2001; Kohn, 1986; Kusserow, 2004;<br />
Lareau, 2003; Robbins, 2006). Para que los niños<br />
aprendan de manera óptima, puede no ser suficiente<br />
que sean “cultos” —también necesitan que se los<br />
anime a aprender a competir con los demás de una<br />
manera sana, persiguiendo las metas aun cuando<br />
sean difíciles y desarrollándose como individuos con<br />
personalidades distintas que funcionan fuera <strong>del</strong><br />
alcance de sus padres.<br />
La relación entre padres e hijos cambia<br />
sustancialmente en los años de la adolescencia,<br />
en los que los adolescentes comienzan a asumir<br />
más independencia y la mayoría de los padres se<br />
abstiene de supervisar directamente sus actividades<br />
dentro y fuera de la escuela. Durante esta etapa los<br />
adolescentes son más conscientes de las acciones<br />
de sus padres, así como de sus motivaciones y sus<br />
valores de referencia. Los adolescentes analizan e<br />
interpretan las acciones y actitudes de sus padres,<br />
creando un entorno en que reaccionan positiva o<br />
negativamente a las posiciones y decisiones que<br />
toman sus padres. La perspectiva de “ajuste etapaentorno”<br />
definida por Eccles y otros (1993) sugiere<br />
que es durante la adolescencia cuando es más<br />
importante alcanzar una buena correspondencia entre<br />
las estructuras de una situación dada (en este caso,<br />
el entorno familiar) y las necesidades percibidas <strong>del</strong><br />
adolescente (Eccles y otros, 1993, 1997; Goldstein,<br />
Davis-Kean y Eccles, 2005; Gutman y Eccles, 2007).<br />
Aunque mucho <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong> formal basado en<br />
asignaturas ocurre en las escuelas, las familias<br />
pueden ser instrumentales en el desarrollo de los<br />
valores y las actitudes que animan al estudiante<br />
a que se involucre, esté motivado y consiga el<br />
éxito en el <strong>aprendizaje</strong>. Ayudar con los deberes es<br />
uno de esos comportamientos que mo<strong>del</strong>an, en<br />
el que los padres no sólo refuerzan los temas y<br />
los conceptos aprendidos en la escuela (Hoover-<br />
Dempsey y otros, 2001; Xu y Yuan, 2003), sino que<br />
La naturaleza <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>: Usando la investigación para inspirar la práctica 201