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del aprendizaje

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orgullo y satisfacción. Según Weiner (2007), uno<br />

mismo debe atribuirse el éxito y esto implica<br />

recordar éxitos anteriores o hacer comparaciones<br />

con una norma social. Este autor mantiene que los<br />

estudiantes experimentan emociones positivas<br />

cuando atribuyen el éxito a causas estables e<br />

internas (p. ej., capacidad y persistencia) y el<br />

fracaso a causas variables y externas (p. ej., mala<br />

suerte, estar cansado, no contar con suficiente<br />

tiempo o ayuda). Tales patrones de atribución<br />

disminuyen las emociones negativas cuando el<br />

desempeño <strong>del</strong> estudiante es bajo. En su lugar,<br />

los estudiantes mostrarán emociones sociales<br />

(decepción, cólera) hacia las posibles causas de<br />

su fracaso, por ejemplo, “el docente no nos dio<br />

tiempo suficiente para acabar la tarea”. Esto es<br />

un estilo de atribución sano porque permite que<br />

los estudiantes codifiquen la tarea de <strong>aprendizaje</strong><br />

en un sistema positivo de asociaciones: se<br />

establece una concepción positiva de sí mismo,<br />

lo que desencadenará reacciones favorables en<br />

situaciones comparables en el futuro.<br />

Los otros estudiantes pueden considerar improcedentes<br />

las emociones positivas injustificadas. Por<br />

ejemplo, cuando alguien se muestra orgulloso de<br />

haber conseguido buenas notas después de haber<br />

copiado el trabajo de otro los demás estudiantes<br />

se ofenden; piensan que sería más apropiado<br />

mostrarse aliviado o agradecido. Las emociones<br />

positivas provocadas por la tarea o el contexto<br />

pueden evaporarse rápidamente, pero también<br />

pueden convertirse en un interés personal bajo<br />

las circunstancias adecuadas. El interés circunstancial<br />

estimulado que se mantiene a través <strong>del</strong><br />

tiempo da lugar al interés personal; esto sucede<br />

dentro de un contexto educativo que permite una<br />

comprensión elaborada <strong>del</strong> contenido <strong>del</strong> curso<br />

que hay que desarrollar. El interés personal se<br />

considera así como la motivación intrínseca para<br />

una asignatura escolar. Según los estudiantes motivados<br />

intrínsecamente, las sensaciones positivas<br />

se desencadenan automáticamente cuando participan<br />

en tareas sobre dicha asignatura escolar, a<br />

condición de que puedan trabajar con cierta autonomía<br />

(véase el principio clave número 8). Un metaanálisis<br />

de Cameron y Pierce (1994) demostró<br />

que recompensar extrínsecamente por algo que<br />

los estudiantes habrían hecho de todos modos<br />

disminuía la motivación intrínseca, provocando un<br />

efecto perjudicial sobre la creatividad, el esfuerzo<br />

y el desempeño.<br />

Principio clave número 5: Los estudiantes<br />

dirigen su atención lejos <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong><br />

cuando experimentan emociones negativas<br />

La ansiedad <strong>del</strong> desempeño es la emoción negativa<br />

más conocida en lo que se refiere al <strong>aprendizaje</strong>,<br />

pero otras son la vergüenza, el aburrimiento,<br />

la cólera, la decepción y la desesperación. Las<br />

emociones negativas dan lugar a pensamientos<br />

(como en el ejemplo de Julia) que inhiben el<br />

desempeño. Las emociones negativas sacan<br />

información codificada de la memoria a largo<br />

plazo e indican al estudiante que algo no funciona<br />

(Bower, 1991). Esto da lugar a un estado de ánimo<br />

negativo y a valoraciones desfavorables sobre<br />

la tarea y cómo se está desempeñando. Las<br />

emociones negativas también pueden indicar que<br />

las necesidades psicológicas de competencia,<br />

autonomía y relaciones sociales <strong>del</strong> estudiante<br />

están frustradas.<br />

Según van avanzando en el sistema escolar,<br />

los niños son cada vez más conscientes de sus<br />

propias necesidades. Al mismo tiempo, se dan<br />

cuenta de los límites de su capacidad para realizar<br />

tareas escolares en relación con sus compañeros,<br />

lo que afecta a su autoestima. Weiner (1986,<br />

2007) y Covington (1992) han descrito el efecto<br />

devastador que pueden tener en su autoestima<br />

las reacciones de los estudiantes frente al fracaso,<br />

especialmente los que atribuyen el fracaso a<br />

causas estables e internas (“no soy capaz de<br />

La naturaleza <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>: Usando la investigación para inspirar la práctica 93

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