del aprendizaje
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[...] el conocimiento que está<br />
en la base de la dinámica<br />
social, que sustenta nuestra<br />
vida cotidiana, es un tipo de<br />
conocimiento académicamente<br />
válido, pero no está en la<br />
escuela.<br />
El enfoque epistemológico define el curriculum<br />
Así como el curriculum es uno de los ejes centrales<br />
de la propuesta educativa, de todos los elementos<br />
que él incluye, el que marca la impronta decisiva<br />
es su enfoque epistemológico ya que es en función<br />
de este que se toman las decisiones sobre los<br />
contenidos que incluirá, sobre su organización y sobre<br />
su secuencia. En términos generales, se entiende<br />
habitualmente que los sistemas escolares transmiten<br />
lo que se denomina el conocimiento ‘válido’, o sea<br />
aquellos saberes complejos que se requieren para<br />
la sustentabilidad de la sociedad, entendiendo por<br />
‘saberes complejos’ 19 un conjunto de elementos que<br />
conforman lo que en términos generales se puede<br />
denominar conocimiento científico.<br />
Los planes de estudio clásicos, los que se diseñaron<br />
en el origen de los sistemas escolares, fueron elaborados<br />
partir de la matriz de la ciencia positiva y por<br />
ello su organización respetó la división de la realidad<br />
en campos disciplinares bien recortados. La transformación<br />
de los planes de estudio/programas en documentos<br />
curriculares, que significó la conformación<br />
de una mirada mucho más completa de la propuesta<br />
de enseñanza integrando dimensiones hasta ese momento<br />
descuidadas, como los procesos de desarrollo<br />
evolutivo de los estudiantes por ejemplo, no alteró<br />
este esquema original heredado <strong>del</strong> enfoque positivista<br />
de entender la realidad en compartimentos estancos.<br />
De ahí que los documentos curriculares, si<br />
bien frecuentemente se están reorganizando en la<br />
dimensión vertical (hoy se habla <strong>del</strong> curriculum por<br />
ciclos o <strong>del</strong> curriculum K-12), en su estructura de contenidos<br />
han seguido reproduciendo el mo<strong>del</strong>o de las<br />
disciplinas discretas y separadas.<br />
Con este supuesto, nos inclinamos a pensar que un<br />
problema que sería adecuado enfrentar en la actualidad<br />
en relación con el currículo es preguntarse por la<br />
consistencia entre el conocimiento socialmente válido<br />
y el conocimiento académicamente válido. Y eso<br />
porque en la sociedad <strong>del</strong> conocimiento y en la vida<br />
cotidiana actual el conocimiento que está en la base<br />
de la dinámica social, que sustenta nuestra vida cotidiana,<br />
es un tipo de conocimiento académicamente<br />
válido, pero no está en la escuela. Para comprobarlo,<br />
preguntémonos cuál es el conocimiento que está en<br />
la base de los dispositivos cotidianos que afectan la<br />
vida de todos los días, tanto en los aspectos domésticos<br />
(el horno a microondas, el GPS, Internet, la televisión,<br />
etc.), como en la base de los avances en el campo<br />
de la salud (la ‘medicina nuclear’, los diagnósticos<br />
con técnicas como ecografías, resonancias magnéticas,<br />
tomografías, etc.), o de los entretenimientos<br />
(juegos electrónicos, por ejemplo). De manera que<br />
seguir pensando el curriculum desde el enfoque de<br />
19 Los saberes no complejos se transmiten a través de otros medios de socialización, como la familia, los grupos de pares, etc.<br />
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