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del aprendizaje

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ados por sobre lo disciplinar. En México también el<br />

último documento curricular, el Plan de Estudios de<br />

Básica (2011), se halla organizado a través de campos<br />

formativos que están orientados al desarrollo de<br />

competencias y no tienen un enfoque taxativo sino<br />

orientador. Por su parte, las Bases Curriculares de<br />

Chile establecen Objetivos de Aprendizaje, en términos<br />

de cuáles serán los desempeños <strong>del</strong> alumno<br />

que permitirán verificar los logros. El diseño curricular<br />

de la Educación General Básica y de Bachillerato de<br />

Ecuador, aunque ha elegido una denominación propia<br />

para referirse a las competencias (destrezas con criterios<br />

de desempeño), se fundamenta en un enfoque<br />

similar, centrado en el <strong>aprendizaje</strong> y saber hacer de<br />

los estudiantes y en resultados más o menos concretos<br />

y verificables.” (Vezub, 2014).<br />

Áreas o disciplinas<br />

La disyuntiva entre áreas o disciplinas es una de las<br />

cuestiones que están en el centro de la discusión<br />

entre el paradigma clásico de la ciencia positiva, que<br />

favoreció el enfoque por disciplinas, y el de la complejidad,<br />

que sostiene una visión sistémica de la realidad<br />

en la cual no existen cercos o separaciones. Y esto<br />

es porque “en el ‘mundo real’ las situaciones y los<br />

procesos no se presentan de manera que puedan ser<br />

clasificados por su correspondencia con alguna disciplina<br />

en particular. En este sentido es que podemos<br />

hablar de una realidad compleja. Un sistema complejo<br />

es una representación de un recorte de esa realidad,<br />

conceptualizado como una totalidad organizada<br />

(de ahí la denominación de sistema) en la cual los elementos<br />

no son ‘separables’ y, por lo tanto, no pueden<br />

ser estudiados aisladamente.” 24 (García, 2006: 21).<br />

El curriculum por asignaturas suele presentar dificultades<br />

para acomodarse y explicar los problemas<br />

o cuestiones más cotidianas. El alumnado no capta<br />

las relaciones entre los diversos campos temáticos<br />

y tampoco se proporcionan soportes para poder hacerlo.<br />

La presentación de una cultura organizada en<br />

disciplinas no favorece plantearse visiones más holísticas<br />

<strong>del</strong> conocimiento, ni metodologías de investigación<br />

interdisciplinarias para intervenir en la realidad.<br />

También dificulta prestar atención a las ideas y cuestiones<br />

que cruzan a través o trascienden los límites<br />

de las disciplinas como por ejemplo el desarme, la<br />

militarización de la sociedad, los conflictos armados<br />

en el mundo, la crisis energética, el hambre y la pobreza,<br />

los conflictos raciales y étnicos, las drogas,<br />

la contaminación, el calentamiento global, etc. Una<br />

forma de organización y de desarrollo curricular más<br />

integrada puede prestar atención a las preocupaciones<br />

antes citadas con mucha más facilidad ya que<br />

puede trabajar organizado en proyectos curriculares<br />

y unidades didácticas diversas que respondan a esos<br />

núcleos de interés.<br />

Ya se ha visto que el movimiento de cambio curricular<br />

en América Latina, y también en otras regiones, transita<br />

por la tensión entre organizar sus contenidos por<br />

áreas, temas o disciplinas y esta es una tensión iterativa,<br />

que se acerca a las diferentes formas y vuelve<br />

a su camino anterior. En varios casos, un curriculum<br />

se diseña con una lógica, pero luego se desdice y<br />

vuelve para atrás. En todo caso, “la organización <strong>del</strong><br />

conocimiento por áreas es una de las tendencias que<br />

se afirman en la región, aun cuando las asignaturas siguen<br />

teniendo un peso fundamental en el curriculum.<br />

En el caso chileno, por ejemplo, se definió una “malla<br />

curricular” para la enseñanza básica y la secundaria,<br />

24 Italica y negrita en el original.<br />

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