del aprendizaje
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Existen marcadas diferencias<br />
individuales en las preferencias<br />
<strong>del</strong> estudiante según el tipo<br />
y la intensidad <strong>del</strong> apoyo<br />
estructural, motivacional,<br />
social y emocional, lo que<br />
imposibilita especificar<br />
las tareas y los entornos<br />
más atrayentes para cada<br />
estudiante.<br />
Diversas situaciones educativas proporcionan diversos<br />
niveles de apoyo estructural, motivacional,<br />
social y emocional. Las tareas seleccionadas por<br />
los docentes y el ambiente de <strong>aprendizaje</strong> en el<br />
que se encuentran motivan a los estudiantes de<br />
diferentes maneras. Los aspectos de la tarea de<br />
<strong>aprendizaje</strong> —novedad, diversidad, autenticidad,<br />
importancia, fantasía— pueden captar o no el interés<br />
<strong>del</strong> estudiante. La manera en que los docentes<br />
estructuran el <strong>aprendizaje</strong> y diseñan el entorno<br />
social puede ayudar o no a mantener el interés.<br />
Ya me he referido a los aspectos <strong>del</strong> entorno de<br />
<strong>aprendizaje</strong> que intensifican una orientación de<br />
los objetivos hacia el desempeño (principio clave<br />
número 3), las prácticas educativas perjudiciales<br />
para el <strong>aprendizaje</strong> (principios clave números 2 y<br />
5) y los entornos que satisfacen las necesidades<br />
psicológicas (principio clave número 4).<br />
Los estudiantes aprenden mejor cuando los<br />
docentes atienden a las preferencias individuales,<br />
pero es difícil tener en cuenta todas estas<br />
preferencias. A algunos estudiantes les gusta<br />
más el trabajo colaborativo que el individual, pero<br />
solamente si se dan las condiciones correctas.<br />
Algunos se sienten frustrados cuando el docente<br />
les dice exactamente qué hacer mientras que<br />
otros se sienten amenazados cuando tienen que<br />
dirigir su propio <strong>aprendizaje</strong>. Existen marcadas<br />
diferencias individuales en las preferencias <strong>del</strong><br />
estudiante según el tipo y la intensidad <strong>del</strong> apoyo<br />
estructural, motivacional, social y emocional,<br />
lo que imposibilita especificar las tareas y los<br />
entornos más atrayentes para cada estudiante.<br />
Estudios recientes realizados en las aulas (p.<br />
ej., Nolen, 2007; Perry, Turner y Meyer, 2006)<br />
sugieren que las tareas son atractivas cuando los<br />
docentes y los estudiantes pueden manipularlas<br />
para satisfacer sus necesidades actuales de<br />
enseñanza y <strong>aprendizaje</strong>. Este enfoque se basa en<br />
cómo los estudiantes aprenden con eficacia. Esto<br />
implica que, en todo momento, los estudiantes<br />
y los docentes sepan quién regula el proceso de<br />
<strong>aprendizaje</strong>, si el docente (regulación externa), los<br />
alumnos (autorregulación) o ambos (regulación<br />
conjunta).<br />
Los docentes deben verificar si sus estudiantes<br />
responden bien a las instrucciones y pueden<br />
detectar en ellas quién debería asumir la<br />
responsabilidad primaria de diversos aspectos<br />
<strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>. La falta de comprensión de<br />
la interdependencia que el docente tenía en<br />
mente para una determinada actividad provoca<br />
frustración. Los estudiantes pueden sentir que<br />
las actividades de <strong>aprendizaje</strong> no aumentan su<br />
capacidad, que no les dan suficiente libertad o que<br />
se los obliga a trabajar en tareas poco auténticas,<br />
variadas, novedosas y pertinentes (Ryan y Deci,<br />
2000). Pueden encontrar las tareas demasiado<br />
difíciles para hacerlas solos, pero se toman a<br />
mal la ayuda que necesitan para llevarlas a cabo<br />
con éxito. Los estudiantes a los que se ayuda<br />
en exceso y se excluye <strong>del</strong> debate se muestran<br />
reticentes, usando estrategias como darse por<br />
vencidos, hacerse los tontos o negarse a colaborar<br />
(Nolen, 2007). Estas estrategias tienen un precio:<br />
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