del aprendizaje
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Puesto que el conocimiento y con él, el <strong>aprendizaje</strong>,<br />
se han vuelto fundamentales, la manera y el grado<br />
en que los conocimientos se adquieren han pasado<br />
a un primer plano. No obstante y como lo evidencia<br />
incluso este rápido resumen de acontecimientos importantes<br />
que afrontan las sociedades de comienzos<br />
<strong>del</strong> siglo XXI, las tendencias en sí mismas y los conocimientos,<br />
los valores y las actitudes que pueden<br />
aprenderse son complejos y multidimensionales.<br />
Sentar las bases para el <strong>aprendizaje</strong> a lo<br />
largo de toda la vida<br />
Estos poderosos factores económicos y sociales y la<br />
preocupación por el hecho de que la educación formal<br />
inicial es insuficiente por sí sola para responder<br />
a ellos han sustentado el surgimiento <strong>del</strong> concepto<br />
más amplio de “<strong>aprendizaje</strong> a lo largo de toda la vida”<br />
(ver p. ej., OCDE, 1996). Este concepto reconoce que<br />
el <strong>aprendizaje</strong> no es exclusivo de los primeros años,<br />
sino que continúa durante toda la vida; reconoce que<br />
el <strong>aprendizaje</strong> tiene lugar no solo en las escuelas y las<br />
universidades, sino en diferentes entornos de <strong>aprendizaje</strong><br />
formal, no formal e informal. Diferentes argumentos<br />
pueden a<strong>del</strong>antarse en torno al <strong>aprendizaje</strong><br />
durante toda la vida (Istance y otros, 2002). Para algunos<br />
analistas, los argumentos económicos e instrumentales<br />
han dominado excesivamente el discurso<br />
político y nos recuerdan que el <strong>aprendizaje</strong> a lo largo<br />
de toda la vida debería reconocer igualmente “que<br />
cada persona tiene un potencial de <strong>aprendizaje</strong>” (Longworth<br />
y Davis, 1996: 21) y es “un ingrediente esencial<br />
para el crecimiento y el desarrollo de la persona”<br />
(Jarvis, 2009). En este espíritu, el minucioso <strong>aprendizaje</strong><br />
a largo de toda la vida debe considerarse como<br />
un medio no solo para dirigirse hacia una economía<br />
dinámica, sino también para la participación eficaz de<br />
la comunidad y la sociedad, la democracia participativa<br />
y para disfrutar de vidas con sentido.<br />
No obstante, la amplia extensión <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong> a lo<br />
largo de toda la vida así como el alcance y la calidad<br />
de la enseñanza inicial durante los años de formación<br />
son cruciales para el <strong>aprendizaje</strong> más a<strong>del</strong>ante en la<br />
vida (Gorard, 2009; Hargreaves, 2003). Los conocimientos,<br />
las habilidades, los valores y las actitudes<br />
adquiridos durante las primeras fases de la vida proporcionan<br />
la base para formar el hábito de aprender a<br />
lo largo de toda la vida. Por lo tanto, las escuelas son<br />
organizaciones clave de la sociedad <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>, si<br />
bien se ha tendido a ignorar su contribución para sentar<br />
las bases <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong> a lo largo de toda la vida.<br />
Una razón importante de ello es que gran parte <strong>del</strong><br />
discurso educativo está concentrado en las escuelas,<br />
por lo que los partidarios <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong> durante toda<br />
la vida han decidido enfocarse en las edades y etapas<br />
posteriores. Paradójicamente, el resultado es que se<br />
olvida la verdadera ambición <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong> para toda<br />
la vida, que debe ir “de la cuna a la tumba”, y se lo<br />
equipara implícitamente a la prolongación de la educación<br />
y formación terciarias (OCDE, 2005).<br />
¿Qué significa sentar las bases para el <strong>aprendizaje</strong> a<br />
lo largo de toda la vida? Para medir el éxito de las escuelas<br />
en conseguirlo, un parámetro clave es el grado<br />
en que dotan a los jóvenes tanto de una verdadera<br />
base de conocimientos como de las competencias<br />
<strong>del</strong> siglo XXI que se esbozan a continuación.<br />
Competencias <strong>del</strong> siglo XXI<br />
Las principales tendencias en las sociedades y las<br />
economías esbozadas más arriba han centrado su<br />
atención cada vez más en los exigentes tipos de<br />
<strong>aprendizaje</strong> que pueden resumirse como “habilidades<br />
o competencias <strong>del</strong> siglo XXI”. Esto nos lleva a<br />
la atención que se ha puesto en los “resultados” y<br />
al poco interés en definir a qué resultados hay que<br />
otorgar prioridad. Las habilidades de pensamiento de<br />
orden superior son cada vez más esenciales en el lu-<br />
La naturaleza <strong>del</strong> <strong>aprendizaje</strong>: Usando la investigación para inspirar la práctica 21