03.06.2019 Views

Cementerio de animales - Stephen King

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Él tiritó, pero no <strong>de</strong>l frío. Fue una sensación <strong>de</strong> soledad lo que le hizo<br />

estremecerse. Era algo fuerte y perceptible, pero él no encontraba metáfora que<br />

lo concretara. Algo amorfo. Se sentía aislado, eso era: incapaz <strong>de</strong> conectar.<br />

Divisó a Jud al otro lado <strong>de</strong> la carretera, envuelto en su gran chaquetón ver<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> pluma. La capucha ribeteada <strong>de</strong> piel le sombreaba la cara. Allí, <strong>de</strong> pie en el<br />

helado jardín, parecía una estatua, otra cosa sin vida en aquel paisaje<br />

crepuscular, en el que no cantaba ni un pájaro.<br />

Cuando Louis iba a cruzar, Jud se movió haciéndole retroce<strong>de</strong>r con un<br />

a<strong>de</strong>mán. Le gritó algo que Louis no entendió porque el viento le zumbaba en los<br />

oídos. Louis dio un paso atrás, advirtiendo <strong>de</strong> pronto que el silbido <strong>de</strong>l viento había<br />

aumentado. Un instante <strong>de</strong>spués sonó un fuerte claxon y pasó rugiendo un<br />

camión <strong>de</strong> la Orinco, tan cerca que el aire le pegó los pantalones a las piernas.<br />

Caray, por poco no se había metido <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las ruedas.<br />

Cuando se dispuso otra vez a cruzar, miró en ambos sentidos. Sólo se veían las<br />

luces traseras <strong>de</strong> la cisterna que se diluían en la penumbra.<br />

—Creí que te pillaba el camión —dijo Jud—. Has <strong>de</strong> tener cuidado, Louis. —<br />

Ni aun estando tan cerca distinguía Louis las facciones <strong>de</strong> Jud, y persistía en él la<br />

extraña sensación <strong>de</strong> que aquella figura podía ser cualquiera.<br />

—¿Y Norma? —preguntó Louis, sin mirar el bulto peludo que estaba a los pies<br />

<strong>de</strong> Jud.<br />

—Se ha ido al oficio <strong>de</strong> Acción <strong>de</strong> Gracias —dijo Jud—. Y luego se quedará<br />

a la cena <strong>de</strong> la parroquia, imagino, aunque estoy seguro <strong>de</strong> que no va a probar<br />

bocado. No tiene apetito. —Una ráfaga <strong>de</strong> viento levantó la capucha y Louis vio<br />

que era Jud, en efecto. ¿Y quién podía ser, si no?—. No es más que una excusa<br />

para quedarse a cotorrear. No creo que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comilona <strong>de</strong>l mediodía,<br />

tomen más que unos bocadillos. Regresará a eso <strong>de</strong> las ocho.<br />

Louis se arrodilló para mirar al gato. « Que no sea Church —pensaba,<br />

mientras le volvía suavemente la cabeza con una mano enguantada—. Que sea<br />

otro gato. Ojalá Jud esté equivocado» .<br />

Pero era Church, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego. El animal no estaba reventado ni <strong>de</strong>sfigurado,<br />

como si le hubiera pasado por encima alguno <strong>de</strong> aquellos camiones-cisterna y<br />

gran<strong>de</strong>s remolques que circulaban por la carretera 15. (« ¿Y qué hacía aquel<br />

camión Orinco en la carretera el día <strong>de</strong> Acción <strong>de</strong> Gracias?» , se preguntó Louis<br />

distraídamente). Había quedado con los ojos entreabiertos, mates como dos<br />

canicas ver<strong>de</strong>s. Había sacado sangre por la boca; no mucha, la suficiente para<br />

mancharle su peto blanco.<br />

—¿Es el vuestro, Louis?<br />

—El nuestro —suspiró él.<br />

Por primera vez, advertía que también él quería a Church, no con el<br />

apasionamiento <strong>de</strong> Ellie, sino a su manera, distraídamente. Durante las semanas<br />

que siguieron al capado, Church cambió, se hizo lento y perezoso y engordó.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!