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Cementerio de animales - Stephen King

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codo, que se le había dormido, le dio un trallazo) y palpó el obstáculo.<br />

« Escaleras. Talladas en la roca. Tú sígueme. Cuando lleguemos arriba, fin <strong>de</strong><br />

la excursión» .<br />

Y Louis empezó a subir, y le volvió la euforia que, una vez más, disipó el<br />

cansancio… <strong>de</strong> forma momentánea. Contaba mentalmente los escalones<br />

mientras subía hacia el frío, entrando en aquel río incesante <strong>de</strong> viento, ahora más<br />

fuerte, que le agitaba las ropas y hacía sonar la lona que envolvía a Gage con<br />

<strong>de</strong>tonaciones secas como las <strong>de</strong> una vela <strong>de</strong>splegada.<br />

Levantó una vez la cabeza y vio un gran revoltijo <strong>de</strong> estrellas. No consiguió<br />

reconocer ninguna constelación y bajó la mirada, inquieto. A su lado estaba la<br />

pared rocosa, astillada, con estrías, quebradiza, insinuando aquí la forma <strong>de</strong> un<br />

barco, allí, la <strong>de</strong> un tejón, más allá, un rostro ceñudo, <strong>de</strong> ojos hundidos. Sólo los<br />

escalones que habían sido tallados en la roca eran lisos.<br />

Louis llegó a lo alto <strong>de</strong> la escalera y se quedó quieto, con la cabeza baja,<br />

oscilando, respirando con fatiga, como si sollozara. Sus pulmones eran como<br />

vejigas perforadas y le parecía tener una astilla clavada en el costado.<br />

El viento le bailaba entre el pelo y le rugía en los oídos como un dragón.<br />

Esta noche era más clara. ¿Estaba nublado la otra vez, o sería que él no quiso<br />

mirar? Ya no importaba. Pero ahora veía y lo que vio le hizo sentir otro<br />

escalofrío.<br />

Era igual que el <strong>Cementerio</strong> <strong>de</strong> Animales.<br />

« Pero eso y a lo sabías tú —se <strong>de</strong>cía al contemplar los montones <strong>de</strong> piedras<br />

que un día fueron “cairns”—. Lo sabías, o hubieras tenido que saberlo: no<br />

exactamente círculos concéntricos, sino una espiral…» .<br />

Sí, encima <strong>de</strong> aquella mesa <strong>de</strong> roca, <strong>de</strong> cara a la fría luz <strong>de</strong> las estrellas y a<br />

los oscuros espacios interestelares, había una espiral gigantesca, formada por<br />

Manos Varias, como habrían dicho los antiguos. Pero no se veían « cairns» ; todas<br />

las piedras estaban <strong>de</strong>sparramadas; habían rodado cuando lo que estaba<br />

enterrado <strong>de</strong>bajo volvió a la vida… y salió arañándolas. Sin embargo, las piedras<br />

habían quedado <strong>de</strong> manera que la forma <strong>de</strong> la espiral permanecía visible.<br />

« ¿Alguien habrá visto esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aire? —pensó Louis distraídamente,<br />

recordando los dibujos trazados en el <strong>de</strong>sierto por algunas tribus <strong>de</strong> indígenas <strong>de</strong><br />

América <strong>de</strong>l Sur—. ¿Y qué habrá pensado el que lo haya visto?» .<br />

Se arrodilló y <strong>de</strong>jó el cuerpo <strong>de</strong> Gage en el suelo, con un gemido <strong>de</strong> alivio.<br />

Por fin, su mente empezó a discurrir con más claridad. Sacó el cuchillo y<br />

cortó la cinta que ataba el pico y la pala. Las herramientas cayeron al suelo con<br />

ruido metálico. Louis se tendió <strong>de</strong> espaldas, con los brazos y las piernas<br />

extendidos y contempló las estrellas inexpresivamente.<br />

« ¿Qué era esa cosa <strong>de</strong>l bosque? Louis, Louis, ¿<strong>de</strong> verdad piensas que pue<strong>de</strong><br />

tener un buen <strong>de</strong>senlace una obra que tenga a semejante personaje en el<br />

reparto?» .

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