03.06.2019 Views

Cementerio de animales - Stephen King

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Lo siento —dijo por tercera vez—. Lo s…<br />

Entonces algo se movió en el piso <strong>de</strong> arriba, se oyó un roce y la palabra se le<br />

quedó en los labios. Fue un ruido leve y sigiloso, pero <strong>de</strong>liberado. Oh, sí, estaba<br />

seguro. Un sonido producido para que él lo oy era.<br />

Sus manos querían temblar, pero él no lo permitió. Se acercó a la mesa <strong>de</strong> la<br />

cocina, cubierta con su mantel <strong>de</strong> hule a cuadros, y metió la mano en el bolsillo.<br />

Sacó otras tres jeringuillas Becton-Dickinson, rasgó los envoltorios y las <strong>de</strong>jó<br />

cuidadosamente alineadas. Luego las llenó <strong>de</strong> morfina suficiente para matar a un<br />

caballo —o al toro « Hanratty » , si era necesario— y volvió a guardarlas en el<br />

bolsillo.<br />

Salió <strong>de</strong> la cocina, cruzó la sala y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pie <strong>de</strong> la escalera, llamó:<br />

—¿Gage?<br />

De las sombras <strong>de</strong>l piso <strong>de</strong> arriba brotó una risa apagada, una risa fría y sin<br />

alegría que puso un hormigueo en la espalda <strong>de</strong> Louis.<br />

Empezó a subir la escalera.<br />

Fue una ascensión muy larga. Igual <strong>de</strong> larga (y horriblemente corta) <strong>de</strong>bía <strong>de</strong><br />

parecer la escalera <strong>de</strong>l cadalso al con<strong>de</strong>nado que la subía con las manos atadas a<br />

la espalda, sabiendo que cuando no pudiera seguir silbando se mearía.<br />

Por fin llegó arriba y se paró mirando la pared, con una mano en el bolsillo.<br />

¿Cuánto rato estuvo así? No lo sabía. Ahora notaba cómo empezaba a<br />

resquebrajarse su razón. Era una sensación casi física. Era interesante.<br />

Imaginaba que así podría sentirse un árbol (suponiendo que los árboles sintieran)<br />

cargado <strong>de</strong> una gran masa <strong>de</strong> hielo, poco antes <strong>de</strong> ser tronchado por el vendaval.<br />

Resultaba interesante… y hasta divertido.<br />

—Gage, ¿quieres ir a Florida conmigo? —gritó al fin.<br />

Otra vez la risa.<br />

Louis se volvió y se encontró con el cuadro <strong>de</strong> su mujer —a la que un día él<br />

llevara una rosa entre los dientes— tendida en medio <strong>de</strong>l pasillo, muerta. Tenía<br />

las piernas abiertas, al igual que Jud y la espalda y la cabeza apoyadas contra la<br />

pared. Parecía una mujer que se hubiera quedado dormida mientras leía en la<br />

cama.<br />

Louis se acercó a ella.<br />

« Hola, amor mío —pensó—, has vuelto a casa» .<br />

La sangre había salpicado el papel <strong>de</strong> la pared <strong>de</strong> garabatos estúpidos. La<br />

habían apuñalado una docena <strong>de</strong> veces, o tal vez dos. Su bisturí había hecho el<br />

trabajo.<br />

De pronto, la vio, la vio realmente, y Louis Creed se puso a gritar.<br />

Sus gritos resonaban en las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquella casa, en la que ahora sólo la<br />

muerte vivía y andaba. Con los ojos <strong>de</strong>sorbitados, la cara lívida, el pelo erizado,<br />

Louis gritaba. Los sonidos que salían <strong>de</strong> su garganta congestionada eran como las<br />

campanas <strong>de</strong>l infierno, unos gritos terribles que marcaban la pérdida no <strong>de</strong>l

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!