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Cementerio de animales - Stephen King

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creciendo en la moqueta, ni le dijo que el muchacho prácticamente murió en el<br />

acto, aunque éstas eran cosas que el propio Louis nunca podría olvidar. Sin<br />

embargo, para aquellos que sólo lo consi<strong>de</strong>raban otra víctima <strong>de</strong> la carretera, el<br />

recuerdo y a se iba difuminando.<br />

Louis aún recordaba su noche <strong>de</strong> sonámbulo y el sueño que la acompañó,<br />

pero y a era casi como si aquello le hubiera ocurrido a otro o fuera una secuencia<br />

<strong>de</strong> un telefilme. Su única visita a una puta <strong>de</strong> Chicago, hecha seis años atrás, le<br />

había <strong>de</strong>jado la misma impresión; ambos episodios le parecían ahora totalmente<br />

insignificantes, dos inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>sligados <strong>de</strong> la realidad, falsos sonidos producidos<br />

en una caja <strong>de</strong> resonancia.<br />

Y en cuanto a lo que el moribundo pudiera haber dicho o <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, en<br />

eso y a ni pensaba siquiera.<br />

La noche <strong>de</strong> Todos los Santos hubo una fuerte helada. Louis y Ellie<br />

emprendieron la típica ronda <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong> Difuntos, en busca <strong>de</strong> las golosinas<br />

propias <strong>de</strong> la festividad, por la casa <strong>de</strong> los Crandall. Ellie soltó una risita <strong>de</strong> bruja<br />

muy aceptable, cabalgó en su escoba por la cocina <strong>de</strong> Norma y recibió los<br />

elogios <strong>de</strong> rigor.<br />

—¡Qué graciosa está! ¿Verdad, Jud?<br />

Jud se mostró <strong>de</strong> acuerdo y encendió un cigarrillo.<br />

—¿Y dón<strong>de</strong> está Gage, Louis? Creí que también le disfrazaríais.<br />

En un principio, pensaba llevarle con ellos. Rachel estaba muy ilusionada,<br />

porque ella y Missy Dandridge habían confeccionado una especie <strong>de</strong> disfraz <strong>de</strong><br />

escarabajo, con unas perchas retorcidas y forradas <strong>de</strong> papel <strong>de</strong> crespón a modo<br />

<strong>de</strong> antenas; pero Gage había pillado un fuerte resfriado con bronquitis y, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> auscultarle —los pulmones le sonaban un poco— y mirar el termómetro que<br />

estaba colgado en el vano <strong>de</strong> la ventana y que marcaba sólo cuatro grados a las<br />

seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, Louis <strong>de</strong>sistió <strong>de</strong> llevárselo. Rachel, aunque <strong>de</strong>cepcionada, se<br />

mostró <strong>de</strong> acuerdo.<br />

Ellie prometió repartir con él las golosinas; pero, al observar sus exageradas<br />

muestras <strong>de</strong> pesar, Louis se preguntó si, en el fondo, no se alegraba <strong>de</strong> que Gage<br />

no fuera con ellos: habría sido una rémora y un competidor.<br />

—Pobre Gage —dijo la niña en el tono <strong>de</strong> voz que generalmente se reserva<br />

para hablar <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sahuciados. Gage, ajeno a lo que se perdía, estaba sentado<br />

en el sofá mirando los dibujos <strong>de</strong> la tele. Church dormitaba a su lado.<br />

—Ellie, bruja —dijo Gage con indiferencia, y volvió a la tele.<br />

—Pobre Gage —repitió Ellie con otro suspiro. Louis pensó en las lágrimas <strong>de</strong><br />

los cocodrilos y sonrió. Ellie empezó a tirarle <strong>de</strong> la mano—. Vamos, papi. Vamos,<br />

vamos, vamos.<br />

—Gage tiene un poco <strong>de</strong> bronquitis —dijo Louis a Jud.<br />

—Qué lástima —dijo Norma—. Pero el año próximo disfrutará más. Pon la<br />

cesta, Ellie… ¡Oooop!

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