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Cementerio de animales - Stephen King

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necesitamos. Y tú nos necesitas a nosotras. —Le miró dudosa—. Por lo menos,<br />

eso espero. Y ninguna <strong>de</strong> las dos está en condiciones…<br />

—… ninguna <strong>de</strong> las dos está en condiciones <strong>de</strong> quedarse en esta casa —dijo<br />

Louis con vehemencia. Se sentía como si tuviera fiebre—. Me alegro <strong>de</strong> que me<br />

necesites, y yo también os necesito a ti y a Ellie. Pero, en estos momentos, no os<br />

conviene estar aquí, cariño. Gage se halla en todas partes, en cada rincón <strong>de</strong> la<br />

casa. Es muy doloroso para nosotros, pero es aún peor para Ellie.<br />

Louis la vio parpa<strong>de</strong>ar y comprendió que la había conmovido. Sintió un poco<br />

<strong>de</strong> vergüenza por aquella táctica <strong>de</strong>sleal. Todos los libros que había leído sobre el<br />

tema <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>cían que el primer impulso <strong>de</strong> la persona que acaba <strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>r a un ser querido es el <strong>de</strong> alejarse <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> la tragedia. Ahora bien,<br />

sucumbir a este impulso pue<strong>de</strong> resultar pernicioso, y a que permite al individuo<br />

evadirse <strong>de</strong> la realidad, lo que procura un falso consuelo. Los libros <strong>de</strong>cían que<br />

era preferible que uno se quedara don<strong>de</strong> está, batallando con la pena en su propio<br />

terreno, reducirla a un recuerdo. Pero Louis no se atrevía a hacer el experimento<br />

con la familia en casa. Tenía que librarse <strong>de</strong> ellas, por lo menos<br />

momentáneamente.<br />

—Lo sé —dijo ella—. Es algo que… te ataca por todas partes. Mientras<br />

estabas en Bangor, <strong>de</strong>cidí pasar el aspirador para… distraerme y, al retirar el<br />

sofá, encontré cuatro cochecitos Matchbox <strong>de</strong>bajo, como esperándole… para<br />

que… para que jugara con ellos… —Su voz, que y a no era muy segura, acabó<br />

<strong>de</strong> fallarle y se le saltaron las lágrimas—. Y entonces fue cuando tomé el<br />

segundo Valium, porque empecé a llorar otra vez, como estoy llorando ahora…<br />

Oh, esto es peor que un maldito melodrama <strong>de</strong> la tele… Abrázame, Louis, por<br />

favor.<br />

Louis la abrazó, y bien; pero se sentía como un traidor. No hacía más que<br />

pensar en la manera <strong>de</strong> sacar partido <strong>de</strong> aquellas lágrimas. « Un buen elemento.<br />

¡Ajajá, vamos allá!» .<br />

—¿Hasta cuándo? —sollozó ella—. ¿Se acabará algún día este dolor? Si<br />

pudiéramos recobrarlo, Louis, juro que lo vigilaría mejor. Eso no ocurriría, y el<br />

que ese camión fuera tan <strong>de</strong>prisa no nos absuelve. Yo no pensaba que pudiera<br />

haber una pena tan gran<strong>de</strong>, que te ataca una vez, y otra. Y duele tanto, Louis,<br />

porque no <strong>de</strong>scansas ni mientras duermes, porque entonces lo sueñas. Lo veo una<br />

vez y otra correr hacia la carretera, y le grito…<br />

—Ssssh —hizo él—. Ssh… Rachel.<br />

Ella alzó su cara congestionada.<br />

—Es que él no estaba haciendo nada malo. Era un juego… Ese camión llegó<br />

en mal momento… Y antes llamó Missy Dandridge, cuando yo estaba<br />

llorando…, y dijo que en el « American» <strong>de</strong> Ellsworth pone que el <strong>de</strong>l camión<br />

trató <strong>de</strong> suicidarse.<br />

—¿Qué?

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