03.06.2019 Views

Cementerio de animales - Stephen King

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

60<br />

Cuando Louis Creed se <strong>de</strong>spertó, el sol le daba <strong>de</strong> lleno en los ojos. Trató <strong>de</strong><br />

incorporarse e hizo una mueca al sentir como un trallazo en la espalda. Era un<br />

dolor insoportable. Dejó caer la cabeza en la almohada y se miró. Estaba vestido.<br />

Jo<strong>de</strong>r.<br />

Se quedó inmóvil un buen rato, disponiéndose a luchar contra la rigi<strong>de</strong>z que le<br />

atenazaba todos los músculos, y se sentó en la cama.<br />

—Oh, mierda —murmuró. Durante unos segundos, la habitación osciló ante<br />

sus ojos suave pero perceptiblemente. La espalda le latía como una muela<br />

podrida y cuando movía la cabeza le parecía que los músculos <strong>de</strong>l cuello habían<br />

sido sustituidos por hojas <strong>de</strong> sierra. Pero lo peor era la rodilla. El linimento no le<br />

había hecho nada. Debió ponerse una inyección <strong>de</strong> cortisona. La hinchazón le<br />

tensaba la tela <strong>de</strong>l pantalón. Allí <strong>de</strong>ntro parecía haber un globo.<br />

—Pues vay a si me lo casqué —murmuró—. ¡Ay, ay, ay …! ¡Qué bárbaro!<br />

Dobló la rodilla muy <strong>de</strong>spacio, para sentarse en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cama. Tenía<br />

los labios blancos <strong>de</strong> tanto apretarlos. Luego empezó a flexionarla un poco,<br />

<strong>de</strong>jando hablar al dolor, tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong> él la gravedad <strong>de</strong> la lesión, si<br />

podría…<br />

« ¡Gage! ¿Ha vuelto Gage?» .<br />

Esto le hizo ponerse en pie a pesar <strong>de</strong>l dolor. Cruzó el dormitorio renqueando,<br />

salió al pasillo y entró en la habitación <strong>de</strong> Gage. Miró en torno ansiosamente, con<br />

el nombre <strong>de</strong> su hijo en los labios. Pero la habitación estaba vacía. Luego, se<br />

asomó a la habitación <strong>de</strong> Ellie, también vacía, y a la <strong>de</strong> los huéspe<strong>de</strong>s. Esta<br />

última, que daba a la carretera, también estaba vacía; pero…<br />

Había un coche <strong>de</strong>sconocido parado enfrente, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la camioneta <strong>de</strong> Jud.<br />

—¿Y qué?<br />

Pues que un coche <strong>de</strong>sconocido sólo podía acarrear problemas. Eso.<br />

Louis apartó los visillos y miró el coche con atención. Era pequeño, un<br />

Chevette azul. Y, enroscado en el techo, dormido al parecer, estaba Church.<br />

Lo contempló largamente antes <strong>de</strong> soltar el visillo. Jud tenía visita,<br />

simplemente. ¿Y qué? A<strong>de</strong>más, quizá aún era temprano para preocuparse por lo<br />

que fuera a ocurrir con Gage. Church no volvió hasta casi la una, y ahora sólo<br />

eran las nueve. Las nueve <strong>de</strong> una hermosa mañana <strong>de</strong> may o. Bajaría a la<br />

cocina, haría café, sacaría la esterilla eléctrica y se la pondría en la rodilla, y …<br />

« ¿… y qué hace Church encima <strong>de</strong> ese coche?» .<br />

—Oh, anda ya… —dijo en voz alta y se fue por el pasillo, cojeando. Los<br />

gatos duermen en cualquier sitio, por algo son gatos.<br />

« Salvo que Church ya no cruzaba la carretera para nada, ¿recuerdas?» .

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!