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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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enorgullecerse presentando al viajero que los visita, mujeres bellas, sin afeites artificiales,<br />

<strong>de</strong> sencillas costumbres, <strong>de</strong> afable trato, que como madres y como esposas son <strong>de</strong>chado <strong>de</strong><br />

virtu<strong>de</strong>s, y como hijas semejan al ángel bueno <strong>de</strong>l hogar.<br />

<strong>VI</strong>II<br />

¡Oh! ¡baní! ¡paraíso <strong>de</strong> mi infancia! Lugar <strong>de</strong> mis ensueños <strong>de</strong> poeta! Cada vez que he<br />

querido <strong>de</strong>scribir las impresiones recibidas al contemplar tu naturaleza, rica <strong>de</strong> paisajes,<br />

preciosa en matices y fecunda para inspirar i<strong>de</strong>as y sentimientos, no he encontrado ni energía<br />

en las expresiones ni colorido en las imágenes.<br />

Si he intentado contar lo que pasa en mi interior cuando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> largo tiempo<br />

te he vuelto a ver ¡pueblo mío!… ¡pueblo mío!… los gritos muchas veces dicen más que<br />

las palabras; ellos son el recurso <strong>de</strong> aquellos que no pue<strong>de</strong>n expresarse, y aún <strong>de</strong> los que<br />

saben trasmitir su entusiasmo: Chateaubriand en las Termópilas gritó llamando a Leonidas;<br />

el Tasso lloró gritando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su cautiverio al volver a Sorrento: yo también<br />

he gritado para <strong>de</strong>sahogar mi corazón, sobre el <strong>de</strong>rrisco <strong>de</strong> tus lomas y a las orillas <strong>de</strong> tu<br />

río. Más apasionado que Rousseau al volver al sitio <strong>de</strong> sus amores, yo he cogido el polvo<br />

<strong>de</strong> aquella tierra para besarlo; porque baní, ese pueblo <strong>de</strong> los sueños <strong>de</strong> mi juventud es<br />

el oasis don<strong>de</strong> mi espíritu recobra aliento y <strong>de</strong>scarga las fatigas <strong>de</strong> sus pesadumbres, el<br />

confesionario don<strong>de</strong> mi alma habla con Dios y pi<strong>de</strong> perdón <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y ofrece<br />

la enmienda; el templo don<strong>de</strong> levanto mi oración; la piscina sagrada don<strong>de</strong> se purifica<br />

mi pensamiento; el arca <strong>de</strong> paz don<strong>de</strong> se reconcilia el corazón con la fe y la esperanza; el<br />

altar don<strong>de</strong> comulga mi amor a todo lo bueno para volver con fuerzas a luchar la vida<br />

<strong>de</strong> la virtud…<br />

Capítulo V<br />

FELIPE OzÁN<br />

FRANCISCO GREGORIO bILLINI | bANí O ENGRACIA Y ANTOÑITA<br />

I<br />

Volvamos a nuestra anterior relación y sigamos dando las noticias relativas a Engracia<br />

y a Antoñita.<br />

Como ya lo sabe el lector, o la amable lectora, las dos íntimas amigas se querían como<br />

hermanas.<br />

Es verdad que Antoñita, aunque un año menor que Engracia, por esa natural altivez<br />

que le era inherente, quería ejercer cierta prepon<strong>de</strong>rancia sobre ella. Engracia comprendía<br />

esa ten<strong>de</strong>ncia, y sin embargo nunca <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> complacerla. Pero convencida Antoñita<br />

<strong>de</strong>l buen juicio <strong>de</strong> que estaba dotada su amiga, cuando tenía algo que <strong>de</strong>cidir, a pesar<br />

<strong>de</strong> su genio impaciente, esperaba hasta consultarla y se conformaba con el parecer que<br />

le diera.<br />

Engracia era muy parca en resolver cualquier asunto, y aún en aquellos que atañían a<br />

Antoñita siempre daba su opinión o su consejo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber consultado bien la sinceridad<br />

<strong>de</strong> su amiga.<br />

Delicada y concienzuda en todo, no es <strong>de</strong> extrañar esa timi<strong>de</strong>z que informaba su carácter.<br />

En más <strong>de</strong> una ocasión acordaron las dos sus pareceres, y ajustaron planes que llevaron<br />

a cabo con buen éxito.<br />

Para comprobar lo que <strong>de</strong>cimos, nos viene como <strong>de</strong> mol<strong>de</strong> referir lo que aconteció en<br />

aquel entonces entre ellas y Felipe Ozán.<br />

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