03.04.2013 Views

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Revolución<br />

LA MAÑOSA<br />

NOVELA<br />

PRIMERa PaRtE<br />

I<br />

Así contaba el viejo Dimas cierta noche:<br />

—Yo andaba con uno <strong>de</strong> mis muchachos buscando caoba; ya teníamos buen trecho caminando<br />

cuando topamos la culebra…<br />

Estábamos en la cocina. Las llamas <strong>de</strong>l fogón se alzaban y removían incansablemente.<br />

Pepito y yo atendíamos a Dimas, mientras papá hacía chistes sobre la lentitud con que mamá<br />

preparaba el café.<br />

El viejo explicaba:<br />

—Den<strong>de</strong> la madrugada habíamos cogido el camino, porque yo sabía que la caoba no se<br />

orillaba mucho.<br />

Se <strong>de</strong>tuvo y miró la tierra dorada <strong>de</strong>l piso.<br />

—Dicen que si uno ve un animal <strong>de</strong> esos y no lo mata, el animal lo maldice. Asigún<br />

cuentan son obra <strong>de</strong>l Enemigo Malo.<br />

Mamá, que iba vaciando el café en el colador, exclamó, toda la arisca mirada clavada<br />

en Dimas:<br />

—jesús! Ave María Purísima…<br />

Allí, sobre el hombro <strong>de</strong> madre, estaba la cara <strong>de</strong> papá, y una sonrisilla maliciosa rompió<br />

a bailar entre sus labios.<br />

d<br />

Eran mansas como vacas viejas aquellas noches estrelladas <strong>de</strong>l Pino. A veces iba Simeón;<br />

tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ver la novia, se <strong>de</strong>tenía en la puerta Mero; una que otra noche no iban ni<br />

el uno ni el otro; pero jamás faltaba Dimas. Si llovía entraba el agua en la cocina y se tertuliaba<br />

en la casa; bebían café, hablaban <strong>de</strong> la cosecha, <strong>de</strong> los malos tiempos, <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />

algún compadre. De mes en mes reventaba la luna por encima <strong>de</strong> la Encrucijada. Una luz<br />

ver<strong>de</strong> y pálida nadaba entonces sobre los potreros, subía las lomas distantes <strong>de</strong> Corta<strong>de</strong>ra<br />

y Pedregal, engrasaba las hojas <strong>de</strong> los árboles que orillaban el Yaquecillo y pintaba <strong>de</strong> azul<br />

las tablas <strong>de</strong> la vieja casa.<br />

Aquella noche estaba dorado el cielo. Unas nubes berrendas salían por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las<br />

lomas y se tragaban las estrellas. Dimas contaba:<br />

—Asina que vi<strong>de</strong> ese animal tan tremendo, tan negro, <strong>de</strong>senvainé el machete y le tiré<br />

dos veces; pero la maldita tenía el cuero duro y nada más le partí el espinazo sin cortarla.<br />

Verdá es que el machete no taba bien afilado, por mucho que el muchacho estuvo dándole<br />

en una piedrecita vieja que hay en casa. bueno, se fué el bicho, yo creía que a morirse lejos, y<br />

como yo no lo diba a seguir entre tanto matojo, le dije al muchacho: “Sigue, hijo, que horitica<br />

se mete la noche”. “Taita –me respondió–, pa mí que esa culebra no ta bien muerta”. “Ni te<br />

apures… Esa con<strong>de</strong>nada ha dío a morirse por ahí”… ¿Morirse?… bueno.<br />

La cocina estaba llenándose con el olor <strong>de</strong>l café que humeaba. Las llamas se ahogaban<br />

bajo la marmita. En todas las pare<strong>de</strong>s bailaban esas llamas diminutas.<br />

399

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!