Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

INTRODUCCIÓN | odalís g. Pérez
políticos y económicos. El espacio se convierte también en tiempo de la derrota y en vertientes
ideológicas de acciones que devienen en roturas estratificadas, nivelares y estratégicas. 71
¿Cómo concibe nuestro autor la novela? En el caso de guanuma, lo novelesco y lo histórico
han conformado un eje crítico, pero además, una perspectiva donde las voces de la historia
tematizan y constituyen sus funciones ideológicas, sociales y políticas. Novelar, en este caso,
significa intensificar una cardinal basada en un cuerpo de relato instituido por sus enunciados o
acciones nucleares. La secuenciación unida a sus núcleos enunciativos, performativiza las líneas
de significación que activan la novela como tejido de situaciones y experiencia de relato.
La voz-consciencia del narrador presentifica los elementos descriptivos de una historia
que a la vez enseña, informa y ficcionaliza el tiempo mismo de las acciones en contexto. 72
En efecto:
“Allí principia la fase definitiva del descenso del reciente poderío colonial. El campamento de
Guanuma no tiene el esplendor y el atractivo de una leyenda épica, sino una resonancia que evoca
la visión fúnebre de un campo desolado y frío, poblado de sombras dolientes, en que a toda
hora escúchanse imprecaciones y gemidos…”. 73
Los descriptores sintáctico-narrativos activan y a la vez ayudan a configurar el tramado
novelesco y la línea de verosimilitud del texto novelesco:
“Ante el historiador aparece como un vasto cementerio en que reposan para siempre los tremendos
errores, las concupiscencias, las ambiciones de la hora más crítica de nuestra actuación
histórica”. 74
Escrita a veces entre novela y ensayo histórico, en guanuma se utiliza la estrategia de la
cronología para reducir al lector en un orden de ficción y verdad. Sociedad y voz narrativa
producen un operante secuencial con base en “el directo” de la narración. Se refleja entonces lo
social en el personaje y la información complementa de esta manera el conjunto narrativo. 75
Así, pues, la problemática de las mentalidades políticas y militares suponen un tiempo,
un lugar, un sujeto y un modo de hacer la historia desde la independencia hasta los primeros
treinta años del siglo XX. Lo novelesco de la historia o del relato historiográfico presenta formas
que más tarde 76 se revelarán como elementos subsidiarios de la narración moderna. Crónicas,
reportajes y ensayos históricos se han tomado como ejes de base para estructurar ficciones
literarias y literaturas históricas 77 justificadas en el marco de la relación novela y sociedad.
La sociología de la novela 78 aportaría, en el caso de las novelas históricas dominicanas,
datos y elementos que serían significativos para reconstruir lo social, el sujeto histórico, el
contexto de creación y el universo narrativo mismo. Lo que el novelista refleja en la segunda
mitad del siglo xIx y la primera mitad del siglo xx es la llamada fuerza de lo real, la historia,
“el mundo histórico” extendido en el orden de lo imaginario.
71 Hecho este que contribuye al desarrollo no sólo de la fábula, sino de la diégesis y la acción interna de la novela.
72 La voz-consciencia es aquel mecanismo que narra los hechos historiales y por lo mismo las peripecias
complementarias del relato.
73 Op. cit., p.874.
74 İbíd.
75 Lo que constituye el conjunto narrativo es la suma de los elementos caracterizadores de lo narrativo y la
narratividad.
76 Vid. a Monte Plata, pp.111-116; Por entre sombras, pp.119-124 y passim.
77 Como se puede ver en Lucien Goldmann: Para una sociología de la novela, Ed Ciencia Nueva, Madrid, 1967.
78 Ver, al respecto, Michel zéraffa: Novela y sociedad, Amorrortu Editores, buenos Aires, 1973, donde el autor
argumenta un trazado teorético cuya inscripción sociocrítica y sociohistórica motiva un estudio profundo de la
novelística realista europea.
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