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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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FRANCISCO GREGORIO bILLINI | bANí O ENGRACIA Y ANTOÑITA<br />

¡Qué horror! ¡jamás admitiremos esa doctrina, que alienta al hermano para que villanamente<br />

vaya a sacrificar al hermano! Y más cuando pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r que la Patria esté <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> la víctima.<br />

¿Qué dirán los que así quieren atenuar esos hechos, si recuerdan la perversidad <strong>de</strong> esos<br />

mismos hombres, cuando en plena paz, una noche, sorprendieron en su casa al general<br />

Luis Navarro, y llevándoselo a un monte <strong>de</strong>scuartizaron su cuerpo, haciéndole sufrir un<br />

martirio espantoso? Y antes <strong>de</strong> eso, ¿qué tenían que ver con la política, ni con la guerra,<br />

aquellos asaltos continuos dados a las familias en los campos <strong>de</strong> San juan, Neiba, Las Matas<br />

y bánica, en los cuales se cometían actos tan horrorosos como el <strong>de</strong> cortarle los <strong>de</strong>dos y las<br />

orejas a las mujeres, sin respetar edad, para quitarle los anillos y los aretes <strong>de</strong> oro que por<br />

su mal usaban?<br />

Pero, <strong>de</strong>jemos esas referencias para reanudar la ilación.<br />

II<br />

Algunos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> don Antonio, las tropas <strong>de</strong>l gobierno ocuparon<br />

a baní. La Revolución, sin embargo <strong>de</strong> que ya había ganado mucho terreno, se vio obligada<br />

a reconcentrarse en Azua. Momentos antes <strong>de</strong> abandonar el pueblo, el jefe <strong>de</strong> ella or<strong>de</strong>nó<br />

a Felipe Ozán que pusiera en libertad a don Postumio, y éste, tan pronto se vio fuera <strong>de</strong> la<br />

cárcel, se valió <strong>de</strong> sus medios y evitó que se llevaran para Azua a los otros presos. Orgulloso<br />

y satisfecho <strong>de</strong> su proce<strong>de</strong>r, en pocas horas, reunió gente y organizando una guardia en la<br />

Comandancia <strong>de</strong> Armas, esperó la entrada <strong>de</strong> las tropas amigas, recibiéndolas con el grito<br />

entusiasta <strong>de</strong>: “¡Viva el gobierno legítimo <strong>de</strong> la República!”. Después <strong>de</strong> haber contribuido<br />

con sus consejos y disposiciones al acuartelamiento <strong>de</strong> ellas, pasó a su casa; comió a la carrera,<br />

y luego fue a hacer una visita al general en jefe. Allí se vio con los amigos y conocidos<br />

que habían venido formando parte <strong>de</strong>l Estado Mayor. No estuvo muy bien hallado, que<br />

digamos, nuestro hombre en esa visita.<br />

—¿Qué significan esa frialdad, y esas reticencias, y esas miradas sospechosas <strong>de</strong> los unos<br />

a los otros? Y, al referir lo que me ha pasado, ¿qué me quiso <strong>de</strong>cir el general con aquellas<br />

bruscas interrupciones <strong>de</strong>: “Ya lo sabemos todo… Sí, sí, lo sabemos todo”, y al fin levantándose<br />

<strong>de</strong> la silla: “No se moleste usted, no se moleste usted?”.<br />

Esas y otras preguntas se hacía don Postumio lleno <strong>de</strong> confusiones, cuando <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haberse <strong>de</strong>spedido <strong>de</strong> esos señores, dirigía sus pasos otra vez a la Comandancia <strong>de</strong><br />

Armas.<br />

Entretanto, en casa <strong>de</strong> la Ozán se comía y se bebía como si efectivamente hubiera<br />

una fiesta. ¡Qué <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> mujer! No se había dormido en las pajas. Antes <strong>de</strong> que las<br />

tropas entraran al pueblo había escrito a uno <strong>de</strong> los oficiales que gozaba <strong>de</strong> más influencias,<br />

porque era pariente muy cercano <strong>de</strong>l Ministro <strong>de</strong> Guerra, y con quien ella <strong>de</strong> viejo<br />

tenía sus amista<strong>de</strong>s. En la carta que le escribió lo invitaba a <strong>de</strong>smontarse en su casa; y le<br />

ofrecía a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>clararle muchas cosas <strong>de</strong> importancia para el Gobierno. Casualmente<br />

este amigo <strong>de</strong> Can<strong>de</strong>laria era <strong>de</strong> esos políticos que se creen dueños <strong>de</strong> las situaciones<br />

que otros han formado; y que llenos <strong>de</strong> intransigencias en los triunfos, preten<strong>de</strong>n que no<br />

se les <strong>de</strong> garantías, sino a los individuos que ellos, por algún motivo interesado, <strong>de</strong>sean<br />

proteger.<br />

Cuando a este señor le entregaron la carta a que nos referimos, se encontraban las tropas<br />

vivaqueando en Pizarrete, una sección <strong>de</strong> baní que está a las orillas <strong>de</strong>l Nizao.<br />

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