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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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y cuidados <strong>de</strong>l mando, que os confiero y <strong>de</strong>lego en mi ausencia. Ved que no es corto el<br />

sacrificio que os impongo.<br />

—Yo lo acepto con reconocimiento, Don Diego: <strong>de</strong>jadme vuestras instrucciones.<br />

—Se reducen a esta consigna, amigo Don juan: or<strong>de</strong>n y actividad. Or<strong>de</strong>n, en que toda<br />

la gente que quedáis gobernando cumpla cada cual con su <strong>de</strong>ber. Actividad en que las<br />

obras públicas continúen sin interrupción; especialmente la casa <strong>de</strong> gobierno, el almacén<br />

para víveres, la fortaleza <strong>de</strong>l puerto y la construcción <strong>de</strong> las pequeñas embarcaciones para<br />

explorar los ríos.<br />

—Espero que quedaréis complacido, señor Don Diego –dijo Grijalva con acento humil<strong>de</strong><br />

y melancólico.<br />

Velázquez lo miró fijamente, y le estrechó otra vez la mano. Después, como herido <strong>de</strong><br />

una i<strong>de</strong>a repentina, se dirigió a Las Casas:<br />

—Mucho gusto tendría, padre Las Casas, en que vos fuerais quien me diera la bendición<br />

nupcial, pero nadie como vos sabe atraer y sacar partido <strong>de</strong> estos indios. Renuncio, pues, a<br />

mi <strong>de</strong>seo, y os ruego que permanezcáis aquí ayudando con vuestros consejos al señor juan<br />

<strong>de</strong> Grijalva. 82<br />

—Con toda el alma, señor –contestó Las Casas–: me place infinito el arreglo, y no quedaréis<br />

por ello menos bien casado. Rogaré al cielo por vuestra dicha.<br />

Y dos horas más tar<strong>de</strong> Velázquez corría a caballo, seguido <strong>de</strong> Cortés, Narváez, y casi<br />

todos los hidalgos <strong>de</strong> la colonia, en dirección a baracoa.<br />

XL. Desenlace<br />

MANUEL DE j. GALVÁN | ENRIQUILLO<br />

No más <strong>de</strong> cinco días necesitó Diego Velázquez para hacer todos los aprestos <strong>de</strong> su<br />

boda. De antemano se había provisto <strong>de</strong> sedas, joyas y paramentos preciosos <strong>de</strong> toda clase;<br />

y el ingenio <strong>de</strong> sus amigos suplió, con exquisito buen gusto, la falta <strong>de</strong> elementos para que<br />

las fiestas fueran celebradas con el <strong>de</strong>coro y lucimiento que la ocasión requería. Baracoa,<br />

población incipiente, cuyas pocas y mo<strong>de</strong>stas casas parecían como intimidadas con la vecindad<br />

<strong>de</strong> los gigantescos palmares, no podía aspirar todavía a la pompa <strong>de</strong> las <strong>de</strong>coraciones<br />

urbanas, y por lo mismo se prefirió que el teatro <strong>de</strong> las fiestas semejara un campamento que<br />

por el lujo pudiera competir con el <strong>de</strong> los príncipes cruzados frente a jerusalén; o, según<br />

los recuerdos coetáneos, con el <strong>de</strong> los Reyes Católicos en los primeros tiempos <strong>de</strong>l célebre<br />

sitio <strong>de</strong> Granada.<br />

Aquellas pocas casas <strong>de</strong> baracoa, como su única iglesia, <strong>de</strong>saparecieron bajo las brillantes<br />

colgaduras <strong>de</strong> damasco y terciopelo, y en torno suyo, más <strong>de</strong> un centenar <strong>de</strong> ricas tiendas<br />

<strong>de</strong> campaña <strong>de</strong>splegaban al sol sus variados colores y daban al viento infinidad <strong>de</strong> lujosos<br />

estandartes, gallar<strong>de</strong>tes y ban<strong>de</strong>rolas.<br />

María <strong>de</strong> Cuéllar, fatigada <strong>de</strong> la navegación, sintió gran<strong>de</strong> alivio al <strong>de</strong>sembarcar en<br />

baracoa, y <strong>de</strong> aquí <strong>de</strong>dujeron su padre y el novio que los aires <strong>de</strong> Cuba le eran muy favorables,<br />

y que la virtud <strong>de</strong>l matrimonio haría lo <strong>de</strong>más, restituyéndole totalmente la salud. La<br />

sonrisa con que la joven acogía estos lisonjeros pronósticos, tanto podía significar un rayo<br />

amortiguado <strong>de</strong> esperanza, como la incredulidad más <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa. Nadie hubiera podido<br />

<strong>de</strong>finirla.<br />

82 Es histórico que Velázquez <strong>de</strong>jó como teniente suyo a Grijalva, con Las Casas, cuando partió <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong><br />

Cuba a celebrar sus bodas en baracoa.<br />

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