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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

No es pues fruto <strong>de</strong>l azar si Vetilio Alfau siembra su compilación <strong>de</strong> los extractos más<br />

laudatorios, hace figurar <strong>de</strong>liberadamente los comentarios que enaltecen la novela e incluso<br />

la hacen figurar entre las mejores obras <strong>de</strong> prosa escritas en el país y hasta en América Latina.<br />

Escoge el pasaje <strong>de</strong>l consagrado ensayista y cuentista puertoplateño josé Ramón López<br />

don<strong>de</strong> este afirma taxativamente: La mejor obra dominicana en prosa que conozco es La sangre<br />

<strong>de</strong> Tulio Manuel Cestero. Creo que, como factura artística, no solamente es el mejor libro dominicano<br />

sino uno <strong>de</strong> los mejores <strong>de</strong> América Latina.” 3 Pocas veces la crítica panegírica fue tan lejos; raras<br />

veces a excepción <strong>de</strong>l Enriquillo <strong>de</strong> Galván, una lectura crítica eleva una obra nativa a niveles<br />

cualitativos continentales. Esta novela mo<strong>de</strong>rnista, <strong>de</strong> estilo amplio y poético, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

un creador inmerso en la tenebrosa historia <strong>de</strong> su país (la intriga acontece durante la ominosa<br />

dictadura <strong>de</strong> Lilís) mereció ser valorizada a nuestro modo <strong>de</strong> ver, mas allá <strong>de</strong> sus fronteras.<br />

El compilador saca a colación un artículo apócrifo <strong>de</strong>l prestigioso diario conservador El<br />

Mercurio <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Chile fechado <strong>de</strong>l 1921 don<strong>de</strong> el crítico nos dice sin que le tiemble<br />

el pulso: “La sangre, que es sin lugar a dudas, una <strong>de</strong> las mejores obras <strong>de</strong> la época contemporánea y<br />

que mañana habrá <strong>de</strong> figurar entre Raza <strong>de</strong> Caín, Paz, Zurzulita, Canaán, e Ídolos Rotos. Quien ha<br />

escrito una novela como La sangre, tiene sobrados <strong>de</strong>rechos para ser llamado maestro”<br />

Sabemos que nadie es profeta en su propia tierra y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esta óptica el presente<br />

extracto crítico, escrito en el otro extremo <strong>de</strong>l continente americano, viene con oportuno<br />

beneplácito a darle una legitimidad literaria transinsular a un texto, <strong>de</strong>stinado históricamente<br />

a circular en un reducido núcleo <strong>de</strong> lectores. La inclusión por el erudito Max Henríquez<br />

Ureña <strong>de</strong> los escritos y la novela <strong>de</strong> Tulio Manuel Cestero, en el proceso cultural en el que<br />

se gestó el mo<strong>de</strong>rnismo, al lado <strong>de</strong> personalida<strong>de</strong>s señeras como los venezolanos Manuel<br />

Díaz Rodríguez, Rufino Blanco Fondona, y el uruguayo José Enrique Rodó, le da un relieve<br />

inusitado al escritor dominicano. El valor <strong>de</strong> su obra, como bien puntualiza Henríquez Ureña,<br />

resi<strong>de</strong> en su carácter estético articulado, en el sentido dialéctico <strong>de</strong>l término: es una novela<br />

que tiene la impronta <strong>de</strong> la historia política dominicana, <strong>de</strong> la tensa relación que se teje entre<br />

los sujetos y los <strong>de</strong>smanes <strong>de</strong> la política, que vienen a negarlos. Pero también es una obra<br />

que participa <strong>de</strong> manera creativa en el diálogo intercultural que abrió el mo<strong>de</strong>rnismo con la<br />

cultura universal (en particular gala), y con la hispanidad peninsular, encorsetada en <strong>de</strong>masía<br />

en añosos mo<strong>de</strong>los lingüísticos y literarios (y por en<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ológicos), si exceptuamos a algunos<br />

narradores como Leopoldo Aleas, benito Pérez Galdos y en menor escala josé Varela.<br />

La síntesis <strong>de</strong> críticas <strong>de</strong> Vetilio Alfau Durán, más bien panegíricas, logra su efecto en el<br />

lector. Suscita el interés por el escritor y en particular para que abor<strong>de</strong>mos con más atención<br />

la novela <strong>de</strong> Tulio Manuel Cestero. Apoya su llamado a leer la obra, <strong>de</strong> la autoridad literaria<br />

<strong>de</strong> una pléya<strong>de</strong> <strong>de</strong> connotados historiadores y críticos <strong>de</strong> la literatura latinoamericana; nos<br />

invita incluso a leerla como una gran novela, y a<strong>de</strong>ntrarnos en su universo narrativo, con<br />

una suerte <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenimiento probatorio, para que encontremos las huellas <strong>de</strong> las calida<strong>de</strong>s<br />

señaladas.<br />

Visión <strong>de</strong> la obra<br />

Tulio Manuel Cestero acertó a crear una novela que brilla por su singularidad tanto<br />

en la cultura latinoamericana <strong>de</strong> prosapia mo<strong>de</strong>rnista como en la narrativa dominicana.<br />

Ten<strong>de</strong>ncialmente la novela dominicana recaba costumbres y adopta el perfil incierto <strong>de</strong>l<br />

3 Ibíd., p.43.<br />

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