03.04.2013 Views

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

signifique fuerza brutal, extremada violencia. Formado en un ambiente <strong>de</strong> mezquinas ban<strong>de</strong>rías<br />

personalistas en momentos <strong>de</strong> exaltación, bajo la crisis parcial <strong>de</strong> la lucha, es capaz<br />

<strong>de</strong> las mayores cruelda<strong>de</strong>s y latrocinios, aunque pasado el momento álgido se torna por lo<br />

general inofensivo, dispuesto a prestar los mayores servicios al mismo contrario que momentos<br />

antes quería sacrificar inexorablemente. Es como una masa capaz <strong>de</strong> ser mo<strong>de</strong>lada<br />

tanto para el supremo bien como para la más repulsiva maldad. Depen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la fuerza que<br />

lo empuje. Sigue siempre la impresión <strong>de</strong> sus caudillos sin percatarse <strong>de</strong> lo que va a hacer o<br />

adón<strong>de</strong> se le lleva: al negro abismo <strong>de</strong> la maldad o a la cima fulgurante <strong>de</strong> la gloria…<br />

Tiempo hacía que Fonso Ortiz se había incorporado al cantón <strong>de</strong> Arroyo bermejo. De Guanuma<br />

se había trasladado a casa <strong>de</strong> Goyo Ruiz don<strong>de</strong> tenía la mula en que había venido <strong>de</strong> Santiago,<br />

y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí por veredas y atajos al punto don<strong>de</strong> sabía se encontraba el general Salcedo.<br />

Conforme las circunstancias se lo habían permitido, por medio <strong>de</strong> expresos <strong>de</strong> confianza puso<br />

en conocimiento <strong>de</strong> los jefes <strong>de</strong> cantones vecinos, como a Manzueta en Yamasá, algo <strong>de</strong> lo que<br />

traslucía <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> las columnas españolas. Al Gobierno Provisional, valiéndose<br />

<strong>de</strong> Goyo Ruiz, que tenía un hermano en el Cotuy, habíale dado algunos informes; pero éstos<br />

tenían que ser muy parcos y <strong>de</strong>ficientes como recogidos al azar, a salto <strong>de</strong> mata, expresión<br />

muchas veces <strong>de</strong> exagerados <strong>de</strong>cires. Pero ahora ya era diferente. Encontrábase en posesión<br />

<strong>de</strong> datos fi<strong>de</strong>dignos y <strong>de</strong> observaciones personales que podrían ser <strong>de</strong> bastante utilidad a la<br />

causa restauradora. El general Salcedo se hizo pronto cargo <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> lo que le<br />

comunicaba Fonso, y al trasmitir a Santiago aquellos informes expresaba su satisfacción por<br />

la manera hábil y discreta con que había cumplido su peligroso encargo. Des<strong>de</strong> sus primeras<br />

conversaciones comprendió Fonso que el presi<strong>de</strong>nte no se había penetrado, por <strong>de</strong>ficiencia<br />

mental o por exagerado optimismo, <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l momento.<br />

Exageraba <strong>de</strong>smesuradamente en sus predicciones sobre el porvenir, pues creía a pie juntillos<br />

que antes <strong>de</strong> cuatro meses pondrían los españoles pies en polvorosa aventados <strong>de</strong>l territorio.<br />

Y al calor <strong>de</strong> una sincera convicción, obseso por una visión falsa <strong>de</strong> la realidad circunstante,<br />

creía que tan pronto arrollase al general Santana, y lo daba por un hecho, concentraría todos<br />

los cantones <strong>de</strong>l Sur en San Cristóbal para marchar <strong>de</strong> allí a adueñarse <strong>de</strong> la Capital… Fonso,<br />

escéptico, sonreía al escuchar tales cosas… ¡Tomar la Capital!… Respetuoso, pero franco, sin<br />

ambages, Fonso pretendía <strong>de</strong>mostrarle la imposibilidad material <strong>de</strong> semejante proyecto… El<br />

general hacía con la cabeza movimientos <strong>de</strong> inconformidad. Le insinuó a Fonso que así como<br />

habían tomado a Santiago lo mismo podrían hacer con Santo Domingo…<br />

—No, no, no era lo mismo, le argüía Fonso. El empeño era muy superior. Ya lo creo. La<br />

Capital estaba resguardada por sólidas murallas. Una línea <strong>de</strong> fuertes coronados <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rosa<br />

artillería rechazaría fácilmente cualquier acometida <strong>de</strong>l colecticio ejército dominicano.<br />

¡Reducirla por hambre! Los españoles eran dueños <strong>de</strong>l mar y siempre la tendrían bien abastecida…<br />

No, no, los blancos no se irán tan fácilmente…<br />

El general Salcedo no podía ya pasarse sin Fonso. Era su secretario predilecto. Con sólo<br />

dos palabras que le dijera ya tenía bastante Fonso para hilvanar un oficio en que veía fielmente<br />

interpretado su pensamiento. En ese cantón general no se daba paz a la pluma. Correspon<strong>de</strong>ncia<br />

nutrida con el Gobierno <strong>de</strong> Santiago, correspon<strong>de</strong>ncia con los jefes <strong>de</strong> cantón, con autorida<strong>de</strong>s,<br />

con amigos importantes… Oficios para aquí, oficios para allá. Fonso estaba en todo. Cuando<br />

solicitó una licencia <strong>de</strong> algunas semanas el general Salcedo le puso mala cara…<br />

—¡Ahora! Dejarlo ir. Ni por un pienso. Cuando más lo necesito. Imposible, imposible.<br />

Más tar<strong>de</strong> veremos... Y ese más tar<strong>de</strong> no llegaba nunca... Pasó diciembre e iba pasando enero,<br />

920

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!