03.04.2013 Views

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

Su principal empeño era apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l ánimo <strong>de</strong> Doña Ana, y a este fin tentó las vías<br />

<strong>de</strong>l amor, con un arte y una audacia dignos <strong>de</strong> mejor éxito que el que obtuvo; pues la joven<br />

<strong>de</strong> todas sus tentativas correspondió con un <strong>de</strong>sdén tan glacial, con unas <strong>de</strong>mostraciones<br />

<strong>de</strong> antipatía tan francas e inequívocas, que por fuerza tuvo que reconocer muy pronto el<br />

contrahecho galán lo ineficaz y absurdo <strong>de</strong> su pretensión.<br />

Un momento pensó en proponer a su protector Ovando que le diera a la viuda por esposa;<br />

pero recordaba el tono grave, la alta consi<strong>de</strong>ración con que el Gobernador había hablado <strong>de</strong><br />

la joven señora, y <strong>de</strong>sistió <strong>de</strong> su intento, temeroso <strong>de</strong> echarlo todo a per<strong>de</strong>r <strong>de</strong>scubriendo la<br />

ambición que era el móvil oculto <strong>de</strong> todas sus acciones.<br />

Se resignó, pues, a su papel <strong>de</strong> inten<strong>de</strong>nte, y lo <strong>de</strong>sempeñó con rara habilidad. Prodigaba<br />

los agasajos y caricias a su amada sobrina Mencía; hablaba constantemente <strong>de</strong> sus propósitos <strong>de</strong><br />

educarla brillantemente, <strong>de</strong> hacer fructificar su fortuna, y llevarla un día a Castilla para enlazarla<br />

con algún señor principal: era celosísimo <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos y prerrogativas <strong>de</strong> Doña Ana,<br />

bajo el doble concepto <strong>de</strong> princesa india y señora cristiana; y tanto hizo, que consiguió captarse<br />

el aprecio y la confianza <strong>de</strong> la agra<strong>de</strong>cida madre, convencida al fin <strong>de</strong> que aquel pariente le<br />

había llovido <strong>de</strong>l cielo, y que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ella, nadie podría tomar un interés más sincero por la<br />

suerte <strong>de</strong> su Mencía; y al calor <strong>de</strong> esta convicción, olvidó completamente los pruritos amorosos<br />

<strong>de</strong> su inten<strong>de</strong>nte, que sólo habían durado el espacio <strong>de</strong> tres o cuatro días, al entrar en funciones<br />

cerca <strong>de</strong> la bella Higuemota; la que por otra parte estaba muy avezada a mirar con indiferencia<br />

los efectos <strong>de</strong> la admiración que generalmente causaba su peregrina hermosura.<br />

Pero el señor Mojica distaba mucho <strong>de</strong> los sentimientos benévolos que magistralmente<br />

afectaba. La repulsa que sus primeras pretensiones obtuvieran había herido vivamente su amor<br />

propio; y si por un momento las <strong>de</strong>sgracias <strong>de</strong> la joven habían impresionado su alma y encendido<br />

en ella alguna chispa <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro amor, el <strong>de</strong>specho <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota había convertido esa<br />

chispa en hoguera <strong>de</strong> odio, y nada le hubiera sido tan grato como exterminar a aquella infeliz<br />

criatura, a quien las circunstancias y sus cálculos egoístas le obligaban a tratar ostensiblemente<br />

con la solicitud <strong>de</strong> un padre, y a velar cuidadosamente por su existencia y bienestar, como los<br />

filones <strong>de</strong> cuya explotación <strong>de</strong>bía él recoger gran<strong>de</strong>s y prontos medros.<br />

Y así, mientras acotaba terrenos e inscribía en sus registros vasallos indios al servicio <strong>de</strong><br />

Doña Ana, y establecía en diversos puntos <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong> jaragua hatos y granjerías <strong>de</strong> todo<br />

género, un pensamiento fijo ocupaba su mente; un propósito siniestro se asentaba en su ánimo;<br />

un problema tenazmente planteado ocupaba su imaginación: hallar el modo <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r a Doña<br />

Ana <strong>de</strong> Guevara, apropiándose todos los bienes <strong>de</strong> que él, Mojica, era mero administrador.<br />

IV. averiguación<br />

Ya las sombras <strong>de</strong> la noche tendían su manto <strong>de</strong> gasa sobre los montes, y obscurecían<br />

gradualmente la llanura, cuando Higuemota, con su niña <strong>de</strong> la mano, regresaba <strong>de</strong> su paseo<br />

triste y reflexiva, habiéndola abandonado aquella fugaz entereza que acababa <strong>de</strong> ostentar<br />

en su brusca <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> Guarocuya.<br />

Salió a recibirla en el dintel <strong>de</strong> la habitación el oficioso Don Pedro, quien, según su costumbre,<br />

le dirigió su más agradable sonrisa con un “buenas tar<strong>de</strong>s, prima”; y tomó en seguida<br />

a la niña Mencía en sus membrudos brazos, prodigándole los más cariñosos epítetos.<br />

De repente, Don Pedro revolvió su mirada escrutadora en todas direcciones, y como<br />

hablando consigo mismo, hizo por lo bajo esta observación.<br />

482

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!