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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

No me quedó entonces la menor duda <strong>de</strong> que nada suce<strong>de</strong>ría a judas si entregaba a<br />

Cristo, y <strong>de</strong> que Cristo quería que así sucediese, puesto que aún sabiendo las intenciones <strong>de</strong><br />

mi hermano, seguía ofreciéndole un lugar al lado <strong>de</strong> él en las alturas. En su reino.<br />

—No pue<strong>de</strong>s per<strong>de</strong>r la oportunidad, –le dije– no <strong>de</strong>bes ignorar esas palabras. Si está<br />

escrito que alguien <strong>de</strong>be entregarlo lo mismo da que seas tú como que sea otro. De todos<br />

modos hay lugar para ti a su lado en el cielo. ¿No lo has oído?<br />

judas se quedó silencioso. Pensaba. Había en su pecho una honda respiración.<br />

—Es verdad, dijo.<br />

—Sólo tienes que acechar el momento. Habrá un momento en el cual él te indicará<br />

cuándo quiere manifestar su po<strong>de</strong>r, y entonces es cuando <strong>de</strong>bes proce<strong>de</strong>r a entregarlo. Te<br />

será fácil. Él mismo te dirá el lugar. Debes estar al acecho <strong>de</strong> todo cuanto te diga. Des<strong>de</strong><br />

ahora en a<strong>de</strong>lante cada frase suya será como un pequeño mensaje, una pequeña pieza <strong>de</strong>l<br />

rompecabezas que <strong>de</strong>bes apren<strong>de</strong>r a reunir.<br />

—Tengo valor suficiente para entregarlo, Moabad, pero no sé si podrá soportar las<br />

amarguras <strong>de</strong> que él habla.<br />

—Es el hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

—Habrá <strong>de</strong> sufrir mucho.<br />

—También nosotros. ¿Quieres entonces que por falta <strong>de</strong> valor <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los suyos, a<br />

los que él escogió pleno <strong>de</strong> confianza, fracase su misión en la tierra? No, Judas, no, <strong>de</strong>bes<br />

entregarlo <strong>de</strong> cualquier modo. Alguien, él mismo tal vez, te indicará cuándo y dón<strong>de</strong>, pero<br />

recuerda que sólo en la opresión <strong>de</strong>l hijo pue<strong>de</strong> Dios manifestarse. Reventará jehová, y toda<br />

ju<strong>de</strong>a podrá verlo, y ello gracias a ti judas, gracias a ti que tuviste el valor <strong>de</strong> entregarlo, y<br />

<strong>de</strong>mostrarle al mundo merced a los prodigios que realice, que jesús es el esperado por todo<br />

el pueblo <strong>de</strong> Israel, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Moisés bajó al mundo.<br />

judas quedó suspenso <strong>de</strong> mis palabras. Caminaba entre ellas como un insecto aprisionado<br />

por la red <strong>de</strong> la araña. Yo quería salvar la dignidad <strong>de</strong> mi familia. Quería que mi<br />

hermano fuese el gran instrumento <strong>de</strong> Dios. Todavía, y a pesar <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>sesperación lo<br />

ahogó, tengo esperanza <strong>de</strong> que jesús no ha <strong>de</strong> quedarse así, quieto, putrefacto y envuelto<br />

en un lienzo <strong>de</strong> lino para siempre.<br />

En los últimos días no pu<strong>de</strong> acercarme mucho a los discípulos, a los preferidos, porque<br />

ellos me rehuían, me tenían cierto temor. Yo era el hermano <strong>de</strong> quien jesús había señalado<br />

como traidor. judas me preguntó que hasta qué punto creía yo que <strong>de</strong>bía aclararle a sus<br />

compañeros el asunto. Le dije que <strong>de</strong>jara las cosas así. No <strong>de</strong>bía parecer una farsa aquella<br />

acción que luego realizó. Ni siquiera <strong>de</strong>bía tratarle a jesús nada acerca <strong>de</strong>l asunto. Todo se<br />

resolvería por voluntad <strong>de</strong> jehová.<br />

“Estoy convencido <strong>de</strong> que el Maestro quiere que sea yo quien lo entregue. Ya no hay<br />

duda <strong>de</strong> ello –me escribió judas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> betania–. Ha dicho el lugar y el día: pasado mañana.<br />

Hubiera querido que estuvieses aquí cuando dijo que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos días sería entregado el<br />

hijo <strong>de</strong>l hombre para ser crucificado”.<br />

Mi hermano no tenía que esperar. La or<strong>de</strong>n estaba dada por el propio jesús. Se fue al<br />

lugar don<strong>de</strong> tenía que ir: don<strong>de</strong> los sacerdotes y fariseos. Estos le ofrecieron dineros que él<br />

no quiso rechazar para que ellos no pensasen que era una trampa y que iban a ser utilizados<br />

para que Dios <strong>de</strong>mostrara su gran<strong>de</strong>za.<br />

¡Treinta piezas <strong>de</strong> plata! judas las trajo en un fardo y dijo que <strong>de</strong>spués que Cristo<br />

<strong>de</strong>mostrara su gloria, las <strong>de</strong>volvería. Su entrega <strong>de</strong>bía ser en la noche. Y jesús, para que<br />

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