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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

viste y <strong>de</strong>sayuna. Es tan cuidadoso <strong>de</strong> su persona, se dice, que con sus propias manos hace<br />

la raya al pantalón. Es pulcro, no hie<strong>de</strong>, su continente es gallardo. A las 9 sale en coche, <strong>de</strong><br />

americana negra <strong>de</strong> alpaca, chaleco blanco, corbata <strong>de</strong> color, pantalón <strong>de</strong> casimir a cuadros<br />

o <strong>de</strong> dril blanco, y fino jipijapa con estrecha cinta negra. Se sienta en el coche, tirado por<br />

yegua mora, con las piernas abiertas y la diestra manca apoyada en el bastón <strong>de</strong> concha <strong>de</strong><br />

puño <strong>de</strong> oro. Va al Palacio. De paso, se <strong>de</strong>tiene en casa <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> sus mancebas o con<br />

un mendigo o con algún personaje.<br />

En su oficina <strong>de</strong> Palacio, en la cual trabaja sin <strong>de</strong>scanso hasta las 5 <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, con interrupción<br />

<strong>de</strong> una hora para el almuerzo, se contiene toda la vida nacional. En aquel sencillo<br />

<strong>de</strong>spacho, sin lujo ninguno, en el cual le acompañan sus secretarios privados, recibe y escribe:<br />

es oficina <strong>de</strong> mandatario y <strong>de</strong> comerciante. Su capacidad <strong>de</strong> trabajo es extraordinaria, su<br />

actividad incansable, y teniendo excelente memoria, anota sin embargo cuanto le dicen y<br />

cuanto observa, escribiendo con hermosa letra la pequeña historia vil <strong>de</strong> su época. Si raptan<br />

una doncella, interviene para castigar o proteger al don juan, según le convenga. Casa,<br />

arregla los matrimonios <strong>de</strong>savenidos y divorcia; vela por la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> sus queridas y las<br />

<strong>de</strong> sus amigos; combina siniestros planes políticos y organiza bailes y bromas a los íntimos;<br />

con la misma pluma con que or<strong>de</strong>na una ejecución, firma una dádiva para una iglesia o una<br />

carta <strong>de</strong> amor. No ce<strong>de</strong> a sus tenientes el puesto <strong>de</strong> peligro. El erario es su hacienda: dispone<br />

<strong>de</strong> él. Toma dinero a préstamo al 3 por ciento mensual, y otro tanto paga a los fiadores <strong>de</strong><br />

sus letras. Debe millones: no importa. Emite papel moneda, <strong>de</strong>svía hacia sus bolsillos las<br />

rentas y amontona <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> millones sobre la República. De los diplomáticos extranjeros<br />

se aprovecha: les halaga, da la mano para agarrarles por el pie, y con el mismo <strong>de</strong>scoco con<br />

que arregla los asuntos internos, trata las cuestiones internacionales. Minucioso, él mismo<br />

disfraza a los que en una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> carnaval encarga una alta obra <strong>de</strong> venganza; a quien or<strong>de</strong>na<br />

un asesinato, le da el caballo ensillado y le prescribe emplear el puñal, arma más segura<br />

que el revólver, y escolta en un crucero un balandro, convertido en patíbulo; e instruyendo<br />

a un gobernador supersticioso, para el asesinato <strong>de</strong> un hechicero, suminístrale dos cartuchos<br />

embrujados con una cruz en el plomo. Mantiene el arsenal bien provisto <strong>de</strong> fusiles y<br />

cañones; sus allegados le prestan propósitos <strong>de</strong> conquista, y al efecto visita el vecino Estado<br />

con pompa, distribuyendo regalos; pero ello no empece para que firme protocolos secretos<br />

acerca <strong>de</strong>l territorio discutido y negocie con los yanquis. Habla francés e inglés; es fino en<br />

sus maneras, e ignorante <strong>de</strong> las teorías científicas <strong>de</strong>l gobierno y la historia <strong>de</strong> los pueblos.<br />

Crea instituciones a semejanza suya y a la medida <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s; no lee, aunque alguien<br />

asegura haber visto en su alcoba un libro <strong>de</strong> Núñez, el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Colombia, acotado por<br />

él; y él mismo se jacta <strong>de</strong> que le inspiró la reelección <strong>de</strong> 1892 la lectura <strong>de</strong> la Vida <strong>de</strong> Marco<br />

Bruto, <strong>de</strong> don Francisco <strong>de</strong> Quevedo y Villegas.<br />

Es un sátiro. En la Capital mantiene dieciocho mancebas, amén <strong>de</strong> las aventuras que la<br />

miseria y el temor le proporcionan y <strong>de</strong> las hetairas portorriqueñas. No conquista, compra.<br />

blancas, mulatas, negras, <strong>de</strong> distintos países las posee. De París le han provisto una doncella,<br />

y ante su vientre fecundado, él dice riendo que necesita un hijo blanco para meterlo a cura.<br />

El ridículo <strong>de</strong> un cuerno, lo cobra con la muerte; cree mantenerse vigoroso merced a inyecciones<br />

<strong>de</strong> brown Sequard y a pociones copiosas <strong>de</strong> Elíxir Godineau. Al crepúsculo pasea en<br />

coche por la ciudad, y lo mismo visita a un diplomático o familia principal o interviene en<br />

el milagro <strong>de</strong> una histérica o platica con una <strong>de</strong> sus barraganas, como prepara un fandango<br />

para que sirva <strong>de</strong> ambiente propicio al asesinato que a la medianoche, bajo su inspección,<br />

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