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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

guerra <strong>de</strong>l cacique se le atribuyen, en la novela, a Tamayo, simplemente para no manchar<br />

la imagen <strong>de</strong> Enriquillo 67 .<br />

Después <strong>de</strong> la masacre <strong>de</strong> jaragua y la muerte <strong>de</strong> Guaroa no hay otro cacique con la<br />

importancia <strong>de</strong> Enriquillo. Detalle significativo, el día que “el teniente Gobernador y los<br />

regidores <strong>de</strong> la villa dieran un sarao en la casa <strong>de</strong>l Ayuntamiento, situada a corta distancia<br />

<strong>de</strong> la cárcel, festejando oficialmente la investidura imperial <strong>de</strong>l Rey Don Carlos <strong>de</strong> Austria”<br />

(p.712), el agraviado cacique se rebela. La coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las fechas muestra la intención<br />

evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> comparar al cacique con el Emperador.<br />

El indio Camacho es exageradamente bueno. Para él, la violencia nunca <strong>de</strong>bía emplearse<br />

ni siquiera en <strong>de</strong>fensa propia. Por eso, para no ofen<strong>de</strong>r al padre las Casas, no se suma a los<br />

rebel<strong>de</strong>s que siguieron a Enriquillo al bahoruco. Este personaje sirve a Galván para mostrar<br />

que los indios cristianizados podían también, si no eran acompañados por un guía espiritual,<br />

malinterpretar las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo. Camacho era bueno, pero había llevado al extremo<br />

su bondad. La oposición Camacho-Tamayo, presenta a Enriquillo como el justo, capaz <strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r hasta dón<strong>de</strong> había que soportar las humillaciones y los ultrajes <strong>de</strong> los colonos<br />

<strong>de</strong> la Maguana, pero sin sobrepasar los límites <strong>de</strong> un buen cristiano.<br />

Otro procedimiento <strong>de</strong>l narrador, aún más sutil, para que un personaje se haga antipático<br />

es introducirlo en un momento que le sea poco favorable. El tesorero real Miguel <strong>de</strong><br />

Pasamonte, por ejemplo, entra en acción inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l histórico sermón <strong>de</strong><br />

Montesino (capítulo 31 <strong>de</strong> la segunda parte). Es él quien asume la <strong>de</strong>sagradable función<br />

<strong>de</strong> exigir la retractación <strong>de</strong>l sacerdote. Diego Colón 68 no interviene directamente, porque el<br />

narrador lo quiere entre los “buenos”. Lo exime <strong>de</strong> responsabilidad y ni siquiera toma en<br />

cuenta que, poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> iniciada la rebelión <strong>de</strong>l bahoruco, había reprimido severamente<br />

a los negros que se habían sublevado en su ingenio. Pero la historia le hace una mala jugada<br />

al narrador y la única salida posible para que su personaje se mantenga incólume, es escamoteando,<br />

gracias a brillantes artificios narrativos, importantes episodios <strong>de</strong>sfavorables al<br />

buen gobierno <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Cristóbal Colón en la isla <strong>de</strong> Santo Domingo.<br />

Enriquillo es pues una novela poblada <strong>de</strong> “buenos” y “malos” 69 . Un pequeño mundo en<br />

el que la Corona española no tiene ninguna responsabilidad, en el que sus representantes,<br />

67 “No se piense que Enriquillo estuvo siempre a la <strong>de</strong>fensiva, ni que solamente acometiera a los que entraban en el<br />

Bahoruco; sus salidas al llano para insultar a caminantes, arrieros, estancias y bohíos <strong>de</strong> gente pacífica fueron muchas.<br />

Tuvo arte <strong>de</strong> guerrillero y en el adquirir armas a<strong>de</strong>cuadas contra el enemigo fue intrépido y tal cual vez afortunado.<br />

Sus trazas en plan <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa se dice que fueron: dar or<strong>de</strong>n a los indios que habían <strong>de</strong> ejecutar insultos y mudarse <strong>de</strong><br />

paraje inmediatamente para no ser hallados por la confesión arrancada a prisioneros <strong>de</strong> los suyos; las mujeres estaban<br />

en sitios recónditos; no se hacía humo sin su licencia, ni tala ni corte en mucha distancia <strong>de</strong> los pasos naturales <strong>de</strong> los<br />

montes; a los gallos tenía cortada la lengua para que no cantasen y, seguidos <strong>de</strong> españoles, no hacían frente sino en sitios<br />

y en ocasión <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>rlos con peñascos lanzados <strong>de</strong> cimas; cuando estaban lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensas naturales, cansaban al<br />

enemigo hasta acabársele el agua y los bastimentos; entonces era el atacar, y cuando no podían, el burlarlos con vayas<br />

y cantaletas”. Utrera, fray Cipriano, La polémica <strong>de</strong> Enriquillo, Santo Domingo, Edición <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia Dominicana <strong>de</strong><br />

la Historia, 1973, nota 19, pp.449-450.<br />

68 “Educado Don Diego en el [palacio] <strong>de</strong> los Reyes católicos, su carácter leal y sin doblez le había preservado <strong>de</strong> la<br />

corrupción ordinaria <strong>de</strong> las cortes: sus cualida<strong>de</strong>s morales al par que su <strong>de</strong>spejado talento y la distinción <strong>de</strong> toda su persona,<br />

dotada <strong>de</strong> singular gracia y apostura, hacían <strong>de</strong> él un cumplido caballero, digno por todos los conceptos <strong>de</strong>l gran<strong>de</strong> apellido<br />

que llevaba y <strong>de</strong> sus altos <strong>de</strong>stinos. Fue el suyo, sin embargo, como había sido el <strong>de</strong> su padre, luchar perpetuamente con<br />

la injusticia y la calumnia, herencia funesta que recogió como parte integrante <strong>de</strong> su vasto patrimonio” (p.518).<br />

69 Todos los personajes tienen una función en la novela, que pue<strong>de</strong> ser dividida en dos gran<strong>de</strong>s categorías: los buenos<br />

y los malos; me he permitido hacer una lista <strong>de</strong> los personajes con sus funciones respectivas: Las Casas, Diego Colón y<br />

su mujer, la familia Colón, Francisco <strong>de</strong> Valenzuela (el padre <strong>de</strong> Andrés), María <strong>de</strong> Cuéllar, doña Ana (Higuemota), doña<br />

Leonor, los dominicos, Diego Velázquez (durante un tiempo), Enriquillo, Camacho y a veces Tamayo, son los “buenos”.<br />

Ovando, Mojica, Andrés <strong>de</strong> Valenzuela, badillo, Pasamonte, el padre <strong>de</strong> María <strong>de</strong> Cuéllar, Velázquez (<strong>de</strong>spués), los<br />

“malos”. Los indios que son la causa <strong>de</strong> la maldad <strong>de</strong> esta gente no pue<strong>de</strong>n ser citados en esta categoría.<br />

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