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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

novela <strong>de</strong> costumbres, hace la pintura impresionista <strong>de</strong> una cabalgata: “Los hombres<br />

vienen <strong>de</strong> gala, sombrero <strong>de</strong> fieltro o yarey, pantalones holgados, chaquetas <strong>de</strong> paño<br />

con hileras <strong>de</strong> botones <strong>de</strong> metal y zapatos <strong>de</strong> cordobán, a cuyos talones están calzadas<br />

espuelas <strong>de</strong> sabaneros. Los jóvenes traen los chalecos que fueron <strong>de</strong> sus abuelos; los<br />

viejos, enganchada por precaución <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la oreja, una pipa…”.<br />

Algunos <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> bonó revelan su ten<strong>de</strong>ncia hacia lo novelesco: El Montero,<br />

en primer término; su proyecto <strong>de</strong> novela, <strong>de</strong> 1863; su vívida <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l Campamento<br />

restaurador <strong>de</strong> bermejo; y su ágil, ameno y sustancioso Congreso extraparlamentario, obra <strong>de</strong><br />

su fantasía, <strong>de</strong> su saber y su civilidad, especie <strong>de</strong> novela parlamentaria –si es que pudiera<br />

existir este subgénero– en el que expuso no menor pretensión que la <strong>de</strong> juntar la riqueza y la<br />

justicia. ¡Y era en tiempos <strong>de</strong> Heureaux!<br />

Su estilo llano, en ocasiones finamente humorístico, con sus vivas pinceladas <strong>de</strong>scriptivas,<br />

era el más apropiado para llegar al alma <strong>de</strong> sus lectores, a la manera <strong>de</strong> su entrañable<br />

compañero <strong>de</strong> proceridad, Ulises Francisco Espaillat. Ambos fueron, así, en el mismo ámbito,<br />

predicadores <strong>de</strong>liciosos, sin per<strong>de</strong>r en nada su sustancia. Su forma <strong>de</strong> expresión, paralela<br />

a la <strong>de</strong> los costumbristas españoles <strong>de</strong> la época, había <strong>de</strong> ser la más eficaz en un pueblo <strong>de</strong><br />

tan escasa instrucción como el nuestro.<br />

¿Qué libros eran los que llegaban a aquel medio? Difícil hallar hoy sus rastros, pero ya<br />

había en Santiago <strong>de</strong> los Caballeros imprenta y periódicos. Y es evi<strong>de</strong>nte que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allá había<br />

alguna comunicación con los centros culturales <strong>de</strong>l exterior, como lo evi<strong>de</strong>ncia el hecho <strong>de</strong><br />

que bonó publicara su novela nada menos que en El Correo <strong>de</strong> Ultramar, <strong>de</strong> París. El Cibao <strong>de</strong><br />

entonces contaba con tres magnas figuras civiles y a la vez intelectuales: Benigno Filomeno<br />

<strong>de</strong> Rojas, orador y economista que había asimilado la cultura británica en su larga estada<br />

en Inglaterra; Ulises Francisco Espaillat, especie <strong>de</strong> benjamín Franklin criollo; y bonó, un<br />

<strong>de</strong>sdoblamiento antillano <strong>de</strong> Pi y Margall.<br />

bonó, autodidacto, también como Espaillat, como casi todos los escritores dominicanos<br />

<strong>de</strong> su generación, particularmente los <strong>de</strong>l Cibao, fue el estudioso <strong>de</strong> toda la vida. Su cultura<br />

no fue estacionaria, sino en constante evolución, al tanto <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s pensadores<br />

<strong>de</strong> su época, preferentemente <strong>de</strong> los franceses; cultura acrecentada en sus viajes, en América<br />

<strong>de</strong>l Norte en 1858 y en Europa en 1875. 16<br />

Como persona culta, bonó fue lector <strong>de</strong> la novela picaresca española. En el lejano<br />

1863, en su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l glorioso Cantón <strong>de</strong> bermejo, en la guerra restauradora, hay<br />

esta alusión al más famoso pícaro español: “Cerca ya <strong>de</strong> mi rancho vi a un individuo<br />

dándose paseos gravemente vestido <strong>de</strong> frac <strong>de</strong> paño negro, pero <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cual, como<br />

el Escu<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l Lazarillo <strong>de</strong> Tormes, no había camisa ni otra pieza que impidiera su<br />

contacto con las carnes…”. 17<br />

Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista retórico, la obra <strong>de</strong> bonó contiene mo<strong>de</strong>stamente las dos calida<strong>de</strong>s<br />

que en esencia se le exigen a la novela: unidad e interés; y las condiciones que se le pi<strong>de</strong>n<br />

al novelista: fuerza creadora, maestría en el dibujo <strong>de</strong> los tipos <strong>de</strong> los personajes y un estilo<br />

16 En carta <strong>de</strong>l 12 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1875, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> berlín, <strong>de</strong>cía: “Fui a Potsdam y sucedió que el mismo tren en que iba<br />

llevaba a los dos Emperadores… el guía me enseñó al emperador Guillermo, viejo <strong>de</strong> setenta y ocho años, pero fuerte<br />

y ágil; al Emperador <strong>de</strong> Rusia, un hombrote; al príncipe Fe<strong>de</strong>rico Carlos; al mariscal Moltke; al príncipe bismark. Es<br />

<strong>de</strong>cir que en un momento vi todos los hombres que más ruido hacen hoy en el mundo… Fui a ver la casa <strong>de</strong>l Rey<br />

Filósofo…”. Papeles <strong>de</strong> Bonó…, p.434.<br />

17 E. R. D., Papeles <strong>de</strong> P. F. Bonó, S. D., 1964, p.121.<br />

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