03.04.2013 Views

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

Todavía la Luna no había sido eliminada por el paso <strong>de</strong>l Sol cuando ya el murmullo <strong>de</strong><br />

los pregoneros se elevaba como una humareda por encima <strong>de</strong> tejados y torres.<br />

Asnos cargados <strong>de</strong> pescado, especies, frutas. Hombres con cántaros <strong>de</strong> leche a la cabeza. Ven<strong>de</strong>dores<br />

<strong>de</strong> queso y <strong>de</strong> cuantos animales comestibles hay en la tierra pasaban frente a mi rejilla.<br />

En Caná tuve amigos. Una tar<strong>de</strong> me dijo Ezequiel, hijo <strong>de</strong>l dueño <strong>de</strong> la posada:<br />

—Hace unos meses que no pagas a mi padre. En estos días ha hablado <strong>de</strong> echarte a la<br />

calle. ¿Por qué no vienes al mercado y trabajas conmigo?<br />

Ezequiel tenía una pequeña venta <strong>de</strong> carne y había <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la posada <strong>de</strong> su padre un<br />

mata<strong>de</strong>ro don<strong>de</strong> se sacrificaban los animales y se <strong>de</strong>sollaban y seccionaban para ser vendidos<br />

por partes.<br />

Allí trabajé. Como en nuestra casa hubo siempre animales, y había aprendido el oficio<br />

<strong>de</strong> aten<strong>de</strong>rlos y sacrificarlos, no me fue difícil.<br />

Una mañana a eso <strong>de</strong> las diez, se me acercó Ezequiel para <strong>de</strong>cirme que en uno <strong>de</strong> los<br />

suburbios <strong>de</strong> Caná había una boda importante. Se casaba uno <strong>de</strong> nuestros amigos, con una<br />

hermosa joven llamada Leith, hija <strong>de</strong> un rico pana<strong>de</strong>ro.<br />

—Habrá <strong>de</strong> todo –me dijo Ezequiel–, podrás beber cuanto quieras.<br />

—Pero Ezequiel, no tengo ropas aseadas para esta boda.<br />

—No importa, te presto mi lienzo.<br />

—No, mejor me cuentas cuando regreses, tengo un cansancio <strong>de</strong> muchos días y prefiero<br />

dormir.<br />

—Como quieras.<br />

No asistí a la boda, pero al día siguiente Ezequiel vino a mí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy temprano para<br />

<strong>de</strong>cirme que en las bodas <strong>de</strong> Leith había sucedido algo maravilloso: un hombre llamado<br />

jesús, al que seguían doce hombres simples y sencillos, había convertido en vino más <strong>de</strong><br />

veinte tinajas <strong>de</strong> agua.<br />

—Estabas bien borracho, Ezequiel –fue mi respuesta.<br />

—No, Moabad te juro que no he bebido más <strong>de</strong> dos jarras y te juro que las que bebí las<br />

saqué <strong>de</strong> aquellas tinajas que antes tenían agua. ¡Yo mismo llené algunas <strong>de</strong> ellas!<br />

Al fin le <strong>de</strong>jé convencido <strong>de</strong> que creía en sus historias. Pero mi sorpresa fue gran<strong>de</strong> cuando me<br />

dijo que abandonaría el negocio y seguiría <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> jesús, al que yo <strong>de</strong>sconocía por completo.<br />

Traté <strong>de</strong> convencerlo <strong>de</strong> que todo podía ser un bonito truco. Sabía que si Ezequiel abandonaba<br />

el negocio me quedaría sin trabajo. De ahí mi interés porque cambiara <strong>de</strong> parecer.<br />

—Me voy <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él, Moabad. Es el Mesías. El que anunciaron los profetas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio <strong>de</strong> los siglos.<br />

—Entonces yo ¿Qué haré?<br />

—Tú vendrás conmigo. Ven<strong>de</strong>remos estas cosas, y con el dinero podremos pasar muchos<br />

días siguiendo a jesús.<br />

Esto me aseguraba por lo menos el modo <strong>de</strong> vida durante unos meses. No podía negarme<br />

a cumplir sus <strong>de</strong>seos. Ezequiel no era un mal muchacho, pero ya veía yo que estaba algo<br />

chiflado y falto <strong>de</strong> sentido. Como no me importaba lo que pensase y como él era quien lo<br />

costearía todo, <strong>de</strong>cidí acompañarlo a ver el tal jesús, que tanto revuelo le había causado.<br />

Mientras estuve <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la posada don<strong>de</strong> vivíamos, creí que todo aquello había sido<br />

una ilusión <strong>de</strong> Ezequiel, pero al salir a la plaza lo único que oí durante toda la mañana fue el<br />

rumor <strong>de</strong> que jesús convertía agua en vino, y que hasta algunos viñateros se habían atrevido<br />

a proponerle excelentes negocios.<br />

362

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!