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Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

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—Soy yo, vale, que vengo a acostarme.<br />

—¡Aaaá, bueno!<br />

Y me interno en la oscuridad buscando la cama.<br />

¡Qué hastío! La angustia que olvidé en la fiesta, nuevamente se me anuda en el pecho. La<br />

bo<strong>de</strong>ga, indudablemente, da vueltas. Su olor a provisiones repugna. ¡Todo es una pestilencia!<br />

Parece que al techo le nacen ojos que me miran airados y garras que vienen a herirme… Es como<br />

una pesadilla. Echado en la cama no puedo moverme. ¡La bo<strong>de</strong>ga se me cae encima…!<br />

V<br />

Diciembre corre con sus brisas frías. Los cañaverales florecidos <strong>de</strong> espigas, inmensos<br />

como un mar, serán abatidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mañana por la tromba humana que llegó <strong>de</strong> Haití y <strong>de</strong><br />

las islas inglesas.<br />

Cocolos y haitianos vinieron este año, como siempre encerrados en las hediondas bo<strong>de</strong>gas<br />

<strong>de</strong> vapores <strong>de</strong> carga, <strong>de</strong> lentas goletas, o en camiones, apretujados como mercancías.<br />

Por tierra o por mar, cuando llegan a los muelles <strong>de</strong> la compañía o a la estación terrestre,<br />

están a tal extremo <strong>de</strong>shechos que apenas se enteran <strong>de</strong> cuanto les está ocurriendo. Algunos<br />

que han hecho el viaje, me lo han <strong>de</strong>scrito con todos sus <strong>de</strong>talles.<br />

En el vientre <strong>de</strong> un buque <strong>de</strong> carga, meten generalmente una cantidad <strong>de</strong> hombres dos<br />

o tres veces mayor que la pru<strong>de</strong>nte. Allí los negros pasan días y noches, los unos encima <strong>de</strong><br />

los otros, alimentándose con pan y sardina <strong>de</strong> latas que les son suministrados por los que<br />

el central envía a reclutar hombres a Haití y a las islas inglesas. Gentes no acostumbradas a<br />

navegar, vomitan con frecuencia encima <strong>de</strong> sus compañeros. Esto les revuelve los estómagos<br />

a los <strong>de</strong>más y entonces el vómito se llega a generalizar, hasta quedar la bo<strong>de</strong>ga en condiciones<br />

tales, que no se encuentra lugar don<strong>de</strong> poner un pie. A esta miseria se aña<strong>de</strong> que muchos,<br />

<strong>de</strong>bido a su estado <strong>de</strong> postración y al mareo, y por falta <strong>de</strong> comodida<strong>de</strong>s –ya que no pue<strong>de</strong>n<br />

salir <strong>de</strong> su cárcel–, realizan sus necesida<strong>de</strong>s fisiológicas allí mismo. Esto es en los barcos.<br />

Los que viajan en camiones hacen el trayecto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Haití al Central en la caja <strong>de</strong> carga<br />

<strong>de</strong> los vehículos, <strong>de</strong> pies, imposibilitados para sentarse durante un momento. Como el cargamento<br />

humano sobrepasa la capacidad <strong>de</strong>l camión, y los hombres, por efectos <strong>de</strong> la inercia<br />

en las curvas <strong>de</strong>l camino son arrojados <strong>de</strong> un lado a otro, esto provoca año tras año terribles<br />

volcaduras con sus naturales balances <strong>de</strong> muertos y heridos que raras veces aparecen en las<br />

columnas <strong>de</strong> algún periódico sin ninguna clase <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles.<br />

Cuando llegan al batey central, los pobres negros no saben lo que se trata <strong>de</strong> hacer con<br />

ellos. Están molidos, in<strong>de</strong>fensos, y se <strong>de</strong>jan arrear en rebaños. Entonces son repartidos. En un<br />

corral <strong>de</strong> alambre <strong>de</strong> púas, encerrados como ganado, vigilados por los policías <strong>de</strong>l Central<br />

que rondan cejijuntos, armados <strong>de</strong> revólver y machete, son contados y apartados, para ser<br />

remitidos a las diversas colonias.<br />

Dice una voz:<br />

—Para “El 63”, ¡cincuenta hombres!<br />

Y otra respon<strong>de</strong>:<br />

—¡Ya están!<br />

Sigue la primera:<br />

—Para “El 109”, ¡treinticinco hombres!<br />

Y la otra repite:<br />

—¡Ya están!<br />

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