03.04.2013 Views

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

Volumen VI - Novela - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n <strong>VI</strong> | NOVELA<br />

Era ya noche cerrada cuando volvió a su casa la buena Doña Leonor –única amiga <strong>de</strong><br />

valimiento con quien contaban en la Maguana los jóvenes esposos, aunque el cacique no<br />

<strong>de</strong>sconfiaba todavía <strong>de</strong> Valenzuela. Tan pronto como vio a Enriquillo, la leal matrona le dijo<br />

con aire apesadumbrado:<br />

—Lo he sabido todo: no son gratas las nuevas que os traigo.<br />

Y en seguida refirió a la atenta y silenciosa pareja como la esposa <strong>de</strong> Don Francisco Hernán<strong>de</strong>z,<br />

a quien había estado a visitar en la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l domingo, la había informado <strong>de</strong> que, alertados los<br />

principales encomen<strong>de</strong>ros por una carta <strong>de</strong>l padre Las Casas a Enriquillo, la cual se hubo sin<br />

explicarse cómo, habían comisionado secretamente al regidor Alfonso Daizla, para que fuera a<br />

Santo Domingo a contrarrestar los trabajos <strong>de</strong>l padre en daño <strong>de</strong> los colonos <strong>de</strong> la Maguana, y a<br />

<strong>de</strong>svanecer las quejas que suponían haber escrito el joven cacique, a quien todos habían cobrado<br />

por lo mismo gran<strong>de</strong> aversión. El regidor Daizla regresó <strong>de</strong> su comisión el sábado por la tar<strong>de</strong>,<br />

muy complacido, pues los jueces y oficiales reales lo <strong>de</strong>spacharon con todo favor, y le dieron<br />

cartas para las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> San juan, mandándoles que no consintieran novedad alguna en la<br />

policía y administración <strong>de</strong> las encomiendas, y que si alguna reforma <strong>de</strong> las antiguas or<strong>de</strong>nanzas<br />

se había introducido por cualquier persona, la revocaran <strong>de</strong>l todo y se atuvieran a guardar el<br />

or<strong>de</strong>n establecido. Las Casas se había ido <strong>de</strong>rrotado para España, según agregó Daizla.<br />

El cacique oyó con gran suspensión <strong>de</strong> ánimo el relato <strong>de</strong> Doña Leonor: bien supo compren<strong>de</strong>r<br />

a primera vista la intensidad <strong>de</strong> la borrasca que se le venía encima; pero no <strong>de</strong>jó<br />

traslucir ninguna muestra <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, y replicó sosegadamente:<br />

—Una cosa me agrada y me conforta, en medio <strong>de</strong> la pena que me causa el injusto enojo<br />

que existe contra mí. El padre Las Casas, mi buen protector, no me olvidó, como llegué a<br />

temerlo: ¡cuánto daría por leer su carta!<br />

—Salí esta tar<strong>de</strong> con esperanzas <strong>de</strong> conseguirla –repuso Doña Leonor–; pues beatriz,<br />

la esposa <strong>de</strong> Hernán<strong>de</strong>z, me aseguró que estaba en manos <strong>de</strong> Sotomayor; pero éste me<br />

dijo que la había <strong>de</strong>vuelto, sin expresar a quién. Me reprochó a<strong>de</strong>más que yo te tratara con<br />

amistad, y como volví por tu <strong>de</strong>fensa diciéndole que quisiera ver esa carta, segura <strong>de</strong> que<br />

ha sido mal interpretada, tuvimos un altercado sobre el asunto, y nos separamos no muy<br />

satisfechos el uno <strong>de</strong>l otro.<br />

—¡Cuánta bondad, señora! –exclamó el cacique–; pero a fe que me hacéis justicia. No<br />

merezco que se me trate como a enemigo, por haber querido obrar con pru<strong>de</strong>ncia y rectitud,<br />

cumpliendo mi <strong>de</strong>ber.<br />

Y Enrique narró punto por punto la materia <strong>de</strong> su carta a Las Casas, explicando su<br />

móvil y objeto.<br />

—No creo que esto vaya muy lejos, hijo –concluyó Doña Leonor–; pero <strong>de</strong> todos modos, y<br />

suceda lo que sucediere, nunca llegará a faltaros mi amistad, por estos asuntos <strong>de</strong> vil interés.<br />

—¡Que el cielo <strong>de</strong>rrame sobre vos todos sus favores señora! –dijo Enriquillo a la<br />

bondadosa dama–. Sin vos aquí, mi pobre Mencía no tuviera en San juan una sola amiga<br />

que disipara el hastío <strong>de</strong> su soledad.<br />

—Soy yo la que agra<strong>de</strong>cida –replicó la viuda–, <strong>de</strong>bo ben<strong>de</strong>cir a la Provi<strong>de</strong>ncia, que me<br />

ha <strong>de</strong>parado esta criatura angelical como amiga y compañera.<br />

Es <strong>de</strong> suponer que el cacique dormiría mal aquella noche: presentía la proximidad <strong>de</strong><br />

una gran crisis en su existencia. Como era su costumbre, abandonó el lecho a la primera<br />

luz <strong>de</strong>l alba, y aunque el aire estaba frío y la tierra hume<strong>de</strong>cida por la lluvia, salió a caballo<br />

a recorrer los campos inmediatos, cediendo a la necesidad <strong>de</strong> buscar en el movimiento y<br />

684

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!