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institucional (la Iglesia) que congrega a la multiplicidad en una unidad, con una conciencia universal<br />
desplegada como una cultura en torno a la fe en Cristo Jesús (la Cristiandad).<br />
2. La decadencia del Imperio romano<br />
En los últimos tiempos del mundo antiguo, el Imperio se había constituido en una estructura objetiva<br />
dentro de la cual las distintas tradiciones aportadas por los diferentes pueblos que lo integraban encontraban un<br />
ámbito adecuado de contención y desarrollo. Roma había dado una legislación (el derecho romano), una<br />
lengua (el latín), un sistema político centralizado (Imperio), redes camineras, sistemas monetarios, correos,<br />
etc.. Estos elementos formaban parte de aquella estructura objetiva (externa a los individuos que la integraban)<br />
la que, al mismo tiempo, se expresaba en un tipo de conciencia universal. Pero todo este sistema de<br />
centralización que había construido Roma entró en crisis para luego desaparecer.<br />
Entre las distintas razones que llevaron a la extinción del Imperio, hay que destacar el desgaste que<br />
implica montar, hacer funcionar y mantener unida una organización de esta magnitud, la burocratización, la<br />
extensión de las fronteras y las infiltraciones de los bárbaros, la progresiva rigidez de la estructura social, etc..<br />
Este proceso de crisis se acentuó en el siglo II con la «anarquía militar», la que tuvo efectos en todos los planos<br />
de la vida imperial, influyendo en el régimen social, en la estructura económica, en la organización política y<br />
en la actividad espiritual. Es en este momento cuando la unidad política y cultural del mundo romano comenzó<br />
a resquebrajarse, desmoronándose paulatinamente la estructura del Imperio, su conciencia universal objetiva.<br />
La cuestión militar se tornó altamente crítica: los distintos ejércitos del Imperio comenzaron a llevar adelante<br />
políticas independientes impulsando a sus respectivos jefes hacia la lucha por la hegemonía política y, por<br />
consiguiente, promovieron frecuentes conflictos internos. Este desmoronamiento de la estructura produjo<br />
efectos particularizantes y diversificantes.<br />
Los funcionarios, cada vez más, se convirtieron en burócratas recaudadores de impuestos, la<br />
producción decreció, la propiedad se concentró en grandes terratenientes, el soborno y la corrupción se<br />
generalizaron. En el plano espiritual hubo un resquebrajamiento de los ideales de la romanidad y la religión del<br />
Estado se mostró incapaz de revivificar las antiguas energías cediendo terreno a las religiones salvacionistas<br />
que llegaban de Oriente. De ellas, fue el cristianismo la que terminó por prevalecer.<br />
A la muerte de Teodosio, el Imperio se dividió en Imperio Romano de Oriente 236 e Imperio Romano<br />
de Occidente. A partir de allí, sucesivas oleadas de tribus germánicas, favorecidas por la debilidad del Estado,<br />
empezaron a penetrar las fronteras del Imperio Romano de Occidente en busca de nuevos territorios sobre los<br />
que asentarse. En el 476 d. C., cuando fue depuesto Rómulo Augusto, ya nadie tuvo fuerza suficiente como<br />
para ser su sucesor y el Imperio quedó definitivamente disgregado.<br />
El paisaje material que ofreció el comienzo del mundo cristiano medieval estuvo configurado por la<br />
presencia de múltiples reinos autónomos, hostiles entre sí, que intentaban sobrevivir e imponer su hegemonía.<br />
Esto fue acompañado por la formación de sistemas económicos también autónomos, el despoblamiento de las<br />
ciudades, la casi desaparición del comercio y la moneda, la pérdida de funcionalidad y el deterioro de las redes<br />
camineras, el hundimiento del sistema legal único, etc.. Así, la estructura universal del Imperio deja de tener la<br />
fuerza ordenadora y universalizadora de otrora, dando lugar a la aparición de elementos particularizantes y<br />
diversificantes.<br />
3. Las invasiones de los pueblos bárbaros<br />
A partir de los finales del siglo III, irrumpieron en la escena política los pueblos bárbaros,<br />
principalmente los germanos. En un principio las invasiones se hicieron de un modo pacífico: algunas tribus<br />
236<br />
El Imperio Romano de Oriente se llamó Imperio Bizantino y tuvo su capital en Constantinopla. Se dejará de lado el<br />
proceso de este Imperio, para centrar la atención en el desarrollo del Imperio Romano de Occidente.<br />
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