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CAPÍTULO 16<br />

LA CRÍTICA DE LA RAZÓN EN IMMANUEL KANT<br />

1. Introducción. Vida y obra<br />

Immanuel Kant nació en Königsberg (Prusia) en 1724 y murió en la misma ciudad (de la que nunca<br />

salió) en 1804. Profesó, como su madre, la religión pietista. Desarrolló un saber global de todas las disciplinas<br />

científicas (no solamente conocía y enseñaba metafísica, gnoseología, epistemología, lógica, moral, estética y<br />

demás disciplinas filosóficas, sino también teología, matemáticas, física, antropología, geografía, etc.). Kant es<br />

uno de los típicos representantes del Iluminismo alemán y su pensamiento enaltece como fundamentos<br />

supremos la razón y la libertad.<br />

Este filósofo realizó su obra en la segunda mitad del siglo XVIII y él mismo caracteriza su época como<br />

la de la «mayoría de edad», la de la madurez de la humanidad, en la que se superó la adolescencia (signada por<br />

la autoridad y tutela paternas). La filosofía kantiana expresa la conciencia que la burguesía europea tiene de sí<br />

misma, del crecimiento de su poder y capacidad, y la decisión de salir de toda tutela exterior (de la nobleza, del<br />

clero, de las monarquías absolutas). La «acumulación originaria» le ha permitido acceder a la decisión política<br />

autónoma. Los siglos anteriores mostraron la necesidad de esta tutela: el «yo pienso» de Descartes requería de<br />

la prueba de la existencia de Dios para superar el solipsismo de la conciencia; de la misma manera, que la<br />

conquista de América requirió de la tutela de las monarquías católicas (justificándola en la «evangelización»).<br />

En este sentido, se ha establecido un paralelo entre el «yo pienso» y el «yo conquisto».<br />

Las colonias americanas han posibilitado la consolidación de las burguesías europeas, que han<br />

acumulado poder y que ahora pueden afirmarse por sí mismas: han asumido «la mayoría de edad», en la que<br />

«la razón dicta leyes a la naturaleza», y «establece un tribunal que asegure sus legítimas aspiraciones», no<br />

admitiendo ninguna otra autoridad fuera de sí misma.<br />

Es una razón que «regula» desde sí misma, y a la cual debe adecuarse toda realidad. Es la razón<br />

burguesa, que toma el poder político en Francia, convirtiéndose en único juez, determinando desde sí la<br />

realidad social, política y económica. Esta razón quiere im-poner también a la historia sus principios: «libertad,<br />

igualdad, fraternidad». “La razón enfrenta a la historia en exterioridad e intenta someterla a sus leyes. La<br />

historia no es racional. Por el contrario: es necesario obligarla a ser racional” 405 . ¿Cómo se convierte la historia<br />

en racional? Construyéndola a partir de principios racionales, adecuando la historia a la razón, construyendo la<br />

sociedad nuevamente desde principios racionales (toda revolución se concibe a sí misma como un nuevo<br />

comienzo): éste es el intento de la Revolución Francesa.<br />

La pretensión de construir la realidad y la historia a partir de la razón es la tarea de la revolución, pero<br />

el desarrollo de este poder requiere de un conocimiento de sus posibilidades, sus límites y los alcances de la<br />

razón. A este conocimiento de los fundamentos de la razón, Kant lo llama «Crítica de la Razón Pura».<br />

Como en el caso de Hume, sólo nos ocuparemos de algunos aspectos del pensamiento kantiano<br />

relativos al problema del conocimiento, la epistemología y la relación de la teoría y la práctica. El eje de la<br />

discusión epistemológica se había centrado en el problema de cuál era el medio de conocimiento más<br />

adecuado. El racionalismo sostenía que el medio más adecuado de conocimiento es la razón, puesto que la<br />

realidad es en sí misma racional; mientras que el empirismo sostenía que el medio más adecuado es la<br />

experiencia, puesto que en ella se originan todos los contenidos de nuestros conocimientos. La oposición se<br />

establece entre los términos razón/experiencia o teoría/empiria. Kant desliza el eje de la discusión hacia la<br />

oposición teoría/práctica, donde «teoría» es sinónimo de contemplación pasiva y «práctica» de actividad<br />

transformadora 406 .<br />

405<br />

Cf. Feinmann, J. P.: Filosofía y nación, Buenos Aires, Editorial Legasa, 1982, p. 94.<br />

406<br />

El significado del término teoría es diverso en las dos oposiciones y no debe ser confundido. La teoría incluye, a partir<br />

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