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El planteo que Aristóteles efectuaba a partir de esta caracterización del hombre y teniendo en cuenta su<br />
visión teleológica 248 , era que el hombre, además de una multiplicidad de fines mediatos o particulares, poseía un<br />
fin último: la theoría.<br />
Santo Tomás va a transformar esta doctrina ya que la visión aristotélica del fin último del hombre<br />
resulta demasiado intelectualista porque subordina las virtudes morales a las intelectuales y, en última instancia,<br />
el hombre en su totalidad está supeditado a la mera contemplación de la verdad como su fin último.<br />
Y esa transformación estará ligada a su concepción cristiana. Por un lado, como ya se dijo, comparte<br />
con Aristóteles la determinación de la esencia mediante la razón, pero mientras éste ponía como fin último la<br />
contemplación o el conocimiento de la verdad, para santo Tomás será la contemplación o el conocimiento de<br />
Dios. Y esto le ha de dar a ese fin último propio del hombre como ser inteligente un contenido más específico y<br />
de naturaleza inmediatamente ética.<br />
El conocimiento de Dios alcanzado por la razón, al ser lo conocido el bien supremo, la verdad y fuente<br />
de la verdad de todos los bienes, no se agota en un mero conocimiento, sino que suscita el amor hacia ese<br />
supremo bien conocido y la aspiración de imitar su perfección. El conocimiento amoroso de Dios lleva al alma a<br />
la búsqueda de la perfección, que es realizar en sí misma la perfección que recibe de Dios. Por ello es que este<br />
conocimiento tiene inmediatamente una finalidad ética y no queda en mera contemplación.<br />
Pero además, el alma racional posee una característica propia sólo de ella: la inmortalidad. El alma<br />
vegetativa y el alma sensitiva mueren junto con el cuerpo. Por eso es que el fin último del hombre (conocer y<br />
amar a Dios, y por lo tanto, aspirar a gozar perpetuamente de su presencia -lo que santo Tomás llama<br />
«bienaven-turanza»-) sólo puede ser alcanzado plenamente en la otra vida y no en ésta. Es decir, el alma logra<br />
su plena realización cuando, libre de las limitaciones corpóreas que la atan a las necesidades vegetativas y<br />
sensitivas, puede alcanzar una unión amorosa con la divinidad.<br />
9. El conocimiento<br />
Lo que se plantea ahora es cómo se produce el conocimiento cuando el alma aún está ligada al cuerpo.<br />
La postura de Aristóteles y de santo Tomás respecto al conocimiento es categorizada como «realista» 249 . El<br />
hombre es un ser corpóreo y espiritual, posee dos facultades de conocimiento: sensible (los sentidos) e<br />
intelectual (la razón). El conocimiento comienza por los sentidos: vemos una manzana (su color y su figura), la<br />
tocamos, percibimos su olor, etc. Todos esos datos que nos dan los sentidos (color, figura, olor, consistencia,<br />
sabor, etc.) reunidos, forman la imagen o especie sensible de la manzana. Esa imagen es siempre imagen de una<br />
manzana en particular (que es roja y no amarilla, que tiene tal tamaño y no tal otro, tal aroma, etcétera), es la<br />
imagen de esta manzana y no de la manzana en general, es individual y no universal.<br />
La esencia de la manzana, en cambio, es universal, es lo que hace que todas las distintas manzanas<br />
individuales sean manzanas, es lo que todas las manzanas tienen en común. El conocimiento de la esencia, de lo<br />
universal, no es un conocimiento sensibles, sino intelectual: no “vemos” la esencia con los ojos, sino con el<br />
pensamiento. No conocemos la esencia mediante una imagen (especie sensible), sino mediante un concepto<br />
(especie inteligible).<br />
Pero la esencia universal está presente en cada una de las cosas individuales (por eso podemos decir de<br />
cada manzana individual que es una manzana), y por lo tanto está contenida también en la imagen, sólo que de<br />
un modo implícito, en potencia. El entendimiento, operando sobre esa imagen, va a abstraer [ = separar] las<br />
características universales de la manzana de las características particulares de esta manzana, y así va a hacer<br />
explícita esa esencia universal. Así es como se forma el concepto.<br />
248<br />
Todo está orientado hacia un fin último.<br />
249<br />
Podemos entender por realismo la postura filosófica que sostiene que el intelecto humano conoce la realidad tal como<br />
ella es, sin modificarla en el proceso de conocerla, que el intelecto conoce las esencias de las cosas.<br />
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