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que decir, que el espíritu es libre en su necesidad, sólo en ella tiene su libertad, puesto que su necesidad<br />

consiste en su libertad. Así son opuestas las diferencias en unidad. Sin duda, llegar a pensar esta unidad es muy<br />

difícil, [ya que] el entendimiento [kantiano] no quiere acercarse a esa unidad; pero se debe tender a ella y<br />

conseguirla. Siempre es más fácil decir que la necesidad excluye la libertad y viceversa, que captar lo concreto.<br />

Ciertamente hay formas, que son solamente necesarias, que están sometidas a la necesidad, pertenecen<br />

exclusivamente a la necesidad, son las cosas naturales [en la naturaleza no hay libertad, sino sólo<br />

determinación, pero ello no debe llevar a pensar que en el espíritu hay sólo libertad o que una y otra se<br />

excluyen siempre]; pero éstas [las cosas naturales], precisamente por eso, no son verdaderas realidades, con lo<br />

que no quiere decirse que no existan, sino solamente que no poseen su verdad en sí mismas. La naturaleza es,<br />

por eso mismo, abstracta, no logra la verdadera realidad. El espíritu no puede ser excluyente. Cuando es<br />

concebido como mera libertad, sin necesidad, entonces es arbitrario, es libertad abstracta, o formal, vacía” 429 .<br />

En resumen: la filosofía analítica kantiana, al partir de la abstracción (separación), se condena a no<br />

poder conocer ni lo que las cosas son en sí mismas, ni las acciones libres ni lo absoluto. La filosofía de la<br />

identidad (como llama Hegel a la tradición spinozista expresada en Schelling), supera esta abstracción<br />

partiendo de la unidad (no-separación) del sujeto-objeto en lo Absoluto (pensado como naturaleza-viviente o<br />

creación artística), aunque este saber estético en su inmediatez, es -para Hegel- confuso e indiferenciado. La<br />

verdadera realidad consiste en la unidad de los opuestos, es decir, en la dialéctica.<br />

3. La superación de los límites de la razón subjetiva<br />

Hegel se hace cargo de la tradición iluminista y lleva hasta sus últimas consecuencias la<br />

fundamentación de lo real en la libertad: “La Filosofía enseña -dice- que todas las propiedades del espíritu<br />

existen sólo mediante la libertad, que todas son simples medios para la libertad, que todas buscan y producen la<br />

libertad. Es este un conocimiento de la Filosofía especulativa, que la libertad es la única cosa que tiene verdad<br />

en el espíritu. (...) Cuando el espíritu tiende a su centro, tiende a perfeccionar su libertad; y esta tendencia le es<br />

esencial” 430 . Reconoce a Kant y a Fichte el haber sido los primeros en hacer el intento de fundamentar el<br />

conocimiento en la libertad en la modernidad, pero los resultados le parecen insatisfactorios.<br />

3.1. El concepto de espíritu permite superar la abstracción del punto de partida kantiano: San<br />

Agustín contaba la anécdota del chico que jugaba en la playa: había cavado un hoyo en la arena y con un<br />

baldecito quería transportar el agua del mar al hoyo. Esa vivencia le había permitido a san Agustín hacer la<br />

analogía de la relación entre lo finito y lo infinito: así como el hoyo no pude contener el mar, así el<br />

entendimiento humano [finito] no puede comprender a Dios [infinito]. De manera análoga, para el kantismo, el<br />

movimiento de la libertad finita que intenta contener lo Absoluto se ve continuamente frustrado, puesto que si<br />

se parte de la separación entre lo finito y lo infinito, lo finito nunca logrará contener lo infinito. Pero Schelling<br />

había mostrado que el sujeto finito es inmanente a lo Absoluto desde el origen y Hegel parte de este supuesto.<br />

El espíritu es concebido como lo Absoluto 431 que se finitiza y particulariza a sí mismo, y no de la finitud que<br />

no llega nunca a infinitizarse.<br />

429<br />

Hegel, G.W.F.: Introducción a la historia de la filosofía, Buenos Aires, Aguilar Argentina S.A., 1975a, p. 68.<br />

Corchetes nuestros.<br />

430<br />

Hegel, G.W.F.: Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, Madrid, Revista de Occidente, 1974b, p. 62.<br />

431<br />

Absoluto, de absolutum, ab-suelto, des-ligado, in-dependiente.<br />

Dice Hegel, que lo verdadero es lo absoluto. Absoluto es lo-que-es en sí y para sí, y esto último es lo que Aristóteles<br />

llamaba «ousía» y que se tradujo al latín como «substantia». De manera, que lo absoluto puede ser comprendido (y de<br />

hecho lo fue históricamente) como «substancia». Pero esto no es suficiente, “según mi modo de ver, que deberá<br />

justificarse solamente mediante la exposición del sistema mismo, todo depende de que lo verdadero no se aprehenda y<br />

se exprese solamente como substancia, sino también y en la misma medida como sujeto” (Hegel, Fenomenología del<br />

espíritu, México, F.C.E., 1966, p. 15). Sujeto traduce el término latino subjectum, y esta último el griego hypokeimenon:<br />

lo que sostiene desde la base lo puesto o arrojado sobre él. Lo absoluto verdadero es al comienzo de la filosofía y<br />

198

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