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el saber sobre el saber, es necesariamente especializado y múltiple, configura disciplinas. La revolución en<br />

la gestión ha transformado la sociedad convirtiéndola en una sociedad de los saberes. La sociedad<br />

postcapitalista es para Drucker una sociedad de los saberes: una sociedad globalizada con un saber<br />

especializado.<br />

Sin embargo, como contrapartida de la globalización de los problemas 799 , la experiencia humana se<br />

ha partido en trozos: todos pertenecemos a un mismo mundo pero este mundo está roto, está fragmentado,<br />

está dislocado, tiene una falla de estructura. Para Touraine 800 existen cuatro fragmentos reconocibles de la<br />

modernidad estallada: la sexualidad, el consumo, las empresas multinacionales (que corresponde a lo que<br />

Drucker llama «gestión») y las identidades nacionales.<br />

(1) El psicoanálisis difundió y generalizó el hallazgo nietzscheano: la conciencia y la razón del<br />

sujeto no son más que un epifenómeno de las fuerzas más profundas del Ello, de la energía vital, de la<br />

sexualidad. A través de un largo proceso, cuyos orígenes tal vez puedan rastrearse hasta el Renacimiento y<br />

la Reforma, la intimidad y sexualidad de los individuos se fue liberando de los controles de la Iglesia, del<br />

Estado y de las instituciones de moralidad. Con la expansión de la teoría y las prácticas psicoanalíticas<br />

asociadas a las vanguardias artísticas (surrealismo, dadaísmo) los individuos encontraron una vía para<br />

desatarse progresivamente del control social o, al menos, para privatizarlo. Las energías vitales individuales,<br />

que escapan a los controles represivos de la realidad social y cultural, comenzaron a ser vistos como un<br />

ámbito de libertad y autonomía pero también de placer, gratificación y satisfacción individuales.<br />

Sin ignorar que existen factores socio-económicos y culturales condicionantes, es evidente que las<br />

personas en la actualidad viven en un mundo en el que cada uno puede elegir por sí y sin injerencia del<br />

Estado, de los grupos o de otras personas, las propias reglas de vida. Esta mayor libertad individual ha sido<br />

un logro del último siglo, aunque, como contrapartida, se ha incrementado la pérdida del sentido de la vida.<br />

Es decir, la gente tiene la sensación de que ya no hay causas, ideales o utopías por las que valga la pena vivir<br />

o morir 801 .<br />

(2) Paralelamente, el capitalismo se reestructuró desplazando el acento desde la producción y la<br />

acumulación hacia el consumo masivo. Mientras que en el siglo XIX se perseguía el control de los recursos<br />

y el ahorro de energías en función de la acumulación creciente, el siglo XX persiguió la superproducción,<br />

con obsolescencia planificada de los productos, dirigida al consumo masivo de un mercado virtual<br />

construido y explotado por el márketing. La racionalidad de la producción planificada fue reemplazada por<br />

la «irracionalidad» de la demanda orientada por el deseo de reconocimiento o prestigio social y por el<br />

facilitamiento de los quehaceres rutinarios. Se abrió, de este modo, otro ámbito de satisfacción de los deseos<br />

individuales/sociales: el consumo.<br />

(3) Con la expansión de la sociedad de consumo, la empresa experimentó una mutación decisiva. La<br />

concentración de productos, característica del siglo XIX, se transforma en concentración de capitales<br />

financieros que ya no se interesan principalmente en la compra y venta de productos sino en la compra y<br />

venta de acciones, de capitales. Esto permitió una mayor movilidad de las empresas de capital y su rápida<br />

internacionalización y transnacionalización. Surgieron así las empresas multinacionales, que ya no se basan<br />

en el incremento de la productividad para ganar mercados ni se especializan en una rama de la producción,<br />

sino que controlan grandes masas de capital y los hacen fluir por todo el planeta, convertido en “mercado<br />

universal”. Como consecuencia -señala Touraine 802 -, la idea de sociedad comenzó a ser reemplazada por la<br />

idea de mercado, la sociedad liberal reemplazó a la sociedad de clases y la exclusión a la explotación. La<br />

categoría de «mercado» reduce la complejidad de las relaciones sociales a su instrumentalidad. Por tal se<br />

entiende la utilización racional y productiva de los medios disponibles para alcanzar fines dados. La lógica<br />

799<br />

Touraine, A.: 1993, pp. 279.<br />

800<br />

Cf. Touraine, A.: 1993, pp. 129 ss..<br />

801<br />

Cf. Taylor, Ch.: La ética de la autenticidad, Barcelona, Ediciones Paidós, pp. 38-40.<br />

802<br />

Cf. Touraine, A.: 1993, p. 234.<br />

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