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por la civilización, deslizándose a hacia modos de vida cada vez más marginales. Desarrollaron una voluntad de<br />
transgresión social y la sostuvieron con orgullo 533 .<br />
2°) Los modernistas orientaron su búsqueda hacia el arte en sí mismo. El movimiento romántico<br />
propugnaba una vuelta a la naturaleza, una búsqueda de la naturaleza verdadera. Para los modernistas aquella<br />
“naturaleza” era el resultado del trabajo, que el arte había volcado sobre ella. De manera que el arte no era<br />
solamente el lugar de la verdad, sino también el fin, el objetivo perseguido.<br />
El movimiento artístico del siglo XIX acompañó el proceso de la revolución industrial y de la<br />
expansión del capitalismo. Una aguda descripción del proceso industrialista fue desarrollada en escritores<br />
como Balzac y Zola. En lo literario, sus momentos fueron: el realismo, el naturalismo, y luego, el<br />
impresionismo. Se puede ver, a través de esos momentos, cómo los artistas abandonaron la descripción de la<br />
naturaleza, para indagar en el arte mismo.<br />
3°) El modernismo puso al sujeto en el centro del arte. Por ejemplo: en la pintura de los impresionistas,<br />
no se dibujaba la naturaleza tal cual es, sino tal como la percibe el pintor, subjetivamente. El pintor impresionista<br />
no reproducía los colores «objetivos» que veía en el modelo, no copiaba los colores de las cosas, sino que se<br />
ponía él mismo en los colores 534 . Las pinturas de Cézanne, en las que se juega con los colores en un proceso,<br />
que es completamente frío y calculado, son típicas en este sentido. No se trata de la reproducción de la<br />
naturaleza tal como se aparece, sino del estudio de cómo el pintor percibe la realidad y la construye fríamente.<br />
Detrás de todos sus cuadros hay formas geométricas: cálculo y descomposición. Allí se encuentran las bases del<br />
cubismo, tal como se desarrollará a principios del siglo XX.<br />
4°) El subjetivismo, que puso al sujeto en centro del arte, tendió a concebir el fenómeno estético como<br />
lenguaje, más que como reproducción o representación. En las pinturas de van Gogh, por ejemplo, no se<br />
reproduce la realidad tal cual la vemos, sino la realidad tal como la vive el pintor. Lo verdaderamente real no es<br />
la naturaleza, sino la expresión 535 . Y en última instancia, todo es expresión. Así como para el medieval todo era<br />
símbolo, que anudaba el cielo con la tierra, así para los modernistas, la naturaleza era una metáfora, que<br />
expresaba algo que estaba por detrás, y que se revelaba a quien pudiera captarlo a través del arte. El arte<br />
expresaba lo más profundo de la realidad, que el común de los hombres no era capaz de percibir, por estar<br />
sometidos a la oscuridad mezquina de la cotidianeidad burguesa o a la mutilación reductora de la racionalidad<br />
científica.<br />
5°) La misión del artista era develar los secretos, «inspeccionar lo invisible». “Hay que ser capaces de<br />
ver visiones” -decía Rimbaud. Lo que el artista buscaba no era la realidad misma, sino Las «visiones» que están<br />
detrás de ella. Pero sólo los elegidos lograban resistir esta «deshumanización» de los sentidos, esta<br />
maximización de las sensaciones, que es necesaria para poder develar el trasfondo. Y el artista que lo lograba,<br />
creaba una diferencia abismal con los demás hombres, en tanto que rompía con todas las formas normales de<br />
533<br />
“En otros tiempos, en el fervor de una historia revolucionaria fue posible esperar changer la vie [cambiar de vida], como<br />
decía Rimbaud. Ahora, frustradas aquellas esperanzas, era necesario hallar en otro lado una condición que no había sido<br />
posible crear dentro de las fronteras de Europa. Inmerso en esta peripecia, halla explicación el grito más angustiado de<br />
Rimbaud: «La auténtica vida está ausente. Nosotros no estamos en el mundo.» Y cuando esta operación resulte vana<br />
entonces ya no quedará más que elegir otros caminos y buscar la libertad en el sueño o en el silencio del propio Yo interior<br />
o en soluciones metafísicas” (De Micheli, M.: Las vanguardias artísticas del siglo XX, Madrid, Alianza Editorial, 4°<br />
reimpresión, 1985, pp. 55-6. Corchetes nuestros.)<br />
534<br />
“Pero siempre, expresión de la realidad, o mejor aún, del hombre añadido a la naturaleza. Esta vieja definición<br />
baconiana de la técnica la recogía van Gogh con un significado espiritual rico en emocionante tensión: «No conozco mejor<br />
definición de la palabra arte que ésta: el arte es el hombre añadido a la naturaleza. La naturaleza, la realidad, la verdad,<br />
pero con un significado, con una concepción, con un carácter que el artista hace salir y a los que da expresión»” (De<br />
Micheli, M.: 1985, p. 28. Cursivas nuestras).<br />
535<br />
Dice van Gogh: “El color expresa algo por sí mismo”. Y también: “En lugar de intentar reproducir lo que tengo ante mis<br />
ojos, me sirvo de los colores arbitrariamente, para expresarme de modo más intenso”. (Citado por De Micheli, M.: 1985,<br />
pp. 28 y 36; negritas nuestras).<br />
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