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adecuados para acceder a la verdad, a lo que las cosas son en sí mismas lo proporciona la razón. La razón es un<br />
instrumento ordenador de la naturaleza tanto como de la sociedad.<br />
3.b. La relación con la naturaleza: La naturaleza es, para el Iluminismo, lo-que-yace-frente-a (objectum)<br />
la conciencia racional, lo que se o-pone (lo puesto frente al sujeto). Pero, como para este movimiento la<br />
naturaleza tiene una estructura racional (es decir, que está gobernada por leyes racionales, por causas<br />
inmanentes al mundo o intramundanas) es cognoscible, es dominable y es transformable en un sistema cada vez<br />
más racional. Todo lo que es objeto se determina a partir de su utilidad 335 , es decir, porque está en función de la<br />
satisfacción de ciertas necesidades humanas. La naturaleza se convierte así, para los iluministas, en una<br />
herramienta, en un instrumento; y la razón que utiliza la naturaleza se convierte en «instrumental». Hay que<br />
controlar la fuerzas naturales y transformarlas en medios y recursos para los fines humanos. La racionalidad de<br />
los medios sustituye a la racionalidad orientada hacia los fines. El término naturaleza no designa solamente el<br />
ser de las cosas, el ámbito de la existencia física material por oposición a lo cultural o espiritual sino también y<br />
más fundamentalmente a todas las verdades que son ciertas y evidentes por sí mismas, sin ninguna revelación<br />
trascendente, y cuyo fundamento es puramente inmanente.<br />
3.c. La relación con la historia: Para los iluministas, las sociedades y las culturas son concebidas como<br />
un campo de batalla entre lo racional y lo irracional, con el triunfo progresivo de la razón. Así, los historiadores<br />
de este período dividen la historia en tres épocas 336 : la más reciente es la moderna, que se inicia con el<br />
«renacimiento» de la ciencia y la razón y que inaugura la edad «madura» de la humanidad, en la que los<br />
hombres llegan a ser autónomos de cualquier autoridad exterior (como lo eran el destino, los dioses o las<br />
creencias y supersticiones de la gente). La antigüedad greco-latina, que fue el período de la juventud de la<br />
humanidad, cuando el despertar de la razón puso las bases del conocimiento y de la libertad. Y, el período<br />
intermedio, el medioevo [la edad del medio], cuando las luces de la razón fueron oscurecidas por la irracionalidad<br />
de la fe y la superstición.<br />
El Iluminismo se representa a la historia como una marcha hacia adelante (progreso), como un<br />
constante desarrollo de la capacidad racional, que permite conocer el mundo y dominarlo de acuerdo a<br />
principios racionales exclusivamente. “La filosofía de la historia de la Ilustración se basa en la idea de que la<br />
historia revela el despliegue de una Razón inmutable y de que la evolución se dirige a una meta discernible de<br />
antemano. El carácter ahistórico del siglo XVIII no se expresa pues en que no tuviera ningún interés por el<br />
pasado y en que desconociera la naturaleza de la cultura humana, sino en que desconoció la naturaleza del<br />
desarrollo histórico y lo concibió como una continuidad rectilínea” 337 . La conciencia ilustrada piensa a la<br />
historia como un continuo progreso y, consecuentemente, es profundamente optimista respecto de la victoria<br />
final de la razón.<br />
3.d. La relación con lo Absoluto: La Ilustración sometió a las creencias religiosas y morales<br />
tradicionales a una crítica corrosiva. Al no reconocer otra autoridad (otro «tribunal», dice Kant) que la razón,<br />
toda doctrina que no pudiera dar cuenta de sí racionalmente fue condenada por su falta de fundamento. Es por<br />
eso que Descartes se vio obligado a fundamentar la prueba de la existencia de Dios en el «cogito», en la certeza<br />
racional. Es por esto que los revolucionarios franceses instituyeron el culto de la diosa razón enfrentando al<br />
«autoritarismo» católico. Para los ilustrados, lo Absoluto es el Ser Supremo y éste no es otro que la Razón<br />
abstracta y vacía, que no puede ser venerada de acuerdo a ningún contenido particular o contingente.<br />
335<br />
Lo que para la burguesía puritana era una característica diferencial de la moralidad, de la sociedad, del mercado, el<br />
Iluminismo lo extiende al conjunto de la realidad tanto natural como social. De este modo, la utilidad se convierte en el<br />
ser de todo lo que es, tanto en el ámbito de la naturaleza como en el de la cultura.<br />
336<br />
Este esquema, que aún se repite y enseña en nuestras escuelas, se forjó en aquella época.<br />
337<br />
Hauser, A.: Historia social de la literatura y del arte, Madrid, Editorial Guadarrama, 1955, tomo II, pp. 885-6.<br />
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