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destruido por hybris, operando un castigo reparador de lo que ha traspuesto los límites de su naturaleza. Este<br />

movimiento reordenador es lo que los griegos llamaban Dike.<br />

Las leyes del kosmos son inmanentes a él, son propias de todo lo existente en tanto que existe y son<br />

expresadas por todas las cosas. Las leyes del kosmos son leyes del ser. Hay que destacar, por una parte, que se<br />

trata de fuerzas inmanentes a la totalidad del kosmos y no solamente de un ordenamiento de lo humano.<br />

También los pasajes de lo frío a lo cálido, de la noche al día, o de la vida a la muerte, y viceversa, son el<br />

resultado de estas fuerzas. Por otra parte, y en lo referente a los hombres, las consecuencias de estas fuerzas no<br />

son solamente personales, sino que pueden operarse en las familias, en varias generaciones o en la comunidad<br />

en su conjunto.<br />

La resultante de la interacción de estas dos fuerzas es lo que los griegos llamaban Hado o Moira, que<br />

traducimos por Destino. Todos los seres en el kosmos están sometidos a la Moira: la naturaleza, los hombres y,<br />

también, los dioses. La diferencia entre los hombres mortales y los dioses inmortales radica en que los últimos<br />

conocen el destino y se adecuan a él, mientras que los primeros lo padecen. La Moira, de uno u otro modo, ha<br />

de cumplirse siempre, es inevitable, fatal.<br />

Con mayor precisión, hay que entender la Moira como la parte o porción que a cada ser le corresponde<br />

de la articulación del conjunto de fuerzas del kosmos. Cada ser está en una relación singular con el conjunto de<br />

fuerzas operantes en un momento dado, y son ellas la que determinan su destino. En este sentido, cada uno<br />

tiene su propio destino y está determinado por él.<br />

De lo anterior se infiere que los hombres no son ni libres ni responsables de su destino. Los griegos no<br />

piensan la libertad como libre albedrío, concepto que supone que la voluntad puede elegir entre varias<br />

posibilidades de acción sin estar determinada por ninguna ley natural, sin partir de otra cosa que no sea ella<br />

misma; y que por tanto, el hombre es responsable por el uso que hace de su voluntad, del que es culpable.<br />

Como no existe entre los griegos esta concepción de la libertad, tampoco existe el concepto de pecado. Es un<br />

error traducir hybris por pecado, porque aquélla es una fuerza objetiva que determina a todos los seres y no una<br />

potencia de la voluntad subjetiva.<br />

3. El mito<br />

Algunas historias de la filosofía oponen el mito a la filosofía, mythos a logos 17 . El término mythos<br />

suele ser traducido por “mito” o “relato mítico” y significa, etimológicamente, “palabra”. En el uso vulgar del<br />

17<br />

Esta oposición podría remontarse hasta Jenófanes en el siglo V a.C., quien fue el primero en criticar y objetar las<br />

representaciones “mitológicas” de la divinidad hechas por los poetas. De ello se infiere que la actitud de los filósofos<br />

respecto de los mitos no ha sido desde el comienzo de rechazo y que la crítica misma ha sido posible después de un largo<br />

período de desacralización, de un alcance mucho más vasto que la filosofía.<br />

El enfrentamiento explícito entre mythos y logos se da recién en la época de los sofistas, cuando se destaca el valor de<br />

logos como razón y razonamiento, y se lo pone como fundamento y criterio de la verdad.<br />

La conciencia europea moderna, y especialmente la científica, ha surgido en oposición y lucha contra las formas de saber<br />

basadas en la autoridad y en el dogma. Lo propiamente moderno consiste en una búsqueda de autofundamentación y una<br />

actitud crítica respecto de cualquier otra base para el saber, que incluía por igual la fe, la religión, las creencias y los mitos.<br />

Hacia la segunda mitad del siglo XIX llegó a prevalecer una interpretación de la historia de la cultura (el iluminismo,<br />

primero y el positivismo, después) que expresaba el punto extremo de una tendencia a desvalorizar lo mítico. Los<br />

positivistas consideraban que el desarrollo de la ciencia abría un abismo histórico respecto a cualquier saber anterior y<br />

descubrían las raíces de la ciencia moderna, en tanto que pensamiento racional, en la filosofía que se había originado en<br />

Grecia. De manera, que la brecha originaria de la que surgió el abismo, había sido abierta por los primeros filósofos<br />

griegos, inaugurando un estadio racional, que se diferenciaba y oponía a toda forma primitiva de pensar: mito o religión.<br />

De esta manera, lo mítico y lo religioso terminaron por excluirse del ámbito del pensamiento científico o racional. Se los<br />

consideró como un mero producto de la rica imaginación de los primitivos, como algo carente de valor en comparación<br />

con el pensamiento racional.<br />

En estas últimas décadas, junto con la crisis de los fundamentos de la ciencia, ha entrado en crisis esa concepción<br />

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