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Su método está basado en la observación y la experiencia para llegar por inducción a las leyes<br />

generales de la naturaleza humana, como el de Newton había encontrado las leyes generales de la naturaleza<br />

física en el movimiento de los cuerpos. La filosofía de la naturaleza de Newton, es el modelo científico que<br />

Hume pretende extender al ámbito de la moral. “La filosofía moral se encuentra en la misma condición que<br />

estaba la natural en la astronomía anterior a Copérnico” 358 .Ya el subtítulo del Tratado nos lo indica: “Intento<br />

de introducción del método experimental de razonamiento en los asuntos morales”. Félix Duque encuentra<br />

expresado en él el deseo de Hume de ser considerado “el Newton de las ciencias morales”.<br />

“Y como la ciencia del hombre es la única fundamentación sólida de todas las demás [ciencias], es<br />

claro que la única fundamentación sólida que podemos dar a esa misma ciencia deberá estar en la experiencia<br />

y la observación. [...] Y aunque debamos esforzarnos por hacer nuestros principios tan generales como sea<br />

posible, planificando nuestros experimentos hasta el último extremo y explicando todos los efectos a partir del<br />

menor número de causas -y de las más simples- es con todo cierto que no podemos ir más allá de la experiencia;<br />

toda hipótesis que pretenda descubrir las últimas cualidades originarias de la naturaleza humana<br />

deberá rechazarse desde el principio como presuntuosa y quimérica” 359 . La Metafísica, la ciencia de las<br />

primeras causas y de los principios es, por tanto, inaccesible al entendimiento humano.<br />

El fundamento nuevo de todas las ciencias hay que buscarlo en la ciencia del hombre, la que a su vez<br />

debe desarrollarse con un método empírico. Pero Hume no pretende encontrar una base «evidente», «cierta»,<br />

«innegable», como pretendía el cartesianismo sino que se limita al esfuerzo de “hacer nuestros principios tan<br />

generales como sea posible” 360 . E inmediatamente, condiciona los alcances del trabajo científico a lo que está<br />

dentro de los límites de la experiencia, cuya frontera no puede ser franqueada por el saber riguroso. Ninguna<br />

ciencia ni arte pueden ir más allá de la experiencia ni establecer principios que no estén fundados en ella..<br />

“Cuando vemos que hemos llegado al límite extremo de la razón humana nos detenemos satisfechos, aunque<br />

por lo general estemos perfectamente convencidos de nuestra ignorancia y nos demos cuenta de que nos es<br />

imposible dar razón de nuestros principios más universales y refinados, más allá de la mera experiencia de su<br />

realidad” 361 . Hume advierte claramente los límites de la razón, su finitud, su flaqueza o pobreza, y se atiene a<br />

ellos tenazmente. Es en este sentido, que “la razón es, y sólo debe ser, esclava de las pasiones, y no puede<br />

pretender otro oficio que el de servirlas y obedecerlas” 362 . Ya hemos adelantado al respecto, que se trata<br />

de un método que parte de la observación y la experiencia, a la que considera el fundamento de las ciencias y<br />

que se vale del escepticismo moderado para destruir los prejuicios dogmáticos del racionalismo.<br />

Nos preguntamos entonces, ¿cuál es el origen de las ideas?; ¿cómo ha llegado la razón a convertirse en<br />

(o a pretender ser) lo determinante, lo dominante?; ¿cómo han surgido aquellas ideas universales y necesarias,<br />

innatas o a priori 363 ? Por lo pronto ya sabemos, que el conocimiento de los principios y las causas se hará<br />

mediante un método inductivo; es decir, la reunión de datos empíricos en generalidades tanto “como sea<br />

358<br />

Hume, D.: 1977, p. 453. Establece el paralelo como sigue: “Durante largo tiempo los astrónomos se habían contentado<br />

con demostrar, a partir de fenómenos, los movimientos, el orden y la magnitud verdaderos de los cuerpos celestes, hasta<br />

que surgió por fin un filósofo que, con los más felices razonamientos, parece haber determinado también las leyes y<br />

fuerzas por las que son gobernadas y dirigidas las revoluciones de los planetas. Y no hay motivo alguno para perder la<br />

esperanza de un éxito semejante en nuestras investigaciones acerca de los poderes mentales y su estructura, si se<br />

desarrollan con capacidad y prudencia semejantes”.<br />

359<br />

Hume, D.: 1977, Introducción, pp. 81 y 83. Subrayado y paréntesis nuestros.<br />

360<br />

Reafirma entonces el principio newtoniano de “parsimonia”: «No se deben admitir otras causas que las necesarias para<br />

explicar los fenómenos. La naturaleza no hace nada en vano y sería hacer cosas inútiles operar mediante un gran número<br />

de causas lo que se puede hacer por uno más pequeño». I. Newton, Princ. Math. III, Req. Philos. I; citado por Blanché, R.:<br />

El método experimental y la filosofía de la física, México, F.C.E., primera reimpresión, 1975, pp. 15-8.<br />

361<br />

Hume, D.: 1977, pp. 84-5. Subrayado nuestro.<br />

362<br />

Hume, D.: 1977, p. 617.<br />

363<br />

“A priori” tiene el significado de “lo independiente de la experiencia”. No hay que confundir con anterioridad<br />

temporal.<br />

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