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por la cual la naturaleza humana transforma a la naturaleza material y se construye a sí misma. Definir a un ser<br />
por su actividad y no por su substancialidad implica ciertas dificultades, como ya habían percibido Kant y<br />
Hegel. Las substancias se definen por sus atributos, por sus características, por sus rasgos esenciales, pero la<br />
actividad no puede definirse de la misma manera ya que niega los atributos, las características o los rasgos por<br />
los que se la quiere determinar. Una actividad definida, caracterizada o determinada, deja de ser lo que era al<br />
convertirse en otra, al generar otra característica, al producir otro rasgo o determinación. Las definiciones o<br />
determinaciones, las características o los atributos, resultan ajenos a la actividad que los produce, si bien la<br />
actividad no puede dejar de producirse y determinarse.<br />
Por eso Hegel decía que el Espíritu se «en-ajena» 566 , se «aliena» 567 en su actividad y por su actividad.<br />
Marx se hace cargo del problema, pero al mismo tiempo le recrimina a Hegel no haber tenido en cuenta los<br />
efectos «negativos» del proceso de trabajo. Si bien Hegel había percibido que la actividad del espíritu<br />
comporta una «enajenación» y una «alienación», sostenía que este proceso implica siempre un retorno a sí: una<br />
sublimación, un enriquecimiento, una evolución. Según Marx, Hegel no se percató de que este proceso podía<br />
implicar una cosificación, un rebajamiento, un empobrecimiento o una regresión.<br />
Hegel sostenía que el espíritu se define por la actividad de producirse a sí mismo, actividad en la cual<br />
se vale de la naturaleza para sus propios fines. Marx sostiene, análogamente, que el hombre se define por el<br />
trabajo, que es la actividad por la que transforma la naturaleza y produce la sociedad, es decir, al hombre en sus<br />
condiciones naturales y sociales. Lo que diferencia al hombre de los otros seres no es la razón, sino el trabajo.<br />
Los animales, en sentido estricto, no trabajan, porque su actividad no es libre ya que está completamente<br />
determinada por el instinto. Todas las conductas animales pueden ser explicadas por causas instintivas. La<br />
acción del hombre, en cambio, no está sometida a la determinación natural sino que es una acción libre y sólo<br />
es humana cuando es libre. Se podría decir que el hombre inventa su propia esencia a través del trabajo y de la<br />
acción productiva. No se trata de una libertad absoluta o incondicional, pero es libre en tanto no está<br />
determinada, no está «programada» instintivamente. El hombre es lo que es en tanto se produce a sí mismo, se<br />
adueña de lo que produce y se reconoce como siendo su propio producto. Que la esencia del hombre es el<br />
trabajo significa que es una especie inventiva (inventa su propia esencia), creativa (crea su forma de ser) y libre<br />
(no está sujeta al instinto ni a una causalidad única y lineal).<br />
Pero, si el trabajo no pertenece al trabajador (al hombre) entonces éste ha perdido su esencia o<br />
naturaleza: su humanidad. Este proceso por el cual el trabajador (el hombre) pierde su propia esencia es lo que<br />
Marx llama proceso de alienación. Por eso, para Marx, la realidad es irracional y el proletariado es un síntoma<br />
que manifiesta esa contradicción de la realidad: el proletariado es la manifestación de una humanidad que no es<br />
humana, que se ha vuelto ajena a sí misma. El proletariado es la aparición de una clase de los desclasados, de<br />
una parte de la sociedad de los que no tienen parte en la sociedad. ¿Cómo se produjo este proceso? La<br />
desnaturalización o alienación puede ser analizada desde tres puntos de vista: (a) desde la relación entre el<br />
trabajador y el producto de su trabajo, (b) desde la actividad misma del trabajo (trabajar), y (c) desde la<br />
relación del trabajador individual con su ser social (la especie humana).<br />
4.a. La alienación del producto<br />
La alienación del trabajador en relación con los productos de su trabajo consiste en que la cosa<br />
producida en el proceso de trabajo resulta ajena al trabajador. “El producto del trabajo –dice Marx- es trabajo<br />
encarnado en un objeto y convertido en cosa física; este producto es una objetivación del trabajo. La realiza-<br />
566<br />
Se vuelve ajeno a sí mismo en cuanto actividad, se hace «substancia», «hecho», «cosa», «determinación».<br />
567<br />
Se vuelve «otro» que sí mismo. «Otro», en latín se dice “alius”, de donde viene “alienación”, que significa: volverse<br />
otro que sí mismo para sí mismo. El «alienado» -en el lenguaje ordinario- es el que no está en sí mismo, el que no está en<br />
sus cabales, el que perdió la razón, el loco. En su significación filosófica, es el ser que ha perdido su esencia o naturaleza:<br />
el hombre que se des-humaniza.<br />
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