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dominación. En tanto que conciencia falsa, la ideología se contrapone a una conciencia verdadera, es decir, a la<br />

ciencia 595 . Por cierto, también las ciencias en sus desarrollos anteriores fueron ideológicas. La ciencia<br />

verdadera sólo se ha hecho posible a partir de la crítica de la economía política abierta por Marx mismo.<br />

En el texto anterior está claro que no se trata de un simple cambio de conciencia: no basta con<br />

desembarazarse de las ideas falsas reemplazándolas por otras verdaderas, porque no se trata de una cuestión<br />

«mental». En consecuencia, la crítica de la ideología no puede limitarse a impulsar un cambio de ideas sino<br />

que tiene que dirigirse a una transformación práctica del principio de organización de las relaciones<br />

sociales. El nudo problemático de la ideología consiste en que es sólo una representación mental y no praxis<br />

real. Mientras que los positivistas han situado el problema de la ideología en la distinción entre lo verdadero<br />

y lo falso, Marx insiste en que la cuestión central radica en la división entre la praxis real y la representación<br />

ideal de esa realidad, cuando se cree que la acción y la producción dependen de la conciencia. La<br />

falsificación ideológica es la consecuencia de haber «olvidado» que los pensamientos son productos de la<br />

praxis y no a la inversa 596 .<br />

“El primer volumen de la presente publicación -continúa el texto de La ideología alemana- se<br />

propone desenmascarar a estas ovejas que se hacen pasar por lobos [los filósofos hegelianos] y son tenidas<br />

por tales [por los alemanes], poner de manifiesto cómo no hacen otra cosa que balar filosóficamente, cómo<br />

las jactancias de estos intérpretes filosóficos reflejan simplemente el estado lastimoso de la realidad<br />

alemana. Se propone poner en evidencia y desacreditar esa lucha filosófica con las sombras de la realidad a<br />

que el soñador y soñoliento pueblo alemán es tan aficionado” 597 . La crítica de la ideología se propone,<br />

entonces, «desenmascarar», «poner en evidencia» y «desacreditar» a los simples reflejos filosóficos de la<br />

lastimosa realidad alemana. La ideología es por tanto un reflejo de una realidad lastimosa, es sólo el mundo<br />

de las sombras de la realidad, un lugar de sueños. El problema, sin embargo, es lo lastimoso de la realidad.<br />

Lo que hay que transformar no son las ideas sino antes bien la realidad en tanto que «lastimosa», en tanto<br />

que no es una realidad plenamente humana.<br />

Marx llama «ideólogos alemanes» a los filósofos hegelianos, quienes han imaginado una revolución<br />

que nunca se ha producido en la realidad. En lugar de «tomar la Bastilla» como hicieron los revolucionarios<br />

franceses, se contentan con asaltar las ruinas del sistema hegeliano. “Y todo esto ocurrió, al parecer -ironiza<br />

Marx-, en los dominios del pensamiento puro” 598 . Este es el dominio de la ideología: el ámbito de una<br />

“charlatanería de tenderos filosóficos”, el campo en que se descompone el cadáver del Espíritu Absoluto<br />

hegeliano. “No sólo sus respuestas [las de la crítica alemana que se mantiene dentro del terreno de la<br />

filosofía] sino también los problemas mismos, llevan consigo un engaño” 599 , porque no son reales sino puras<br />

representaciones. Tanto los «viejos» como los «jóvenes» hegelianos proceden ideológicamente: creen que la<br />

religión, los conceptos, lo general, es decir, «los productos de la conciencia» imperan en el mundo existente.<br />

“A ninguno de estos filósofos –escribe Marx- se le ha ocurrido siquiera preguntar por el entronque<br />

de la filosofía alemana con la realidad de Alemania, por el entronque de su crítica con el propio mundo que<br />

la rodea” 600 . Los «ideólogos» no son capaces de ver que las luchas de sus sueños no son más que sueños de<br />

lucha. Los conflictos teóricos y filosóficos no son reales y los filósofos «idealistas» no pueden ver que no<br />

son reales.<br />

595<br />

“Tan pronto como se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como<br />

lo es para los empiristas, todavía abstractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como para los idealistas.<br />

“Allí donde termina la especulación, en la vida real, comienza también la ciencia real y positiva, la exposición de la<br />

acción práctica, del proceso práctico de desarrollo de los hombres. Terminan allí las frases sobre la conciencia y pasa a<br />

ocupar su sitio el saber real” (Marx, K.-Engels, F.: 1975, p. 27).<br />

596<br />

Cf. Ricoeur, P.: Ideología y utopía, Barcelona, Editorial Gedisa, 1991, p. 117.<br />

597<br />

Marx, K.-Engels, F.: 1975, p. 11. Cursivas nuestras.<br />

598<br />

Marx, K.-Engels, F.: 1975, p. 15.<br />

599<br />

Marx, K.-Engels, F.: 1975, p. 17. Cursivas nuestras.<br />

600<br />

Marx, K.-Engels, F.: 1975, p. 18.<br />

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