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(1) Son lo que fundamentan a las cosas captadas mediante los sentidos. Son el respaldo de lo que<br />

vemos. Los griegos llamaban ousía a lo que sostiene o respalda a otra cosa (originalmente significaba el<br />

patrimonio, los bienes de una persona). Platón sostiene que las Ideas son las ousías de los objetos percibidos por<br />

los sentidos.<br />

(2) Las Ideas son lo que da sentido a las cosas. Para que haya un sentido, una dirección, debe haber una<br />

finalidad, algo hacia lo cual las cosas tiendan. Las Ideas son ese4 punto hacia el cual los objetos sensibles se<br />

dirigen. Así las Idas aparecen como aquello que atrae, que seduce en el pleno sentido de la palabra; las cosas<br />

tienden, sin lograrlo plenamente, a parecerse lo más posible a las Ideas. Ellas son así paradigmas de las cosas<br />

percibidas por los sentidos, y por ello, son causas explicativas del devenir.<br />

(3) Las Ideas no se encuentran aisladas en sí, forman un todo orgánico, un sistema de relaciones. Estas<br />

relaciones, con independencia de que se las conozca o no, constituyen un entretejido que hace que ellas se<br />

determinen mutuamente en su relación estructural.<br />

(4) Las Ideas son el objeto del verdadero saber. Por poseer una jerarquía ontológica superior a la de los<br />

objetos sensibles, resultan ser los objetos propios de la episteme (ciencia).<br />

Podemos distinguir en la alegoría del sol una primer analogía donde los elementos de las dos<br />

dimensiones se corresponden parte a parte: ojo-alma, cosas visibles-Ideas, luz-verdad, sol-Bien, visión-ciencia.<br />

Y como el Sol es presentado como el «hijo del Bien», está sugerida también una primacía (paternidad) del<br />

mundo inteligible respecto del sensible. Así el Bien aparece como la causa y el fin hacia el cual las cosas<br />

tienden; no habría verdadera justicia, verdadera belleza, etc., si no existiese el Bien (la perfección, la realidad en<br />

su perfección) que los hace ser, les otorga su sentido y posibilita su conocimiento.<br />

Pero existe una segunda dimensión alegórica. A ese ser y conocer en el orden de lo sensible se lo<br />

compara con un ser y conocer degradados: el que se produce a partir de la presencia de la luna, donde los<br />

objetos se desdibujan y el conocimiento casi se diluye. Este otro aspecto del mundo sensible se lo interpreta en<br />

relación con el Bien, y entonces todo el mundo sensible (diurno y nocturno) queda bajo el dominio de la doxa<br />

(opinión) en oposición a la episteme (conocimiento pleno y verdadero).<br />

4.2. La gnoseología platónica: el paradigma de la línea<br />

Para Platón el conocimiento resulta dependiente de la realidad, sólo se conoce aquello que es, de lo que<br />

no es no hay conocimiento sino ignorancia (agnosia), pero lo que es puede, según lo visto anteriormente<br />

dividirse en dos grados, el del ser pleno, lo que es en su sentido fuerte, el Bien, las Ideas, y lo que es en un<br />

sentido relativo, es decir, lo que es y no es, lo que está en constante cambio. Pues bien, de lo que es en el sentido<br />

fuerte puede haber conocimiento fundado, un conocimiento real, seguro, estable: episteme. Un conocimiento<br />

fundado en el ser que permanece. En cambio de lo que está en constante cambio, de lo que es y no es al mismo<br />

tiempo, de lo múltiple y cambiante, tendremos un conocimiento relativo, un conocimiento que será también<br />

múltiple y cambiante: doxa. La alegoría de la línea plantea la cuestión gnoseológica, es decir, aquellos niveles<br />

de conocimiento a los que podemos acceder y los correspondientes grados de ser a los que se refieren.<br />

Resultará más sencillo si antes de explicar el paradigma de la línea efectuamos una representación<br />

gráfica de la línea. Platón comienza la descripción de los tramos de la línea desde el punto más bajo de los<br />

grados del ser: las imágenes, que son como las sombras y reflejos en el agua; en general, diríamos que son la<br />

representación plana de los objetos sensibles. Luego agrega los objetos físicos naturales y los producidos por el<br />

hombre, en suma, aquellas cosas que pueden ser representados por imágenes en la sección anterior.<br />

A estos dos grados de ser les corresponden dos grados de conocimiento: la eikasía o conjetura y la<br />

pístis, creencia o convicción, respectivamente. Aquí hay dos grados de proceder, la conjetura se refiere a algo<br />

cambiante, casi inasible, es el grado más débil de la opinión; por sobre él se encuentra la convicción, que es un<br />

nivel más estable. Sin embargo, ambas son parte de la opinión, por lo tanto, sujetas a devenir y sobre las que no<br />

existe un conocimiento fundado en sí.<br />

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