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que llegan a ser en la plenitud de su ser) y las cosas son lo que son dentro de una totalidad de relaciones que<br />
las determina. Es a ese todo sistemático de relaciones al que Hegel llama racional-real o real-racional.<br />
Sin embargo, la totalidad de relaciones reales sólo llega a ser sabida como tal en la Filosofía. Como<br />
Platón, Hegel sólo considera real lo que es objeto de episteme y esto es lo permanente, lo que es siempre lo<br />
mismo 439 , la Idea. Todo lo que no es concebido de esta manera no es completamente real. Existe, pero no es<br />
real. La mera existencia consiste en un estar-ahí, de lo que no tiene relaciones con nada o donde las relaciones<br />
no son sabidas o no llegan a ser concientes. Saber que algo existe es el saber más pobre. Entonces, eso<br />
meramente existente no tiene realidad, porque de ello no podemos decir nada más que «está ahí» y el ser real<br />
consiste en la esencia que se llega a ser sólo dentro de una totalidad de sentido, que implica la conciencia y el<br />
saber. Un proceso que no ha llegado a conciencia no es plenamente real. Todo lo que no posee realidad, dice<br />
Hegel, es mera “existencia pasajera, contingencia exterior, opinión, apariencia inesencial, falsedad, engaño,<br />
etc.” 440 ; es decir, existe, pero sólo como una abstracción irreal que no sabe cuáles son las relaciones que la<br />
determinan y la hacen ser lo que es. Lo que es verdaderamente real tiene al menos dos características: (1) está<br />
en relación objetiva y necesaria con otras realidades, es decir, está dentro de un contexto de relaciones<br />
significativas, y (2) ese contexto de relaciones es sabido, conocido, fundamentado científica o filosóficamente..<br />
Respecto al significado filosófico del concepto de existencia a diferencia del significado vulgar, dice<br />
Hegel: “La existencia es, en parte, apariencia, y en parte solamente realidad. En la vida ordinaria, se llama<br />
realidad a cualquier capricho, al error, al mal y a lo que en esta línea aparece, como también a toda existencia,<br />
por defectuosa y pasajera que sea 441 . Pero inclusive para el ordinario modo de pensar 442 , la existencia<br />
accidental no merece el enfático nombre de real; la existencia accidental es una existencia que no tiene otro<br />
mayor valor que el de un posible que puede no ser del mismo modo que es 443 . [...] A la realidad de lo racional<br />
se contrapone, por una parte, la opinión de que las ideas y los ideales no son sino quimeras, y la filosofía un<br />
sistema de estos fantasmas cerebrales, y por otra parte, que las ideas y los ideales son algo demasiado<br />
excelentes para gozar de realidad, o también algo demasiado impotente para proporcinárselas 444 . Pero la<br />
separación de la realidad y de la idea es especialmente favorita del entendimiento 445 que toma los ensueños de<br />
sus abstracciones por algo realmente verdadero y está todo él henchido de su deber ser 446 , que también predica<br />
en el campo de la política, como si el mundo hubiese esperado aquellos dictámenes para saber cómo debiera<br />
ser, y no es” 447 .<br />
439 Cf. Hegel, G.W.F.: 1975a, p. 36.<br />
440 Hegel, G.W.F.: Principios de la filosofía del derecho o Derecho Natural y Ciencia Política, Buenos Aires, Editorial<br />
Sudamericana, 1975b, §1, Obs., p. 27.<br />
441 El capricho es meramente subjetivo, el error y el mal son defectos (falta de verdad y falta de bien) y por lo tanto no<br />
son reales sino falta de realidad. Una existencia defectuosa o pasajera no es real porque no es necesaria, no tiene<br />
fundamento. (Nota nuestra).<br />
442 Es decir, para el pensamiento de la vida cotidiana, que no es ni científico ni filosófico y que no puede ser<br />
fundamentado. (Nota nuestra).<br />
443 «Lo que es pero puede no ser» es lo contingente, es decir, es lo opuesto de lo necesario. Como sólo lo necesario es<br />
real, lo contingente no es plenamente real. (Nota nuestra).<br />
444 Hegel señala aquí las críticas que se le hacen al concepto de realidad, tal como ha sido definido. Por un lado,<br />
algunos entienden que las ideas son la «imágenes mentales» de las cosas y, por esta razón, sólo le confieren una<br />
existencia imaginaria, no real. Por otro lado, algunos consideran que las ideas son lo perfecto, pero la realidad es<br />
imperfecta, de lo cual se sigue que las ideas no son reales. Para ambos (aunque por distintas razones) las ideas y las<br />
realidades no se identifican. Sin embargo, como Hegel señala a continuación, estas críticas yerran el blanco como<br />
consecuencia de la abstracción de los supuestos de los que parten. (Nota nuestra).<br />
445 Es decir, de la postura de los kantianos que confunden el entendimiento (subjetivo) con la razón (objetiva y<br />
subjetiva). (Nota nuestra).<br />
446 Para el kantismo, las ideas son ideales reguladores de la acción humana (moral) y, por ello, no son reales sino lo que<br />
debiera ser la realidad si los hombres actuaran de acuerdo con su razón subjetiva. (Nota nuestra).<br />
447 Hegel, G.W.F.: Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Buenos Aires, Ediciones Libertad, 1944, § 6, pp. 15-6.<br />
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