11.05.2013 Views

Lectura previa

Lectura previa

Lectura previa

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

preguntando por el ser ha respondido por el ente, Heidegger la llama metafísica. La filosofía occidental ha<br />

olvidado su problema fundamental, ha desestimado la pregunta ontológica (la pregunta por el ser) y, con ella,<br />

ha dejado a un lado de su camino la “diferencia entre el ser y el ente”. Como la metafísica no se ha ocupado<br />

del ser como tal sino sólo implícita e indirectamente a través del problema de lo ente, la historia de la<br />

metafísica es la historia del olvido del ser. Heidegger dice que Nietzsche no hablaba de otra cosa cuando se<br />

refería al nihilismo, porque éste es el proceso por el cual, al final, del ser como tal “ya no queda nada”. Es<br />

necesario, entonces, una vuelta hacia atrás, desandar la historia de la metafísica hasta encontrar el momento en<br />

que se generó el equívoco y se olvidó la diferencia. Heidegger llama «deconstrucción de la historia de la<br />

metafísica» a este retroceso en busca del punto en que se ha errado el camino.<br />

Cuando se plantea la pregunta por el ser, la primera respuesta que surge es negativa: el ser no es ente;<br />

el ser es nada de ente. Si se abstraen los entes, no hay nada. Si se quitan los entes, el ser se esfuma. Se pueden<br />

ver las cosas que son, los entes, pero el ser no es perceptible, no es aprehensible. Se puede buscar –como<br />

Diógenes- el ser del hombre, con una lámpara encendida a plena luz del día, y sólo encontraremos hombres,<br />

estos hombres que existen (son), pero el ser no aparecerá en ningún lado. Pareciera que es esto lo que<br />

Nietzsche pensaba cuando definió al ser como “el último vapor de una realidad evaporada”. El ser sería un<br />

error, un engaño, una nadería, una idea vacía. Pero Heidegger advierte que esto es así a causa del olvido del<br />

ser, sin embargo el ser dista infinitamente de la nadería o del vacío, a tal punto que el hombre no sería hombre<br />

sin la relación con el ser y sin decir «es», de modo explícito o implícito, directo o indirecto.<br />

De todas las cosas decimos que son pero no sabemos con precisión en qué consiste su ser. Buscamos<br />

el ser y encontramos entes. Pero, además, los entes que encontramos y vemos, parecen no ser de igual manera<br />

para todos: “El portal de una antigua iglesia románica –dice Heidegger- es ente. ¿Cómo y a quién se le revela<br />

el ser? ¿Al conocedor del arte, que en una excursión la examina y fotografía, o al abad, que en las fiestas sale<br />

en procesión con los monjes a través del portal, o a los niños, que en los días de verano juegan bajo su sombra?<br />

¿Qué pasa con el ser de este ente?” 727 . El ser no es el ente aunque sólo se da en lo que es, el ser es el ser del<br />

ente. Si el ser se da en lo que es, en los entes, es preciso preguntar: ¿qué es un ente? ¿qué es algo que es? ¿qué<br />

es una cosa? Heidegger observa que todavía no se ha pensado lo que sean las cosas como cosas, aun cuando se<br />

trata de una vieja pregunta de la filosofía.<br />

Comprendemos qué queremos decir cuando afirmamos de una cosa concreta que es esto o aquello. Por<br />

ejemplo, “decimos: «Dios es», «la tierra es», «la conferencia es en el aula magna», «este hombre es del<br />

Interior», «la copa es de cristal», «el trabajador está 728 en la fábrica», «el libro es mío», «la luz roja está sobre<br />

la amarilla», «hay (existe) hambre en Santiago del Estero», «el enemigo está en retirada», «el perro está en el<br />

jardín». En todos estos ejemplos el «es» [está, hay] significa algo distinto: Dios «existe»; la tierra «está ahí»<br />

como algo que permanece, como constantemente presente; la conferencia «tiene lugar» en el aula magna; este<br />

hombre «procede» del Interior; la copa «está hecha» de cristal; el trabajador «se ha desplazado» a la fábrica y<br />

«permanece» allí, el libro «me pertenece»; la luz roja «está colocada» encima de la amarilla; el perro «anda<br />

por» el jardín. [...] En la variedad de significados de esos ejemplos, prevalece y queda flotando un ámbito<br />

común: el ser es interpretado siempre como actualidad y presencia, subsistencia, permanencia y aparecer” 729 .<br />

El decir «esto es un árbol» o «aquello es extraño», supone saber o comprender, de alguna manera, algo<br />

respecto de su ser. De manera que todo lo que decimos supone cierta comprensión del significado del ser. Si<br />

no comprendiéramos qué significa ser, no podríamos decir que algo es, desaparecería todo el lenguaje y con él<br />

727<br />

Heidegger, M.: Introducción a la metafísica, Buenos Aires, Editorial Nova, 1959, p. 72.<br />

728<br />

En alemán como en inglés el verbo ser (Sein, to be) significa tanto ser como estar, e incluso, haber (ist, there is).<br />

Para los hablantes de la lengua castellana esto es una ventaja (aunque no sepamos bien qué hacer con ella, como<br />

observara Heidegger a Ortega y Gasset). El poeta uruguayo Mario Benedetti explicita la cuestión en una poesía titulada<br />

“Ser o estar”:<br />

“Oh marine / oh boy / una de tus dificultades consiste en que no sabes / distinguir el ser del estar / para ti todo es to be”<br />

(Benedetti, M.: Inventario, Buenos Aires, Editorial Alfa, 1974, p. 158).<br />

729<br />

Olasagasti, M.: 1967, p. 146. La cita ha sido alterada por nosotros.<br />

285

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!