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El mapa escolar :
un instrumento de la política de educación
Aunque este razonamiento simplista sea útil para hacer una
apreciación global de las relaciones entre los fenómenos demográficos
y los recursos que deben destinarse a fines educacionales, no
bastará para efectuar un cálculo preciso de los medios económicos
necesarios para la educación en las diferentes regiones. Puede
suceder que en ciertas escuelas, por ejemplo, los locales y personal
docente no sean aprovechados al máximo y que un aumento de un 1%
en la matrícula no demande esfuerzos complementarios, mientras
que en otras, debido a la utilización al máximo de los locales, un
aumento del 1% en la matrícula significará un incremento de 3 o 4%
del personal docente y de locales.
Por otra parte, un aumento de la población del pafs de un 1%,
frecuentemente implica que en ciertas zonas del pafs las cifras de
población no han sufrido cambios o van en disminución mientras que
en otras están aumentando a un ritmo mucho más acelerado, debido
a los movimientos migratorios. Como resultado, la necesidad de
escolarización, locales y equipos puede no existir o puede ser mucho
más alta que un 1%, según la zona geográfica. Para evaluar con
precisión estas necesidades, se deberán aplicar las técnicas del
mapa escolar. El informe sobre Uganda brinda un ejemplo de aplicación
de estas técnicas para realizar un análisis de las relaciones
existentes entre los fenómenos demográficos y el desarrollo
educacional.
Uganda se enfrenta a una serie de problemas comunes a las
naciones africanas. Es un pafs relativamente pequeño con recursos
limitados; su economfa rural, produce un ingreso per capita muy bajo.
Desde su independencia, el pafs optó por una política de desarrollo
económico y social en el cual la educación es uno de sus principales
componentes. Durante la última década el sistema educacional se
ha extendido considerablemente y está dirigido principalmente al
logro del objetivo de la enseñanza primaria universal y a producir
mano de obra calificada. No obstante la creación de nuevas escuelas
y la ampliación de las ya existentes no dependía del Ministerio de
Educación y se dejaba generalmente en manos de los padres, de
organizaciones "benévolas" o de misiones extranjeras. El propósito
era alcanzar al mayor número posible de la población y construir
escuelas tanto en las ciudades como en las zonas rurales, pero las
desordenadas iniciativas llevadas a cabo, sin una política coherente
para ubicar los establecimientos de enseñanza, que permitiese una
distribución geográfica racional de la oferta en materia de educación,
resultaron en modelos de desarrollo de la escolarización muy diferentes,
en los 18 distritos del país y de todas formas contribuían poco
al logro de la enseñanza primaria universal. (Ver Cuadro 2)
En 1964, el Gobierno asumió el control del sistema de educación:
el financiamiento y la organización de las escuelas públicas está ahora
a cargo del Ministerio de Kampala. El Gobierno financia asimismo
el sueldo de los maestros del sector privado; las instituciones privadas
continúan controlando el resto de los gastos corrientes pero éstos
constituyen una parte poco importante de los presupuestos de las
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