O TEMPO NA DIREÇÃO DO TRATAMENTO

▪ O tempo e estruturas clínicas
El tiempo del sujeto niño del inconsciente
Ana Guelman e Susy Roizin
os diferentes puntua-
en el titulo, dos Dciones
resonancias significantes:
1) El tiempo del sujeto...
niño del inconsciente.
El inconsciente, estructurado
simbólicamente,
engendra al sujeto, como a un niño-producto
del lenguaje. En tanto sujeto, no
tiene edad. 2) El tiempo del sujetoniño
... del inconsciente: Se trata así de la
subjetividad de una “persona
menor”,viviendo en el primer tiempo de
su vida y por lo tanto dependiente del
amor, expuesto como una esponja permeable
al discurso familiar y a sus significantes
Amo y a la vez intérprete de los
actos y decires del Otro.
Nos preguntamos por el tiempo del sujeto
y por sus particularidades en el
análisis con niños. ¿Cuál es el tiempo
del sujeto del inconsciente?
En 1951, era el pasado, presentificado.
La Transferencia se definía como la
repetición de los modos permanentes de
constituciön de los objetos, habia que
descifrar al inconsciente como una
escritura de contenidos reprimidos, como
verdades que podian ser todas-dichas,
para liberar al neurótico de sus síntomas.
En 1960, el tiempo del sujeto del inconsciente
es un tiempo gramatical, el futuro
anterior : advendrá en el futuro pero
se ubicará en la estructura como habiendo
acontecido en un tiempo anterior.Es
una subjetivación en apres coup.
En 1964 Lacan se separa de la IPA y la
Transferencia, como puesta en acto, se
separa de la Repetición. Lacan habla del
status ético del inconsciente. Si el inconsciente
no tiene status óntico, tampoco lo
tiene su tiempo. Es un tiempo evanescente,
como el “ahora” aristotélico, un
instante ubicado entre el pasado que ya
fué y el futuro que todavía no. El tiempo
es a partir de ese momento lo efímero de
una pulsación, porque aparece un real en
juego, más allá de la vertiente simbólica
del inconsciente. En el encuentro entre lo
Real y lo Simbólico queda una huella de
goce imposible de absorver por el
significante. Hace falta entonces un
segundo tiempo. Es un tiempo que dura,
el tiempo de la repetición de sus vueltas
significantes que nunca alcanzan a ese
Real, pero que pueden enmarcarlo en una
construcción fantasmatica. El síntoma es
la expresión del fracaso de la represión
ante la exigencia pulsional constante y la
repetición es la insistencia de lo que no
termina de anudarse. Desde los Tres
ensayos de Freud, el goce perdido, la
sexualidad traumática, competen al
perverso polimorfo, tanto como a las
personas grandes. Por eso sostenemos
que el niño tiene sus síntomas. El niño
puede también ser un sintoma.
El niño es hablado por sus padres y tocado
por una propuesta significante activa
y actual desde el Otro que ellos encarnan.
El sujeto niño será el efecto y la respuesta
a esa propuesta. Además de ofrecerle un
saber articulado, los padres lo exponen al
enigma de sus deseos, que no se articulan
en las palabras. Este enigma, llamado Significante
del Otro barrado, es interpretado
como la evidencia de una falta que el
niño se siente atraído a suturar, ocupando
él mismo el lugar del objeto tapón, como
metonimia del deseo materno de un falo.
Para que opere una función separadora es
necesario que la versión de un padre haga
de la madre una mujer. La división la hace
no-toda madre. La mujer, en tanto notoda
fálica, debe consentir con la castración.
La madre deberá estar dispuesta a
perder lo que la colmaba. Del lado del
niño lo que opera es lo que Lacan llama
“su insondable decisión”: él podrá desgarrarse
del lugar que creía ocupar y renunciar
a ese goce para obtener a cambio
Heteridade 7
Internacional dos Fóruns-Escola de Psicanálise dos Fóruns do Campo Lacaniano 203