O TEMPO NA DIREÇÃO DO TRATAMENTO

Nos encontramos, por un lado, con una
crisis financiera y de sobreproducción de
mercancías, inherentes y proporcionales
al grado de expansión e internacionalización
del sistema, es decir a la constitución
del mercado mundial; por otro lado nos
topamos ya con los límites impuestos por
la naturaleza a todo sistema de producción,
manifestados desde hace algún
tiempo en subproducción (disminución
progresiva por habitante del planeta) de
energía y alimentos, y en enormes riesgos
medioambientales, incluido el cambio
climático. Los cambios de las civilizaciones
históricas, más o menos violentos
y traumáticos, han sido siempre consecuencia
de este tipo de crisis de subproducción
y medioambientales.
El desmentido de la dependencia de la
naturaleza, producto de la pasión de la
ignorancia, de no querer saber de qué gozamos
realmente, con sus variantes de indiferencia
y desprecio, comporta la
consecuencia de dejar a la humanidad en
condiciones de gran vulnerabilidad.
La ideología marxista a remolque del
“progreso” científico-técnico capitalista
– al contrario que Marx – desdeñó el hecho
de que todo trabajo, toda transformación,
no puede ser más que sobre y de la
naturaleza; hecho éste que Marx expuso
por doquier en su obra y que hoy se nos
hace evidente.
Crisis energética y cenit de la extracción
de petróleo
La aceleración del proceso de producción
y consumo de la era industrial ha
sido posible, entre otros factores, por la
disponibilidad de una fuente de energía
de gran valor de uso por su enorme capacidad
energética y, hasta el momento, fácilmente
obtenible: los hidrocarburos. El
carbón, el petróleo y el gas, recursos limitados
de la naturaleza, han tardado millones
de años en formarse.
La extracción de petróleo se encuentra
al límite de su capacidad, es decir en su
cénit, y en pocos años entraremos en la
fase de declive. Después de la carestía
vendrá la escasez.
Confiar en que el mercado permitirá
adaptarse a la carestía, próxima escasez y
a la tasa de agotamiento geológica futura,
pasando la factura a los más desprotegidos
en el mundo, constituye una actitud
suicida para las clases medias de los países
desarrollados que son igualmente vulnerables,
dado que el sistema financiero se
sostiene en el supuesto de un crecimiento
futuro.
Es difícil hacerse una idea del grado de
dependencia que la sociedad actual tiene
del petróleo. La correlación entre Producto
Interior Bruto (PIB) del planeta y el
consumo de petróleo es del 99,74 %.
Dos datos relevantes:
1º) El transporte – necesario para la escala
y productividad en la que están organizadas
la producción y distribución – depende
en más de un 90% del petróleo.
2º) En la alimentación humana, cinco
de cada seis calorías provienen de la
energía fósil, y solamente una de la
energía solar directa. La producción agrícola
actual –la llamada revolución verdedepende
del uso intensivo de maquinas,
fertilizantes y pesticidas. Además de la
dependencia del petróleo, la posibilidad
de aumentar las tierras cultivables y la disponibilidad
de agua para regadío están
muy limitadas a nivel mundial.
No puedo extenderme aquí sobre las
enormes dificultades para sustituir los
hidrocarburos y disponer de fuentes
energéticas suficientes y económicas para
sostener la producción y el consumo en
un futuro próximo.
Espero haber transmitido suficientemente
la magnitud y urgencia del problema
al que más de 6.500 millones (2.500
en 1.950) de habitantes del planeta nos
enfrentamos.
El discurso tecno-político capitalista,
amplificado hasta la saturación por los
medios llamados de comunicación, se esfuerza
en creer y hacer creer en la ciencia
y la tecnología como si fueran la divina
providencia.
Por el contrario, la ciencia y la técnica
ponen de manifiesto tanto su dependencia
de la naturaleza como los límites a la
transformación de la misma, tanto su incapacidad
para sustituirla como su capacidad
para violentarla, agotarla y destruirla.
La ciencia y la técnica muestran la inviabi-
Heteridade 7
Internacional dos Fóruns-Escola de Psicanálise dos Fóruns do Campo Lacaniano 285