O TEMPO NA DIREÇÃO DO TRATAMENTO

El campo lacaniano y la teoría de los
discursos
El concepto de campo lacaniano, como
campo del goce, y la teoría de los discursos
constituyen una valiosísima contribución
del Psicoanálisis a la posibilidad de
pensar y anticiparse, sin precipitarse, en
alguna medida, a lo que está por venir.
En todo caso, sea probable o improbable
la hipótesis de escenario que he
descrito, la prudencia y sensatez aconsejan
que sea tomado en consideración y
puesto a prueba.
Les propongo, en palabras de Lacan,
una primera herramienta:
“… quizás si la gente trabajara un poco, si
verdaderamente interrogaran el significante,
el funcionamiento del lenguaje, de
la misma manera que lo interroga un analizante
entonces quizás saliera algo.” (J.
Lacan, “Conferencia en Milan”, mayo de
1972).
Gijón, julio de 2008
POSTDATA
A los pocos meses de haber escrito lo
anterior, las crisis financiera y económica
se han hecho evidentes para todo el mundo.
Resulta necesario plantearse la naturaleza
de la crisis y el momento de su evolución,
pues las elites dirigentes y los poderes
públicos en el mundo han tomado
el camino del desastre para la mayor parte
de la humanidad con el fin de mantener
un sistema de producción y una
civilización agotados
¿Depresión económica y final de ciclo
largo capitalista o imposibilidad del
sistema para sostener la civilización?
Nos encontramos en el final del cuarto
ciclo largo de la historia del sistema capitalista.
La pregunta a plantearse es si después
de la destrucción de la sobreproducción
se relanzará un nuevo ciclo de acumulación
o si comprenderemos que ya
nos encontrábamos en la senilidad y descomposición
del mismo.
¿Por qué ha durado este ciclo más de lo
habitual y se ha demorado tantos años la
actual crisis de sobreproducción? ¿Qué
cambios ha experimentado el sistema?
El ciclo largo iniciado en los años cuarenta
y que ahora finaliza, cuya fase ascendente
duró hasta finales de los sesenta,
comenzó a partir de los primeros setenta
un largo declive en la tasa de beneficio
del capital, causado ya por la sobrecapacidad
instalada en las industrias manufactureras
mundiales.
Los numerosos países, que fueron desarrollando
su industria manufacturera e
incorporándose al mercado mundial, produjeron
los mismos bienes que los anteriores
pero más baratos. El exceso de
oferta en relación a la demanda condujo a
precios y beneficios más bajos, las empresas
recurrieron entonces a la innovación
tecnológica para aumentar su productividad
con la consecuencia de aumentar la
sobrecapacidad productiva instalada en
relación a la demanda.
Los beneficios decrecientes de las inversiones
aminoraron el crecimiento en
maquinaria, equipo y empleo, y rebajaron
los salarios reales mientras los gobiernos
reducían el gasto social.
Esta adaptación del capital a la decreciente
tasa de ganancia se tradujo en política
en una nueva etapa de liberalismo
económico. Los beneficios se orientaron
en gran medida hacia el capital financiero
y especulativo, mientras la reducción de
los déficits y deuda de los estados, en
condiciones de baja rentabilidad del
capital, infligieron un duro golpe a la
demanda. La consecuencia fue una
importante recesión a principios de los
años noventa.
Para estimular la demanda las autoridades
financieras sacaron de la chistera el
crédito barato orientado a la compra de
activos financieros. Cuando la burbuja de
los mercados bursátiles se desinfló a finales
de los noventa, la manera de estimular
la demanda y el crecimiento consistió
en recurrir a un tan pequeño como
útil objeto, aparentemente menos volátil
que la bolsa de valores: el ladrillo.
Ya se podía prestar a cualquiera, aunque
no pudiera pagar. La deuda titulizada y
empaquetada con falsas certificaciones
comenzó a distribuirse por el mundo en-
Heteridade 7
Internacional dos Fóruns-Escola de Psicanálise dos Fóruns do Campo Lacaniano 287