O TEMPO NA DIREÃÃO DO TRATAMENTO
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▪ A psicanálise e o discurso capitalista<br />
Capitalismo, Imperio y Subjetividad: el derecho,<br />
la guerra y el tiempo<br />
Mario Uribe<br />
a instauración contem-<br />
de una nueva for-<br />
Lporánea<br />
ma de soberanía solidaria<br />
de la globalización irreversible<br />
de los intercambios<br />
económicos y culturales<br />
hace surgir un nuevo sujeto<br />
distinto del sujeto freudiano<br />
de la época victoriana. A diferencia<br />
del sujeto del malestar freudiano,<br />
dominado por la culpa y la vergüenza<br />
inherentes a la preeminencia de un Otro<br />
que juzga, el nuevo sujeto “desnudo” del<br />
Imperio obedece a una lógica de auto<br />
fundación subjetiva, tiende inercialmente<br />
al goce, al acto, y su obscenidad consiste<br />
en no mostrarse particularmente proclive<br />
ni a la culpa ni a la vergüenza. Examinaré<br />
ese cambio de estatuto de la subjetividad,<br />
el malestar en la cultura asociado y la<br />
dificultad para el psicoanálisis de operar<br />
sobre el sujeto en esta nueva cultura<br />
capitalista donde las relaciones entre el<br />
derecho y la guerra son solidarias de la<br />
precariedad simbólica de la época.<br />
El psicoanálisis encuentra al sujeto<br />
dividido del malestar freudiano y sus<br />
condiciones de posibilidad en las<br />
postrimerías de la época victoriana,<br />
fuertemente disciplinaria, y dominada<br />
por el puritanismo, la represión de la<br />
sexualidad, una neta demarcación entre<br />
espacio privado y espacio público y una<br />
muy conocida doble moralidad. En ese<br />
contexto, Freud define un mito del<br />
origen de la cultura, de la ley y de la<br />
guerra a partir del efecto creacionista de<br />
un crimen primordial: el parricidio.<br />
Desde entonces la familia del neurótico<br />
se opone a la familia primitiva y se<br />
escande un gap irreductible entre goce y<br />
deseo. Freud propone inauguralmente la<br />
guerra ontra el padre de la horda y la<br />
lógica triunfal de “unión de los más<br />
débiles” contra la ley del “más fuerte”,<br />
con lo cual no hace otra cosa que<br />
humanizar el crimen y definir de paso la<br />
cultura como una manifestación erótica<br />
contraria a la destructividad inherente a<br />
la pura pulsión de muerte. Se instaura así<br />
un modo de lazo social cuya estabilidad<br />
es el efecto de la libido y de la lógica de<br />
las identificaciones. De la misma manera,<br />
define una teoría de la “guerra justa”<br />
donde, más allá del clásico jus ad bellum<br />
o derecho a hacer la guerra asociado a la<br />
simple percepción de una amenaza de<br />
agresión o peligro para la integridad<br />
territorial o política del estado, la<br />
legitimidad de la guerra va a depender de<br />
que en su desencadenamiento haya<br />
primado Eros o la unión erótica de los<br />
muchos por sobre Thánatos o la<br />
violencia destructiva del uno. En su<br />
artículo ¿Por qué la guerra? y frente al<br />
debilitamiento de la Liga de las Naciones,<br />
Freud concluye que la materialización del<br />
ideal pacifista de posguerra va a<br />
depender de que los estados-nación<br />
unidos sean capaces de otorgarle poder y<br />
estabilidad permanente y duradera a esta<br />
institución de violencia central<br />
mediadora. Pero, ¿qué unifica en nuestra<br />
época donde el Imperio implica una<br />
soberanía distinta de aquella de los<br />
estados-nación? ¿Qué une al sujeto en un<br />
mundo donde se elogia o banaliza la<br />
guerra luego del resurgimiento del viejo<br />
concepto de guerra justa en torno a la<br />
guerra del Golfo según lo denunciara<br />
Antonio Negri?<br />
Lo que une en tiempos de Freud es un<br />
cierto estilo de erotismo y una lógica de<br />
identificaciones donde destaca la figura<br />
preeminente de un padre fuerte como<br />
Otro en el lugar de la ley. La monarquía,<br />
el estado, la iglesia y el ejército, entre<br />
otras, son algunas de las estructuras<br />
Heteridade 7<br />
Internacional dos Fóruns-Escola de Psicanálise dos Fóruns do Campo Lacaniano 263