Libro de Texto Español 7 (Docente) - Secretaría de Educación
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pero <strong>de</strong> sistió <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a, sabía que a sus hijos no les<br />
gustaba ese animal, pensó muchas cosas más y al<br />
final <strong>de</strong>cidió solicitar crédito don<strong>de</strong> sus amigos <strong>de</strong>l<br />
mercado. “Ve, voy a llevar un pañuelo blan co por<br />
si las dudas”. Y co mo reza el refrán “<strong>de</strong>l dicho al<br />
trecho hay mucho tre cho”, compró un gran pañuelo<br />
blanco con la espe ran za <strong>de</strong> que un día apareciera la<br />
bola <strong>de</strong> fuego en el ce rro que estaba ubicado frente<br />
a su casa. Como <strong>de</strong> cos tumbre don José llega ba por<br />
la tar<strong>de</strong> a contar sus historias <strong>de</strong> pira tas y aparecidos<br />
que fascinaban a los niños y a todos los <strong>de</strong> aquella<br />
casita <strong>de</strong> adobes. “No sé si ya les conté, una vez me<br />
asustaron por andar <strong>de</strong> in cré dulo... fue allá en San<br />
Marcos <strong>de</strong> Colón... me ha bían advertido que en el<br />
río salía el fantasma <strong>de</strong> un gi gan te, no creí tal cosa<br />
y me burlé muchas veces <strong>de</strong> quie nes me contaban<br />
la historia <strong>de</strong>l fantasma. Una no che <strong>de</strong>cidimos ir <strong>de</strong><br />
pesca al río con varios amigos, cada uno escogió el<br />
lugar que mejor le pareció para lanzar el anzuelo y<br />
sentarse a esperar, yo me quedé bajo un frondoso<br />
árbol. La luna iluminaba perfec ta men te y el viento<br />
arrastraba las hojas por la orilla <strong>de</strong>l río. De pronto<br />
vi una sombra que se proyectaba so bre las rocas...<br />
seguramente es una nube, pen sé, pero lue go escuché<br />
unos pasos sin tien do que la tierra tem blaba... era<br />
el Gigan te <strong>de</strong> la noche, algo espantoso que me<br />
<strong>de</strong>jó mudo durante siete días... eso me pasó por<br />
incrédulo”. Pancho saboreaba el relato <strong>de</strong>l viejo<br />
marino... <strong>de</strong> repente todos se levanta ron como<br />
impul sa dos por un resorte... <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cumbre <strong>de</strong><br />
la montaña bajaba lentamente la bola <strong>de</strong> fuego, el<br />
viejo José animando a Pancho exclamó: “Corre<br />
Pancho... la bola <strong>de</strong> fuego te dará tiempo, yo la<br />
conozco... sígue la, no la <strong>de</strong>jes ir”.<br />
Animado por aquellas palabras Pancho se metió<br />
en la bolsa <strong>de</strong> su camisa el pañuelo blanco que había<br />
com prado ese mismo día, en su mano izquierda<br />
BiogRAFÍA Del AutoR<br />
Jorge Montenegro<br />
liteRAtuRA<br />
aga rró una vieja cruz <strong>de</strong> plata que conservaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
ha cía varios años y emprendió veloz carrera rumbo<br />
a la mon taña. La Bola <strong>de</strong> Fuego se mantuvo in móvil<br />
como esperando al que corría a su encuentro...<br />
corriendo entre zarzas y espinos herido <strong>de</strong> brazos,<br />
piernas, ma nos y rostro llegó a la falda <strong>de</strong> la montaña<br />
y al instante la bola <strong>de</strong> fuego se colocó frente a él,<br />
como re tán dolo. Pancho estaba cansado, pero su<br />
vo lun tad <strong>de</strong> agarrarla era más fuerte, y antes <strong>de</strong> que<br />
ocurriera otra cosa, lan zó la cruz, sacó el pañuelo<br />
y con una velocidad in creí ble logró atraparla. Casi<br />
amaneciendo regresó a su ca si ta <strong>de</strong> adobes... todos<br />
lo esperaban con ansiedad, el viejo José se frotaba<br />
las manos nervioso al ver que las manos <strong>de</strong> Pancho<br />
es ta ban iluminadas, lanzó un sus pi ro <strong>de</strong> satis fac ción<br />
¡Papá agarró la bola <strong>de</strong> fuego! Gri ta ron los niños.<br />
Había lágrimas en el rostro <strong>de</strong> su mujer. Pancho<br />
casi no podía hablar abrió un viejo baúl y <strong>de</strong>positó<br />
ahí el preciado teso ro que tanto es fuer zo le costó.<br />
Su mujer y el viejo lo colmaron <strong>de</strong> atenciones, le<br />
curaron las heridas, le sirvieron una taza <strong>de</strong> té <strong>de</strong><br />
hojas <strong>de</strong> naranjo.<br />
Cansados y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comentar lo suce di do,<br />
se acostaron, eran las siete <strong>de</strong> la maña na cuando<br />
Pancho abrió sus ojos, le dolía el cuerpo y las<br />
heridas le infla ma ron la piel... lentamente abrió el<br />
baúl y <strong>de</strong>scubrió collares <strong>de</strong> perlas, joyas, dinero,<br />
monedas <strong>de</strong> oro y pla ta, en fin un fabuloso tesoro. Y<br />
cuentan que Pan cho, don José, doña Sara y sus hijos<br />
se fueron a vivir a los Estados Unidos para disfrutar<br />
<strong>de</strong> aquella inmen sa riqueza que les <strong>de</strong>jó la bola <strong>de</strong><br />
fuego. Aún, hoy en día hay quie nes han visto bajar<br />
<strong>de</strong> las montañas la bola <strong>de</strong> fuego, pero nadie ha<br />
tenido el valor <strong>de</strong> bus car la y atraparla.<br />
Montenegro, Jorge. Cuentos y leyendas <strong>de</strong> Hon du ras.<br />
Tegucigalpa, Litografía López, 2003.<br />
Es uno <strong>de</strong> los folcloristas hondureños más <strong>de</strong>stacados en la actualidad. Des<strong>de</strong> 1964 inició un<br />
programa radial: Cuentos y leyendas <strong>de</strong> Honduras. Dicho programa constituyó un éxito sin prece<strong>de</strong>ntes<br />
en el país. En 1973 le confirieron el título <strong>de</strong> primer folclorista diplomado <strong>de</strong>l país, honor que le fue<br />
otor ga do por el entonces Ministro <strong>de</strong> <strong>Educación</strong>, doctor Napoleón Alcerro Oliva. En 2001 recibió<br />
el Laurel <strong>de</strong> Oro, <strong>de</strong>l Mi nisterio <strong>de</strong> Cultura, Artes y Deportes. Ese mismo año, Universal Music le<br />
concedió el diploma Trayectoria Radial, en reconocimiento a su larga trayectoria en este medio y a su<br />
ardua labor en el rescate <strong>de</strong>l folclor literario hondureño.<br />
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